Game over
O ‘¡Se acabó!’, como cantaba María Jiménez, para que nos entendamos. La andadura del Granada CF llegó a su fin el pasado domingo en Los Campos de Sport de El Sardinero, y lo hizo convirtiendo esa última parada en un epílogo que resume a la perfección lo que ha sido esta temporada para el club. Un equipo que, en realidad, casi nunca lo fue. Con una sucesión de errores que terminaban convirtiéndose en regalos al rival, muchos de ellos impropios de la categoría, pero que se convirtieron en rutina durante estos meses.
Y es que el Granada CF no perdió el tren del ascenso en la Jornada 42. La verdad es que, en casi ningún momento de la temporada, fue merecedor de codearse con los de arriba, como ha dejado claro la clasificación. La temporada finaliza con el equipo a 4 puntos de los puestos de playoff, por detrás de seis conjuntos que, honestamente, lo han merecido más que nosotros. No hay mucha más tela que cortar. Un proyecto serio, estructurado, con apuestas de futuro y decisiones meditadas no te garantiza el éxito, pero sí te acerca a él. Al menos, no te aleja tanto como lo hace la elección de un entrenador totalmente neófito en la categoría. ¿Se ha perdido la oportunidad de ascender solo por eso? No, la verdad es que no. Ha sido una más entre tantas decisiones que han contribuido al colapso final, fruto de muchas cosas mal hechas.
El director general del club, Alfredo García Amado, dejó entrever el día de la presentación de Pacheta que habrá balance de la temporada una vez finalizada. Espero que ese análisis no se postergue demasiado, al igual que no deberían hacerlo las obras de la Ciudad Deportiva o la inversión en el estadio. De lo contrario, podría pensarse que todo quedó en palabras vacías, huecas, huérfanas de compromiso. Como lo fue el comunicado lanzado por el club un par de horas después del batacazo en El Sardinero. Dudo que ese comunicado lo haya redactado una inteligencia artificial, pero resulta tan insustancial, tan desconectado de la realidad del aficionado, que bien podría confundirse con una creación de ChatGPT. Y ya que estamos, que ese balance sirva para tomar decisiones de verdad, no para intentar contentar al abonado que, en poco más de un mes, tendrá que volver a pasar por caja.
Y maldita la casualidad: este fracaso llega justo cuando se cumplen tres años del aterrizaje de Alfredo García Amado en la dirección general del club, respaldado por Javier Aranguren y Sophia Yang. Tiempo suficiente para hacer balance. La realidad es que recibió un club con muchos activos jóvenes, heredados de la anterior dirección, que se pudieron vender bien y generaron réditos económicos. Tres años después, casi 1.100 días, el Granada CF sigue en la misma categoría que cuando él llegó, pero con el hándicap de tener que vender para cuadrar cuentas y cumplir con el fair play financiero. Y con unos activos mucho menos atractivos, sobre los que probablemente no se podrá obtener el mismo beneficio. Más aún cuando los clubes saben que el Granada necesita vender.
Tampoco contará con el oxígeno económico que proporciona el grueso de la ayuda por descenso. La última vez que ocurrió esto, hubo recortes en varios departamentos del club y no todos los jugadores pudieron ser inscritos antes de la primera jornada. Aviso a navegantes. Además, este trienio deja al filial una división por debajo de la que ocupaba cuando él llegó, y solo el equipo femenino ha mejorado su trayectoria, quizás por estar más alejado de las decisiones deportivas del consejo de administración.
Y todo esto, pese a decisiones muy cuestionables que, aunque haya pasado un año, no está de más seguir recordando. En cualquier empresa, un balance como este pondría en entredicho la continuidad del consejo de administración. No parece que ese sea el caso en el Granada CF, intervenido judicialmente de forma indirecta desde Luxemburgo. Solo si el futuro del activo financiero que representa el club se viera amenazado, podría cambiar el panorama. Así pues, cabe preguntarse: cuando Alfredo García Amado haga balance de estos tres años, ¿será verdaderamente autocrítico con su gestión o volverá a achacar todo a los caprichos de la pelota? Ahora que ha aparecido en pantalla el temido “Game Over”, ¿se considerará merecedor de una partida más?