jueves 25 abril
Opinión  |   |

De inteligencia artificial y de artificios sin inteligencia

Aun cuando el artículo 69.1 de la Constitución señale al Senado como la Cámara de representación territorial, lo cierto es que ni sus competencias, ni su composición ni su elección responden a las características de un órgano de representación territorial adecuado a las necesidades propias de un Estado compuesto como el español. Desde que quedó cerrado el mapa autonómico, la doctrina constitucional viene insistiendo en la necesidad de llevar a cabo una reforma de nuestra Carta Magna en la que, entre otras cosas, modifique la regulación del Senado para que pase a ser la instancia donde se articule la representación de las Comunidades Autónomas, en sintonía con la naturaleza cuasi federal del Estado Autonómico.

Y aunque el propio artículo 69 de la Constitución prevé que cada Comunidad Autónoma designará a un Senador más otro por cada millón de habitantes, lo cierto es que esta participación de las comunidades en la composición del Senado resulta insuficiente a los efectos de cumplir con el propio mandato constitucional de consolidar al Senado como autentica cámara de representación territorial.

Si a esta falta de adecuación normativa de la Constitución a la realidad política de nuestro modelo de organización territorial, se suma una práctica política poco respetuosa con la dignidad institucional del Senado, flaco favor se hace al modelo democrático y a la identificación de la ciudadanía con sus instituciones.

Y no cabe valorar de otra forma, sino como una burda instrumentalización partidista de las instituciones del Estado, el anuncio hecho por el PP de que el Sr. Feijoo ocupará un puesto de Senador por designación autonómica por parte del Parlamento gallego, tras su dimisión como Presidente de la Xunta, con el argumento que, de esta forma, el nuevo Presidente de los populares podrá confrontar con el Presidente del Gobierno y centrarse exclusivamente en la política española. Extraño artificio al que el Sr. Feijoo recurre para desarrollar su papel de líder de la derecha española, forzando una decisión del Parlamento gallego para que lo designe como representante de la Comunidad Autónoma en el Senado pero con la intención de ejercer y representar otros intereses tan legítimos como alejados de la finalidad del cargo que pasará a ocupar. Y es que una cosa es la defensa de los intereses de una comunidad autónoma desde un concreto planteamiento ideológico y partidista expresivo del pluralismo político, y otra muy diferente poner una institución del Estado al servicio de los intereses partidistas.

Escaso respeto demuestra el PP al papel del Senado como Cámara de integración de los plurales intereses de las comunidades autónomas y, por ende, escasa consideración muestra el PP al propio modelo autonómico español. Y escasa inteligencia propia, o escaso respeto a la inteligencia ajena, se demuestra al optar por este tipo de artificios que pueden provocar situaciones en las que quede en evidencia, más si cabe, el escaso compromiso del Partido Popular con el interés general.

Uno de esos posibles casos puede llegar a afectar a Granada de una forma en la que, espero, no deje indiferente ni al más pertinaz admirador del Sr. Feijoo en su recién estrenada condición de sucesor - en las formas y en el fondo- del Sr. Casado.

En el marco de un proceso de descentralización de organismos dependientes del gobierno central, Granada ha planteado su interés y disponibilidad para ser la sede de la Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial, uno de los organismos de nueva creación más interesantes de los que se proyecta ubicar fuera de Madrid. También ha mostrado su interés por la sede de esta Agencia la Xunta de Galicia. Sin entrar ahora en detallar las razones que avalan la candidatura granadina y sin desconocer que la decisión final la habrá de tomar el gobierno de la nación, a nadie se le escapa la importancia de un elevado nivel de consenso social, científico, institucional y político a la hora de que una u otra candidatura tenga más posibilidades de alzarse definitivamente con la sede de esta Agencia.

La pregunta es obvia, el PP del Sr. Feijoo que será senador por designación de la Comunidad Autónoma de Galicia para ejercer de líder de la oposición nacional, concentrado en España pero como representante de los intereses gallegos ¿apoyaría la sede granadina o la sede gallega de la Agencia Española de Inteligencia Artificial? ¿Será objeto de crítica y escarnio para el PP por boca de su Presidente, si el gobierno central se decanta, definitivamente, por Granada?

Y lo que pudiera ser más preocupante, el Sr. Bonilla, el bien mandado, ¿estará al interés de Granada y de Andalucía o se esconderá detrás de las siglas de su partido para no contrariar a su jefe gallego que está en España pero desde Galicia?

Cualquier cosa se puede esperar de quien manifiesta, sin que se le mueva un pelo del flequillo, que su estrategia electoral pasa por esconder las siglas de su partido durante la campaña electoral andaluza, en otro artificio político que da cuenta de una inteligencia muy artificial que toma decisiones sobre un algoritmo diseñado sobre la premisa de que el resto de andaluces y andaluzas carecen de inteligencia.

Por el bien de Granada, por el interés de Andalucía y por el desarrollo científico de la Inteligencia Artificial más nos vale que el Sr. Bonilla tenga poco que decir al respecto, ni respecto de nada más, tras las elecciones al parlamento andaluz.

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Columnista
Baldomero Oliver

Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada

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