jueves 28 marzo
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Árbitras

Hace ya más de seis años que el Delegado Provincial del Comité Técnico Andaluz de Árbitros de Fútbol y Fútbol Sala (CTAAF), Luis Alcoba, me invitara como Coordinadora del Instituto Andaluz de la Mujer en Granada a apoyar una Campaña. Con el lema “Nosotras también somos árbitros de fútbol”, quería cumplir con el objetivo de incrementar el número de mujeres árbitras hasta la cifra de 20 en las modalidades de Fútbol y Fútbol Sala. En ese momento eran solo dos las árbitras colegiadas.

Una campaña loable, sin duda, pensada por el Comité Técnico Andaluz de Árbitros de Fútbol y que la Delegación Granadina puso en marcha de manera pionera en nuestra Comunidad. Contribuía a la obligación que, como sociedad, tienen administraciones e instituciones de hacer posible la participación y presencia de las mujeres en todos los ámbitos de la vida, también en el deporte como deportistas, entrenadoras o como en el caso que nos ocupa, árbitras.

Campaña loable sí, como loable es el desafío de mujeres que deciden ser árbitras. Desafío de adaptarse de manera positiva a situaciones adversas. Es lo que en psicología llaman resiliencia. Y es que si ser juez entre dos equipos acompañados de dos aficiones es complejo, ser mujer árbitra supone además superar la discriminación a la que se le suele someter en el terreno de juego. Comentarios lamentables, machistas, denigrantes, del tipo “vete a fregar”, “tenías que ser mujer”, “eres mujer, normal que no sepas pitar”… son desgraciadamente habituales.

Y como en otros episodios de violencia, las agresiones verbales pueden ir acompañadas también de agresiones físicas. Basta con recordar lo ocurrido en Febrero del año pasado en Granada sin tener que ir más lejos: en un partido que enfrentaba al Barrio de la Cruz y al Cijuela, la árbitra, de 18 años, acabó ingresada en el hospital tras ser agredida y sufrir varias lesiones por la familiar de un jugador. También en este caso a la agresión le acompañó, en la previa y en el post, insultos, ya no solo por esta familiar sino también por quien ocupaba la mayor responsabilidad de la directiva en uno de los equipos. Sí, se llama violencia hacia las mujeres árbitras y pensar en ello provoca indignación y hartazgo.

Es por ello que es importante no solo fomentar la participación de las mujeres en el deporte, y concretamente en el arbitraje, sino también poner en marcha medidas para actuar contra la violencia sexista en este mismo ámbito. Y eso es lo que también ha hecho la Delegación Granadina del CTAAF y en lo que también Granada fue de las primeras: aplicación de un Protocolo recomendado por la Real Federación Española de Fútbol. Un Protocolo que coordina a las Fuerzas de Seguridad del Estado y a los Comités de Arbitraje y que pone el acento en la prevención de episodios violentos contra mujeres árbitras.

Por tanto en Granada medidas para el incremento del número de mujeres árbitras colegiadas y medidas para prevenir la discriminación, han ido de la mano.

La Campaña “Nosotras también somos árbitros de fútbol” ha resultado ser efectiva y ha conseguido su objetivo. Ellas, mujeres en su mayoría muy jóvenes, son las responsables en primer lugar. Pero también, Luis Alcoba, que desde que llegó a la presidencia de la Delegación Provincial del Comité Técnico Andaluz de Árbitros de Fútbol y Fútbol Sala se propuso innovar en todas y cada una de sus decisiones. Y una de ellas, como dije, fue la de propiciar hasta conseguir la integración e inserción absoluta de las mujeres en el mundo del arbitraje.

Y así, Granada es la provincia andaluza que hoy cuenta con más mujeres arbitras: hasta 24. Podemos sentir orgullo de ello porque además la Delegación Granadina del CTAAF sigue marcándose retos con enfoque de género.

Olga Manzano
Parlamentaria andaluza de Granada por el PSOE

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