viernes 29 marzo
Opinión  |   |

Igualdad real o igualdad en la realidad

Igualdad. La RAE define esta palabra tan llevada y traída últimamente en su tercera acepción como: “principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones”. En la práctica podemos decir que existen tantas definiciones diferentes de este concepto como personas y sensibilidades distintas hay, aunque en lo que creo que podríamos coincidir la mayoría es en que hay mucho por hacer aún. Pese a todo, también podemos decir con satisfacción que se han conseguido tantas cosas…

La realidad social, así como la política, están en continuo cambio y evolución, pero el éxito estriba en conseguir adaptar esa evolución a las necesidades reales de la población. Atrás quedo el tiempo en el que Margarita Nelken, Clara Campoamor y Victoria Kent tuvieron un destacado protagonismo en el debate sobre la concesión del derecho al voto a las mujeres. O cuando Concepción Arenal tuvo que hacerse pasar por hombre para poder estudiar medicina. Hoy en día las necesidades son otras, es otra realidad, y el partido Ciudadanos nació para dar soluciones reales a esos problemas reales, con la firme convicción de que la igualdad real entre mujeres y hombres se logra con políticas públicas que corrijan los problemas estructurales que causan la desigualdad y no con eslóganes.

¿Cuáles son esos logros? ¿Qué cambios necesitamos conseguir en nuestra sociedad en la actualidad y que gracias a Ciudadanos están empezando a ser una realidad? Llegar a conseguir una corresponsabilidad parental igualitaria, contribuyendo así a la conciliación familiar y disminuyendo la brecha salarial entre hombres y mujeres, con medidas como el aumento en dos semanas de los permisos de paternidad, que las madres autónomas no tengan que pagar las cuotas de la Seguridad Social durante su permiso por maternidad si permanecen en su actividad o una tarifa plana de 50 euros durante los primeros 12 meses para las madres autónomas que se reincorporen en los dos años siguientes. Además de ayudas anuales de 1.000 euros por hijo para las escuelas infantiles de 0 a 3 años, así como el impulso del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, entre muchas otras.

Pero para trabajar en pro de una Igualdad que se vea reflejada en nuestro día a día no es necesario ser diputado nacional, ni concejal, ni tan siquiera simpatizar con ningún partido político. Todas y todos tenemos mucho que aportar, desde los jueces a la hora de dictar una sentencia, hasta cada uno de nosotros en su ámbito más personal y privado y, en especial, a través de nuestros menores, que son el futuro de este país.

Estamos más cerca de la igualdad que buscamos cuando nuestra hija nos pide que le compremos un balón de fútbol y nosotros NO le decimos “eso es cosa de niños”, o cuando nuestra hija nos dice que quiere hacer kárate y nosotros NO le decimos, “eso es para brutos”, o cuando nuestro hijo decide hacer ballet, y nosotros le apoyamos y NO le decimos que bailar es de nenazas. Hay que tener muy claro que papá NO ayuda a mamá en casa, sino que papá y mamá comparten las tareas del hogar.

La igualdad real quedará mucho más cerca cuando, en una entrevista de trabajo, dejen de preguntarnos si tenemos hijos o si pensamos tenerlos.

La búsqueda de la igualdad será realmente efectiva cuando consigamos aunar, en un tándem perfecto, las políticas públicas y la tendencia de la sociedad hacia un mismo objetivo. Porque no conseguiremos nada únicamente gritando, mostrando pancartas y saliendo a la calle indignadas ni, por supuesto, excluyendo de esta lucha al hombre, a quien debemos tener como nuestro aliado y no como nuestro enemigo.

Nadie debe patrimonializar la lucha por la igualdad, unidos siempre seremos más fuertes.

Ruth Martos Valverde
Licenciada en Psicología y graduada en Criminología

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