jueves 28 marzo
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El tren de las 3.10

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Así se titulan sendos western de 1957 y 2007. Y aproximadamente a esa hora (pm) tenía su salida el tren que utilizaba en mis desplazamientos a Granada en mi época de estudiante. Desgraciadamente más que una historia se trata ya de una pesadilla lo que Granada viene sufriendo en torno a un ferrocarril que cuenta con 150 años de existencia.

Va para 20 años que PP y el PSOE se enzarzaron en una carrera disparatada en torno al AVE, que si una vía, que si dos… Zapatero prometió que vendría a Granada en AVE para 2007. Ana Pastor que para antes de fin del año pasado. A aquel lo enviaron a su casa, a ésta la ascendieron a presidenta del Congreso (y con los votos de algunos diputados de Granada).

Estamos acostumbrados los granadinos a que nos prometan el oro y el moro y luego nos dejen para los últimos. Claro que no es que seamos tan ingenuos como para creernos todos los cuentos, más bien se trata de que dentro de nuestro escepticismo nos inclinamos hacia la apatía o la resignación. Cierto que con clamorosas excepciones, algunas tan recientes como las recientes movilizaciones en defensa de la salud y el tren.

El disparatado diseño del ferrocarril en España ha llevado a la paradoja de que seamos el segundo país, después de la gigante China, en kilómetros de AVE y los últimos en número de viajeros por kilómetro. Resulta increíble pensar que ese diseño obedezca a sesudos estudios previos de necesidad o viabilidad y más bien parece producto de una huida hacia adelante amparada en las diversas burbujas que nos atraparon, un verdadero espejismo del que ahora hemos despertado asombrados por tanto despilfarro.

Uno de los coletazos de tanto disparate lo estamos sufriendo los granadinos con el tren. Se nos vendió el AVE como el paradigma de la modernidad y el progreso para nuestra provincia y en ese altar se sacrificó al resto del ferrocarril. Nadie echó cuentas de que éste debía incluir también las mercancías, las cercanías, la media distancia… el Corredor Mediterráneo.

Muchos años y cientos de millones de euros después nos encontramos con que ni ha llegado el AVE ni nadie había previsto el resto de servicios del ferrocarril. Y nos prometen una chapuza de aliño, hacer pasar el AVE sobre raíles del siglo XIX. Y lo venden como una gran solución. En tres meses estaría terminada la obra. En cambio, tras año y medio de obras paralizadas, ni tenemos AVE, ni tenemos tren. ¿Se pueden hacer peor las cosas?. Me temo que sí.

Ahora nos vienen a contar, como si hubiesen descubierto la pólvora, que las obras (ya más caras) se reanudan y se terminarán en un año más, lo que significa casi tres años sin tren para hacer la chapuza que se prometió se haría en tres meses. Y para calmarnos nos prometen que estudiarán una posible solución futura para la variante de Loja y para el futuro soterramiento en la entrada a Granada.

Pero ni con la mayor ingenuidad es posible creerse que no habiendo dinero para acabar de forma decente la obra lo vaya a haber para terminar la chapuza y luego levantarla (y cortar de nuevo el ferrocarril) para hacerla bien. Es de temer que sea la enésima milonga en torno al tren.

Si de chapuzas se trata sería preferible que de verdad se haga temporal. Tráigase el tren hasta la entrada de Granada, a un apeadero provisional, y cuando se pueda termínese la obra en condiciones, con la vía soterrada y una estación digna de una ciudad como Granada. Porque ya estamos demasiado escarmentados de todo lo que en España se hace como provisional y luego acaba durando siglos.

Miguel Martín Velázquez
Colaborador de Ahora Sí

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