jueves 18 abril
Opinión  |   |

Bajar el agua

Durante la campaña electoral de 2019 insistía el entonces candidato Cambril (Podemos-IU) en la situación de ruina del Ayuntamiento de Granada y en la responsabilidad de los equipos de gobierno anteriores para habernos llevado a esa situación. Pero afirmaba también que esa calamitosa gestión iba más allá del enorme déficit generado o la desorbitada deuda acumulada con proveedores, también incluía la entrega del Ayuntamiento y la ciudad a su expolio por parte de las empresas concesionarias de los principales servicios municipales.

Los tres grandes contratos tienen en común su larga duración, su elevado coste anual y el desproporcionado margen de beneficios garantizados de que gozan las empresas adjudicatarias. El contrato de transporte público se prolonga hasta los 60 años. El de recogida de basura y limpieza se ha alargado hasta los 50 años y ahora, gracias a la desidia y parálisis del equipo de gobierno, se prolongará probablemente un mínimo de dos años más por no haber adoptado en su tiempo las medidas necesarias. Y el del ciclo integral del agua está atornillado por otros 50 años, hasta 2047. Un despropósito difícilmente justificable dado que esta duración va en perjuicio de la ciudad y de quienes vivimos en ella.

He comentado en otras ocasiones que las decisiones políticas están guiadas por la ideología y los programas de quienes tienen la responsabilidad de adoptarlas pero que también deben estar regidas por la sensatez, la solvencia y el interés común. Nunca la ideología debería ofuscar la búsqueda de la eficacia y la eficiencia. Desgraciadamente esto no siempre es así. Resulta paradójico que a Cambril le llamaran “comunista” cuando defendió la remunicipalización del servicio de recogida de basura y limpieza viaria y que lo hicieran precisamente quienes sistemáticamente defienden y acuerdan siempre a favor de las grandes corporaciones privadas. En un artículo anterior había reclamado echar mano de los números y no tanto de la ideología. Y en esas continúo.

En el Pleno del Ayuntamiento del mes de enero el grupo municipal de Podemos-IU presentó una moción que proponía la rebaja del recibo del agua en un 13% para todos los contratos, cualquiera que fuese el uso del suministro, doméstico, industrial, comercial… De acuerdo con los cálculos elaborados esta rebaja supondría un ahorro para los bolsillos de los granadinos de casi cinco millones de euros anuales. Comparativamente un 25% más de la cantidad de cuatro millones que ha calculado el equipo de gobierno que ahorrarían todas las medidas tributarias adoptadas o prometidas por el bipartito para afrontar la crisis económica y social derivada de la pandemia.

La propuesta, elaborada a partir de los datos suministrados por la propia empresa gestora del servicio de agua, se ha hecho tras un estudio riguroso de las magnitudes del servicio y de los beneficios de la empresa gestora. A pesar de su elevada cuantía la rebaja propuesta es más que realista, puesto no pone en riesgo en absoluto el equilibrio financiero de dicha empresa y beneficiaría significativamente a toda la población granadina, incluidos pequeños empresarios y autónomos, y a los sectores más perjudicados por la crisis, comercio y hostelería, entre otros.
Esta moción fue aprobada por el Pleno municipal con el voto en contra del PP y Ciudadanos, que tendrán que explicar porqué se oponen a algo que beneficia a la ciudad y a todos sus habitantes. Parece que entre defender los intereses de la ciudad o los de una multinacional, que se embolsa unos desproporcionados beneficios anuales, han optado por ésta última, una vez más.

Emasagra obtuvo en 2019 unos beneficios brutos de casi siete millones de euros. Y el socio privado, Hidralia (perteneciente a la multinacional francesa-Suez) obtuvo el 49% de esos beneficios más otros 6,16 millones extras derivados de la leonina cláusula del Know How, según la cual por ese “saber hacer” le corresponde, cada año, el 13% del volumen de la cifra de negocio de Emasagra. En total Hidralia obtendría un total de 8,6 millones de euros anuales, después de impuestos. No está nada mal. Parece una especie de Robin Hood al revés.

De acuerdo con las cuentas oficiales de la empresa, incluso después de la bajada de tarifas del 13%, Emasagra aún mantendría unos beneficios brutos de 2,4 millones, que no es poco. E Hidralia obtendría unos 6,5 millones de ganancias que irían para París, al bolsillo de sus accionistas.

Reitero una vez más, no se trata sólo de ideología, que también, sino de números, y estos son más que elocuentes. La propuesta del grupo municipal de Podemos-IU si peca de algo es de prudencia. Aún se podría ir más lejos.
Por tanto, sólo cabe esperar que cuando el acuerdo del pleno llegue a la Comisión de Tarifas de Emasagra los representantes municipales, todos, cumplan este acuerdo y hagan valer la mayoría que como socio mayoritario tiene el Ayuntamiento de Granada en esa empresa y se apruebe definitivamente esta bajada de tarifas en beneficio del conjunto de las personas que vivimos en Granada. Nos lo merecemos. Nos lo deben.

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Columnista
Miguel Martín Velázquez

Portavoz de Podemos Granada

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