Crónica de un cambio anunciado
Siempre que hablamos de empoderamiento político, recuerdo este poema de Jaime Gil de Biedma: «Es sin duda el momento de pensar que el hecho de estar vivo exige algo, acaso heroicidades –o basta, simplemente, alguna humilde cosa común». Lo recuerdo porque es la versión poética de gente normal haciendo cosas extraordinarias, y es que es exactamente eso lo que queremos decir cuando hablamos de recuperar las instituciones.
Se abre una nueva campaña electoral y la posibilidad histórica de revertir unas políticas que dejaban a mucha gente atrás, a la mayoría en realidad, y tenemos entre manos la hazaña de acabar con una corrupción que algunos han convertido en un sistema de gobierno.
Es curioso que, al preguntar a los españoles, encontramos las mismas necesidades, motivaciones y ganas de cambio. Aunque el bipartidismo derroche tanta maquinaria en intentar separarnos, lo cierto es que tenemos mas puntos que nos unen que los que nos separan. Todos queremos un país para su gente, una Granada para su gente, y no para una minoría privilegiada.
Dicen que la patria se siente en el exilio, y de un tiempo a esta parte Granada vive dos exilios, el de los que se van en busca de sustento y el de los que se quedan en un país que no parece suyo, sino el de una élite privilegiada que les roba recursos y democracia. Un país de ellos, los antisistema, los radicales, los que expulsan a la gente de su hogar y de su patria. Quién nos iba a decir que en España tendríamos que exigir el cumplimiento de la Declaración de los Derechos Humanos, 67 años después de aceptarla.
Hace unas semanas celebrábamos el quinto aniversario del 15 M. Este abrió un espacio histórico en nuestro país, también en nuestra provincia. La gente salió a la calle a compartir sentires, soluciones, tal y como ya se hace en las noches veraniegas de pueblos andaluces, donde uno ocupa los bancos o saca su silla para comentar dolores y esperanzas.
Hablamos, por fin, de cosas que llevaban mucho tiempo separándonos, y ahí nos dimos cuenta de que era posible ser un nosotros, que nuestros problemas tenían una causa común, y esa causa unos responsables, que mira tú, también eran comunes.
Esa indignación se convirtió en ilusión y el sujeto colectivo que se forjó en el 15M ha tomado forma. Ya no somos islas, es el momento, la ciudadanía ha sabido recoger ese sentimiento colectivo. La historia es de los pueblos, y ofrece oportunidades en cada tiempo histórico para que reclamen su protagonismo, y este, sin duda, es el nuestro. Estoy convencida de que tenemos entre manos algo muy grande, que no solo depende de quienes estamos en las instituciones, sino de todos y todas. Estamos construyendo Pueblo, se nos presenta un reto en el que nos necesitamos, cada cual desde su espacio, para construir esta fortaleza.
Cuando me preguntan si pienso que España es un gran país, no tengo duda en la respuesta ¡Sí! Pero no por una marca, ni por una pulsera, es un gran país por su gente, que lo merece todo.
Ana Terrón
Candidata de Unidos Podemos al Congreso de los Diputados por Granada
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