Cambiar Andalucía para ganar Europa
Litros de tinta se vierten con el concepto “estabilidad de la macroeconomía”, sinónimo de“salir de la crisis”mejorando el sistema productivo, equilibrando el mercado, para lo que habrá que hacer una serie de reformas para el establecimiento de una política económica centrada en el ahorro del gasto público y de consumo ortodoxo, todo ello, se dice, para favorecer la creación de puestos de trabajo, en el objetivo del pleno empleo. Hasta aquí, el planteamiento parece sonar bien. Pero, una vez llevadas a la práctica esos macro conceptos, nos encontramos que la creación de empleo no es más que la instauración de malos empleos, aumentando la productividad en base a la precarización de las relaciones laborales y los salarios, abriendo y consolidando la brecha salarial existente entre géneros.
Hay que apostar, por tanto, por la creación de buenos empleos y con derechos, es lo que llamamos “un empleo digno para todas las personas”, pero también por la existencia de unos Servicios Públicos suficientes, lo que rechaza de plano, por poner un ejemplo cercano e inmediato, el modelo de fusión hospitalaria de Susana Díaz, que consigue el efecto contrario que dice, por un lado, el recorte de plantilla, convirtiendo al SAS en un modelo de precariedad laboral y de privatización parcelaria de la sanidad pública bajo el método de concertación de servicios. No se trata de solo crecer más, sino de crecer mejor, por ejemplo, una medida directa para crear empleo digno, sería generalizar que los hombres tuvieran reducción de jornada para cuidados de hijos cuya consecuencia inmediata sería mas empleo para la mujer, por tanto, no hay creación de empleo de calidad reduciendo los derechos de los trabajadores.
El ataque a los salarios ha sido brutal y perverso, generando gran desequilibrio en la demanda que tiene su epicentro en los salarios, si estos bajan, baja aquella. La economía real recibe así otro golpe desequilibrante por el creciente endeudamiento de las familias, pero también por la fuerte dependencia energética, tanto en la industria como en los servicios, siendo imprescindible, complementar con políticas orientadas a reducir aquella inferioridad, impulsando las energías renovables y un transporte menos contaminante para mejorar la competitividad .
Sin embargo, no es esta la preocupación del capitalismo, que centra su esfuerzo junto con los partidos del régimen en desmontar el Estado de Bienestar, un triunfo que empoderó a la clase trabajadora, pero inasumible para el sistema. Por eso, al estallar la crisis provocada por la especulación financiera apareciendo de la noche a la mañana miles y miles de millones de euros de deuda que se está pagando con ingentes recortes en el Sector Público que se inician en la etapa ZP (PSOE), congelando las pensiones, los salarios de los empleados públicos y borrando del mapa la inversión pública con la modificación del artículo 135 CE, tarea de poda brutalque continua muy esmeradamente el PP, al mismo tiempo que se saquean las arcas del Estado.
La situación, por tanto, exige un cambio real, profundo y democrático, lo que se podrá conseguir si primero cambia el mapa político en Andalucía, lo que posibilitará cambiar el Estado y desde aquí ganar Europa. Esto solo lo puede conseguir un movimiento ciudadano organizado y plural ajeno a la corrupción política que padecemos, expulsando a los corrompidos de las instituciones, poniendo a estas al servicio de las personas y del bien común.
Andalucía es la clave para cambiar España. Esto permitirá entablar un dialogo con los países del Sur de Europa en el objetivo de que la Unión vuelva ser el espacio de las personas.
Salvador Soler García
Colaborador de Ahora Sí
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