lunes 17 febrero
Opinión  |   |

'Hacer la goma' y el riesgo de desfondarse

Seguro que quienes lean este artículo y estén familiarizados con el mundo del ciclismo conocen el significado de la expresión “hacer la goma”. En el argot ciclista, se utiliza para describir la acción de un corredor que, por falta de cualidades o de condición física, no logra mantener de forma constante el ritmo del grupo. En su esfuerzo por no perder de vista a los que van por delante, el ciclista se descuelga en los momentos de mayor exigencia y aprovecha los descensos de ritmo para recuperar terreno.

Algo similar le ocurre al Granada CF de Fran Escribá. Cuando parece que puede consolidarse como aspirante a las posiciones altas, el equipo desfallece y pierde comba con los líderes. Sin embargo, no llega a descolgarse del todo y, cuando parece alejarse demasiado, realiza un esfuerzo extra para recortar distancias. Tras asomarse al ascenso directo con la victoria en El Molinón, encadenó dos tropiezos ante Cádiz y Almería. Se redimió con un triunfo autoritario frente a un Racing que ha perdido fuelle, pero volvió a decepcionar fuera de casa con una derrota en Oviedo. A pesar de la igualdad que quiso ver Escribá en rueda de prensa, lo cierto es que fue una derrota merecida por los errores de bulto cometidos.

El equipo ha entrado en una montaña rusa de la que no encuentra salida, sin continuidad en su juego ni en los resultados. No logra sumar dos jornadas consecutivas puntuando desde que venció a Eldense y Sporting. Es cierto que, en esta Segunda División que siempre parece interminable, resulta complicado ver equipos con un rendimiento constante a lo largo de la competición. Un ejemplo claro es el mencionado Racing, que tras ser prácticamente dado por ascendido en noviembre, lleva cuatro partidos sin ganar, sumando solo un punto de los últimos doce. Los cántabros tienen la ventaja de haber acumulado puntos suficientes en su buena racha anterior, lo que les permite conservar el liderato, aunque con un margen cada vez más estrecho.

Ni Escribá ni su plantilla han conseguido, más allá de aquella racha inicial de victorias cuando tomó el mando del equipo, encontrar la continuidad necesaria para asentarse en las posiciones de ascenso directo o, al menos, en las de playoff, del que actualmente están fuera. A lo largo de las jornadas, algunos defectos del equipo, la mayoría visibles desde el inicio de la temporada, se han agudizado. Las lesiones de jugadores clave, como Boyé, y el bajo rendimiento en otras posiciones como los extremos están dejando en evidencia una preocupante falta de confianza del técnico en los jugadores que deben agitar los partidos desde el banquillo.

En su presentación, el entrenador valenciano aseguró que tenía una muy buena plantilla a su disposición, algo que repitió en alguna rueda de prensa posterior. No sé si sigue pensándolo o si transmite ese mismo mensaje a la Dirección Deportiva, pero su tardanza a la hora de hacer cambios —y el hecho de que, en ocasiones, haya dejado sustituciones sin realizar— hace evidente que quizás esas palabras son más que un mantra al que agarrarse que un pensamiento real. Desconozco si el Granada CF recuperará finalmente el oxígeno necesario para engancharse al grupo de aspirantes a la gloria al final de temporada. Lo que está claro es que, si continúa con estos vaivenes, corre el riesgo de acabar desfondado y perder definitivamente el ritmo de los de arriba. Y cuidado, no vaya a sufrir calambres en las piernas y termine bajándose de la bicicleta antes de tiempo.

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Columnista
José David Collina

Abonado del Granada CF y creador de contenido en Puerta Nueve

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