sábado 20 abril
Opinión  |   |

El síndrome Mañueco

El pasado día 13 de febrero, el Sr. Mañueco, al albur de determinadas encuestas elaboradas por medios aduladores y afines se convocaron elecciones anticipadas en Castilla – León, bajo la justificación de evitar una moción de censura que contaba con el respaldo de sus socios naranjas en el gobierno a los que tildó de traidores y desleales. Sin embargo, los resultados debilitaron sobremanera al partido popular que, se echaron en manos de los fascistas de VOX, a los que dieron entrada en el gobierno autonómico, cuyo vicepresidente, en su primer discurso, subrayó que tenía como objetivo acabar con el estado autonómico, o sea, derogar el título octavo Constitución española, precisamente, uno de los pilares que la hicieron posible, además de ser esencial para la convivencia democrática.

Después de desojar la margarita y haciéndose de nuevo eco de esas encuestas elaborados por los mismos medios consonantes y los lisonjeros de su entorno, el Sr. Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, adelantó al 19 de junio las elecciones en Andalucía, en contra del compromiso de agotar el mandato que él mismo se marcó hace tres años y medio, desoyendo a sus socios de gobierno. La excusa ahora es porque así tendrá tiempo suficiente para diseñar unos Presupuestos.

Iniciada la campaña electoral, el ahora candidato del partido popular no descarta que puedan repetirse las elecciones en Andalucía si no consigue una mayoría suficiente para gobernar. Es por ello, que hace un llamamiento a la ciudadanía andaluza para que, según dice, reflexionen seriamente sobre qué gobierno quieren, debiendo elegir entre la opción liberal de centro que él representa o en el modelo de Frankenstein de las izquierdas, añadiendo que “el Gobierno de Andalucía será para todos los andaluces, voten lo que voten, y cumpliendo el Estatuto de Autonomía completo”, siendo su objetivo irrenunciable gobernar en solitario.

A la vista de las declaraciones del Sr. Moreno, podemos convenir que lo ha invadido el síndrome del Sr. Mañueco, por tanto, que es consciente, de que se ha equivocado al adelantar las elecciones y que los resultados, en el caso de que obtenga el mayor número de votos, si quiere seguir en el poder, solo será posible si lo hace con los fascistas de VOX, es decir, que tendrá que conformar con estos un gobierno Frankenstein, en el que, al igual que el Sr. Mañueco, deberá desdecirse de todo lo dicho y poner en solfa el Estatuto de Autonomía de Andalucía y gobernar con una formación amiga de Putin, euroescéptica, negacionista de la violencia machista y del cambio climático.

No obstante, por si acaso hay que desdecirse, define a la formación fascista como un partido democrático y constitucionalista, motivo por el que le “merece respeto y consideración” y, para cuadrar el círculo, afirma que defiende la unidad de la nación española, pero que esta es plural y que valora como muy positiva la experiencia de gobierno con Ciudadanos y que le gustaría contar con personas de este partido en su Gobierno.

No se le puede pedir más al Sr. Moreno, siempre acierta, pues su razonamiento es como la del hombre del tiempo que no se atreve a formular un pronóstico y ante la incertidumbre de los datos dice que para mañana es posible que salga el sol, pero que luego puede nublarse o llover, que la temperatura puede oscilar entre calurosa o fría, que también puede o no correr viento o nevar, pero si es que sí, antes que después, puede calmarse y finalmente lucir de nuevo el sol, pero que nada es seguro por la inseguridad de los datos y no se puede olvidar de que se trata de una previsión.

La incertidumbre asola al Sr. Moreno, el síndrome Mañueco le sobrevuela, él mismo se ve atrapado en su propia conjetura y se mete en una espiral de la que es imposible salir sin incurrir en graves contradicciones, llevando a su propio partido a un escenario de imprevisible resultado. Puede pasar cualquier cosa. Pero de algo estoy convencido, Andalucía no se va a pegar un tiro en el pie y no puede apoyar que el fascismo vuelva a nuestra Comunidad, en lo que están colaborando determinados poderes económicos y sus medios de comunicación, esto es, trabajando a favor de volver a entrar en el túnel, del que ya salimos un 4 de diciembre de 1977 y que ratificamos en referéndum el 28 de febrero de 1980, cuyo mensaje democrático no dejó duda: Andalucía como la primera.

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Columnista
Salvador Soler

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