De la debilidad a la resiliencia presupuestaria
¿Alguna vez han huido de la fragilidad personal? ¿Alguna vez se han mostrado más fuertes de lo que realmente son, escondiendo una parte de sí mismos? A veces, huimos de nuestra fragilidad y deseamos mostrarnos independientes y fuertes. Irrompibles. Aunque no hay nada más lejos de la realidad. Los seres humanos somos frágiles y dependientes. La fortaleza nos la dan las medidas que hemos ido adoptando colectivamente al reconocer esa fragilidad, con políticas, con instituciones, creando un contexto social que nos protege , donde somos interdependientes, donde nos cuidamos y trabajamos. Con hospitales y colegios públicos. Garantizando que nadie muera sin asistencia sanitaria; que ningún menor crezca sin acceso a la educación. Tenemos un pacto social contributivo para poder sobrevivir, para superar nuestra fragilidad individual.
El nuevo Gobierno del Ayuntamiento de Granada ha reconocido su fragilidad financiera y eso es, además de una realidad, un gesto valiente. Porque si no reconocemos la realidad no podremos afrontarla. Sabemos ahora que es difícil —no imposible— elaborar un nuevo presupuesto municipal para 2016. Esperamos que el diálogo sustituya al irresponsable monólogo precedente. Y queremos esos nuevos presupuestos porque nuestra ciudad lo merece. Hay que establecer, no obstante, una serie de requisitos para no caer de nuevo en los errores pasados.
Los protagonistas de los nuevos presupuestos municipales deben ser transparencia, participación y empoderamiento ciudadanos, empatía y economía; solo así lograremos transformar en resiliencia la debilidad financiera de estos momentos.
El empoderamiento de la ciudadanía requiere poner en el centro la transparencia en el uso del dinero público y el aumento de la participación ciudadana. Las cuentas públicas reflejan las prioridades de gobierno y tenemos derecho a conocerlas. Por este motivo, la información económica del Ayuntamiento debe estar actualizada en tiempo real y disponible en datos abiertos. Asimismo, los criterios y el proceso de selección de la bolsa de empleo municipal deben caracterizarse por su absoluta transparencia. Además, el empoderamiento no existe sin participación. Por eso, es preciso encontrar los mecanismos para que granadinas y granadinos puedan participar y tomar decisiones, una vez conocida la situación financiera municipal y las medidas planteadas.
La empatía nos permite ponernos en el lugar de los demás. Por este motivo, en los próximos presupuestos se debe proceder a una bajada de sueldos de los concejales. Necesitamos recuperar la confianza de la gente de esta ciudad mediante la implicación y el compromiso institucional, esto puede suponer un ahorro de 215.000€ anuales. Al mismo tiempo, no se recortará ni un solo euro en áreas de atención a las personas más perjudicadas por la crisis sobrevenida.
Economía significa utilizar los recursos disponibles para satisfacer las necesidades materiales de la ciudadanía. Sería económico reubicar en edificios municipales vacíos los servicios municipales ubicados en inmuebles alquilados. Sería económico remunicipalizar los servicios prestados por CLECE y EBONE, cuyos contratos acaban en 2016, para lograr un ahorro mínimo de un 15% en contratos que suponen más de 4,5 millones de euros. Al mismo tiempo se lograrían mejoras laborales para trabajadoras y trabajadores. También se podría planificar el rescate del resto de servicios municipales, como basura o transporte urbano, cuando la rescisión de contratos compense su coste. Lograríamos ahorro si se implementaran medidas de ahorro energético en el Ayuntamiento. De hecho, podríamos llegar a reducir la factura de casi 7 millones anuales en energía eléctrica en un 50%, como se ha logrado en otros lugares.
Por último, sería un ejercicio de responsabilidad política que el PP reconociera que esta situación, que se traslada a toda la ciudadanía de Granada, es consecuencia de una gestión ineficiente por parte de su equipo de Gobierno.
Carmen Lizárraga
Parlamentaria andaluza por Granada de Podemos
Popular ahora
