martes 19 marzo
Opinión  |   |

Granada Educa

Todas nuestras decisiones y comportamientos están impregnados de ideología. En estos tiempos del Covid-19 se dice que no es momento de partidismos y sí de dejar la ideología a un lado para el beneficio de las personas. Sin embargo, priorizar en la salud, apostar por el ingreso mínimo vital, rescatar a las personas más vulnerables, no dejar a nadie detrás, invertir en educación o en servicios sociales, son las señas de identidad de unos partidos políticos que nada tienen que ver con las de otros.

Lo podemos ver claramente en Granada. Luis Salvador y César Díaz están penalizando a quienes peor lo están pasando en la ciudad. Ciudadanos, el partido que no era de derechas ni de izquierdas, ni machista ni feminista, ni de lo mismo ni de todo lo contrario, está demostrando que su acción política está alineada con las derechas. Su verdadera posición está con el PP y VOX. Son socios naturales para defender su causa, que no es otra que la de proteger sus privilegios a costa del perjuicio de buena parte de la ciudadanía que está, en algunos casos, en una situación extrema.

Un ejemplo lo tenemos en la decisión de subir las cuotas en las escuelas infantiles del Patronato Granada Educa. Es lo que han decidido el alcalde de Granada y el aspirante, Salvador y Díaz respectivamente, con el apoyo de la extrema derecha. Seguro que son conocedores de que la escolarización de los cero a los seis años, según algunos estudios de reconocido prestigio, tiene consecuencias positivas en los rendimientos escolares futuros. Eso de que todas las familias, también las más vulnerables, tengan acceso a una educación integral de calidad no lo llevan bien. Nunca lo han llevado. ¿Cómo que todas las familias? Esto supondría que, en el futuro, habría más competidores para optar a puestos de trabajo cualificados históricamente reservados para los suyos. ¿Cómo va a ser eso? Esto de la igualdad, la equidad o la inclusión es cosa de rojos y no lo van a permitir. La educación debe seleccionar, elegir a quienes valen, pueden y tienen, y excluir a quienes no. Esto que parecía estar superado vuelve a estar sobre la mesa.

En pleno siglo XXI quedan muchos retos por delante para avanzar y no involucionar. Una de las grandes apuestas educativas del actual Gobierno de España pasa por universalizar la etapa educativa 0-6 años y, más concretamente, la etapa 0-3. El sentido, al contrario de lo que muchas y muchos puedan pensar, no está en favorecer la conciliación laboral de las madres y de los padres (que también), sino en darle un auténtico sentido educativo y social que garantice éxitos escolares presentes y futuros, y minimice la desigualdad aún existente para conseguir una sociedad más justa. Universalizar la educación reduce la brecha social y minimiza las desigualdades existentes entre pobres y ricos.

Para ello, el papel de las administraciones es clave. La apuesta ha de conjugar la reducción de las desigualdades económicas y sociales más patentes, si cabe, en el confinamiento que nos ha tocado vivir, con un modelo educativo que garantice lo éxitos escolares sin distinción de clase. Están, por tanto, quienes optan por incluir y garantizar los derechos y oportunidades para que las familias, independientemente de sus ingresos económicos, puedan acceder a la educación infantil; y están quienes la consideran un privilegio reservado para unos pocos.

Ciudadanos, PP y VOX han optado por la vía del privilegio en Granada. Siguen la hoja de ruta diseñada por Juanma Moreno y Javier Imbroda. Lo han hecho posible aumentando la cuota a las familias para que el copago permita la selección entre quienes pueden y quienes no. Consideran que para acceder a la etapa 0-3 hay que pagar. Así seleccionan. En Granada, una familia que antes no pagaba cuota alguna por sus escasos ingresos, para el próximo curso pagará hasta 111 euros mensuales. Según el tramo de ingresos anuales, las subidas oscilarán entre el 180% y el 240% más, hasta una cantidad máxima de 320 euros mensuales. Por cierto, las familias que solicitaron alguno de los cuatro centros, desconocían este as que el Ayuntamiento de Granada tenía guardado bajo la manga para el curso 20-21. Absoluta insensibilidad, más aún, en la era del Covid. El Gobierno de España aporta 2 millones de euros a la educación pública y Luis Salvador sube las cuotas a las familias, ¡qué diferencia!

El grupo municipal socialista estará enfrente. Ya lo estuvo en el Consejo de patronos y lo va a estar mientras Luis Salvador y compañía mantengan la propuesta de cuotas aprobada en el Consejo celebrado la pasada semana. Granada ha de ser referente en la inclusión educativa y la universalización de la educación infantil, evitando cualquier opción que aumente desigualdades y privilegios. Este debería ser el horizonte de un equipo de gobierno a la altura de lo que la ciudadanía granadina merecemos.

Este jueves hay que apoyar la concentración en la Plaza del Carmen. Los derechos sociales y la educación en la ciudad están en juego. También la muy valorada red de centros infantiles de la Fundación Granada Educa, estandarte de la inclusión educativa y ampliamente reconocida por sus prácticas educativas de éxito. Su pedagogía basada en la experimentación, el aprendizaje basado en proyectos, la convivencia, los ambientes de aprendizaje, la sostenibilidad o la autonomía (grandes activos para reducir la brecha social y educativa), estaría reservada para una élite granadina solo al alcance de quienes más tienen. Allí estaremos para que Granada Educa siga siendo uno de los orgullos de nuestra ciudad.

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Columnista
Jacobo Calvo

Secretario de Organización del PSOE de Granada capital y docente

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