miércoles 24 abril
Opinión  |   |

Homenaje a Ana Orantes

Granada le va a dedicar a Ana Orantes uno de los jardines del entorno del Paseo del Salón como lugar para su recuerdo en el que habrá, además, una estatua como símbolo y homenaje a esta granadina asesinada de manos de su marido, hace más de dos décadas.

Corría el mes de diciembre de 1997. En Andalucía, era prácticamente de obligado cumplimento compartir la sobremesa con Canal Sur y el programa “De tarde en tarde”. Un 9 de diciembre presentaron a Ana Orantes. De manera inesperada quedamos perplejos escuchando su testimonio. Aún era una época en la que la violencia machista estaba oculta, en muchos casos todavía se justificaba y se asumía como merecida e, incluso, seguía formando parte de los patrones de comportamiento masculino a reproducir entre los jóvenes.

Llegó el 17 de diciembre, trece días después, y no dábamos crédito a lo que escuchábamos por televisión. La señora de la tele, la de Canal Sur, la que estuvo en el programa de Irma Soriano, había sido asesinada por su marido. No fue de cualquier manera. Fue premeditado, preparando un líquido combustible que arrojó sobre su cuerpo para que, con mechero en mano, el fuego se hiciera dueño de su vida.

El jardín que Granada dedicará a perpetuar la memoria y al recuerdo de Ana Orantes debe hacernos presente este brutal asesinato que, lejos de amedrentar, ha de poner en valor su valentía, la que muchas mujeres deseaban y soñaban, pero que sus miedos paralizaban. Ella dio el paso que provocó en España un antes y un después. Este lugar ha de convertirse en un espacio para la reflexión de quienes lo visiten, ha de trasladarnos al sentimiento de impotencia y de dolor que vivimos en aquellas dos tardes. Debe hacernos presente que muchas mujeres, aún hoy, comparten su vida con esta cruda realidad.

Este jardín nos ha de recordar que Ana Orantes es una de las cientos de mujeres asesinadas a manos de sus parejas y nos debe evocar la tortura que viven diariamente miles de mujeres maltratadas con la misma precisión descrita por Ana en su testimonio. También que ella cambió la historia. Ella introdujo en nuestras casas las miserias de la violencia machista. Lo hizo sin pedir permiso, sin esperarla, sin saber a qué, como lo suele hacer en la casa de miles de mujeres cada día. Lo vivimos de cerca, sentimos el latigazo de una bofetada, el dolor de una llamarada, la humillación de un grito, el menosprecio del más fuerte. Lo invisible se hizo visible. Fue la llamada de atención definitiva a quienes eran cómplices de esa realidad, también a los medios de comunicación y, sobre todo, a quienes legislaban. Ella cambió la historia porque su terrible asesinato abrió mentes, cambió leyes y aglutinó sensibilidades en contra de la violencia de género. Fue el impulso que muchas mujeres necesitaban para dar el paso al frente y decir “basta ya”.

En Granada, en los jardines del Paseo del Salón, diremos cada día “basta ya”. Diremos “gracias Ana”, porque muchos hombres, jóvenes y no tan jóvenes, terminamos de abrir los ojos. Fue la clase magistral que nunca se había dado en las escuelas hasta ese momento, más allá de aquel profesor o, sobre todo, de aquella profesora que se atrevía a salir de lo que el libro de texto decía, para darnos lecciones de vida. Diremos “gracias Ana” porque en España se empezó a hablar de feminismo sin complejos, de techos de cristal, de violencia machista, de visibilidad de la mujer o de leyes de igualdad. Será un lugar en el que no solo le rendiremos homenaje sino que será el símbolo y el lugar que represente, en nuestra ciudad, la lucha contra la violencia de género.

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Columnista
Jacobo Calvo

Secretario de Organización del PSOE de Granada capital y docente

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