¿Estabilidad?
Hace unos años escuché a Juan Carlos Monedero que hablando sobre el 15M decía una frase sugerente: “nos dijeron o yo o el caos, pero nos dimos cuenta de que el caos eran ellos”. Ha venido a mi memoria a raíz de los argumentos de Rajoy para aferrarse al poder a pesar de la demoledora sentencia del caso Gürtel. Nos amenaza con que si triunfara la moción de censura poco más o menos que vendría la hecatombe.
Apela Rajoy y el PP a que un cambio de gobierno traerá la inestabilidad política y económica y que eso sería una catástrofe para España. “Yo o el caos”.
Pienso en el rosario de escandalos que venimos recibiendo en los últimos años y la esclarecedora sentencia por la enésima trama de corrupción. Añado todos los recortes de derechos y libertades que han acometido durante su gobierno. Y concluyo que sin duda Rajoy y el PP son el caos.
También viene a mi mente una frase del escritor suizo Friedrich Dürrenmatt que decía “tristes tiempos estos en los que hay que luchar por lo que es evidente”. Y es obvio que en cualquier país democrático normal Rajoy debería haber dimitido y abandonado la política hace ya bastantes años. Y el PP habría desaparecido como partido o como mínimo se habría visto obligado a refundarse.
Cuando se comenzó a destapar el rosario de gravísimas tramas de corrupción el PP optó por defenderse alegando que eran casos aislados y se aferraba a la presunción de inocencia. Como quiera que, a pesar de todo, en sucesivos procesos electorales el PP no sufría castigo electoral, el partido y Rajoy optaron por no asumir responsabilidades ni corregir nada.
Pero las gotas acaban por llenar el vaso. En las últimas elecciones generales el deterioro electoral del PP fue ya significativo. Solo la mayor pérdida de votos de sus adversarios o el miedo en un sector de la población a la irrupción de nuevos partidos le permitió conservar el poder. Pero la sentencia por la trama Gürtel ha supuesto un salto cualitativo esencial. Nada dice la sentencia que no se supiera ya. Pero ahora ya lo ratifican los jueces. A pesar de todas las trampas y maniobras que desde el poder se han intentado la sentencia es devastadora y coloca al PP y a Rajoy ante todos sus desnudos. Y provoca el abandono de todos sus socios coyunturales.
El no haber reaccionado en su momento, confiando en su impunidad, hace que el estallido sea más destructivo. Tras una larga vida política puede que Rajoy sea recordado por los “hilillos de plastilina” con que se refería a la mayor catástrofe ecológica sufrida en España y por ser el presidente del partido de la corrupción.
Tras la moción de censura lo más probable es que vayamos a elecciones anticipadas. Lógicamente eso supondrá cierta inestabilidad política, al menos por un tiempo. Pero ahora mismo no cabe más inestabilidad que este lodazal y esta desafección hacia el gobierno y también hacia algunas de las principales instituciones del Estado.
Los poderes económicos, que hasta ahora habían apuntalado a Rajoy, parecen apostar claramente por un anticipo electoral y por la sustitución en sus preferencias del PP por un ultraliberal Ciudadanos. El 26 de mayo el diario Expansión se hacía eco de una nota del banco británico Barclays en la que tranquilizaba a los inversores anunciando que en España habría elecciones anticipadas y un nuevo gobierno de Ciudadanos con el PSOE, o con el PP (ya sin Rajoy), con nuevas reformas y una legislatura más estable. Y hacía referencia también a la opinión de la consultora Capital Economics que consideraba que unos comicios anticipados “podrían ser buenos para España” y apostaba también por un futuro gobierno de Ciudadanos y el PSOE.
Es tiempo de crisis política. A la que se une la crisis social derivada del aumento exponencial de la desigualdad social en España. Para afrontarlas se necesitarán osadía, sensatez y liderazgos políticos que piensen en el beneficio de la mayoría social más que en los pequeños intereses particulares de cada partido o en el lucro de los grandes poderes económicos.
Miguel Martín Velázquez
Colaborador de Ahora Sí
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