miércoles 24 abril
Opinión  |   |

La Granada de dos velocidades

Granada va a dos velocidades, por un lado se abren rápido casinos y mega centros comerciales, aparecen las VTC sin permiso, desaparecen nefastos servicios de bicicletas que se llevaron nuestros datos y nos dejaron una amarga sensación de fracaso, el comercio de barrio languidece mientras que la contaminación aumenta. También las condenas contra Spiriman, que en un sistema judicial saturado encuentran el hueco preciso para ver la luz. Todo esto marcha a la velocidad del rayo. Parpadeas y te pierdes el siguiente acontecimiento. Luego hay otra: la del aislamiento ferroviario, la de casos de corrupción acumulados en los juzgados, la de la regulación del turismo y la movilidad. Esto, sin embargo, no acaba nunca. Se prolonga años y años (una década en el caso del metro) sin mejoras ni avances.

Con esta dualidad, hemos hecho un viaje al futuro, ese futuro de cartón piedra que pretende Sebastián Pérez con la ayuda inestimable del partido socialista. En esa ciudad - parque temático se contempla el turismo como único modelo de negocio para la ciudad. Pero un turismo muy concreto: el turismo de masas o depredador. El turismo del Nevada, un centro comercial en mitad de nuestra Vega, cuyo propietario no solo no pagó las consecuencias legales del desastre ―por negligencias de la Junta de Andalucía―, sino que recibió 168 millones de euros de dinero público, de nuestro dinero. Los turistas aprovechan un rato libre y, ya que tienen una parada del metro en la puerta del centro comercial, se van con un bocadillo a ver la Alhambra, que supera su aforo. En el trayecto ven decenas de negocios de barrios quebrados porque no hay población ni trabajo que soporte la competencia de los grandes centros comerciales. No quieren estar mucho tiempo en la ciudad, porque la contaminación es insoportable, ya que la autovía sigue colapsada debido a que la gente solo se puede mover en coche por el área metropolitana. Luego, por la noche, se marchan al casino, construido y autorizado de manera exprés, en coche por supuesto. Desde lo alto de Monachil, se puede ver cómo las carreteras y las construcciones continúan invadiendo la Vega más fértil del sur de Europa. El paro sigue aumentando en Granada, donde los jóvenes se marchan fuera a buscar viviendas asequibles porque los apartamentos turísticos han elevado los precios hasta límites que sus salarios mínimos no les permiten acceder. Mucho menos, formar una familia.

Afortunadamente, este solo es uno de los futuros posibles. Hay otro futuro que pasa por diseñar un plan general de Ordenación urbana que limite y especifique los usos y la ciudad que queremos. Una ciudad con un río Genil naturalizado, es decir, como debería estar. Los turistas también están presentes, pero pagan gustosamente una tasa turística para mejorar las comodidades de la ciudad. No solo visitan la Alhambra: pasan varios días recorriendo calles y barrios limpios, con una oferta comercial y cultural que convive con los vecinos y vecinas. Los niños tienen espacios libres para jugar y, gracias a la restricción del tráfico, respiran mucho mejor. Además, les encanta almorzar en los comedores del colegio porque están gestionados por cooperativas que elaboran la comida con productos frescos de la Vega. Antiguos gestores públicos han sido condenados por el Tribunal de Cuentas o por tribunales de justicia a devolver lo robado, y los servicios públicos remunicipalizados han contribuido a sanear unas cuentas del ayuntamiento tras décadas en números rojos.

Por cierto, el Granada CF ha vuelto a primera y está en puestos de la Europa League. La alcaldesa va de cuando en cuando al Nuevo Los Cármenes, pero no al palco, sino a su plaza de abonada. Fue al estadio en bici.

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Columnista
Cecilio Sánchez Hita

Miembro de la Mesa de Coordinación de Vamos Granada

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