viernes 29 marzo
Opinión  |   |

La nueva demografía en España, un nuevo reto para la sostenibilidad de nuestro sistema de salud y bienestar

En septiembre de 2015, la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó la Agenda 2030, que incluye 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) firmados por cerca de 200 países entre los que se encuentra España, siendo el número 3 el dedicado a la Salud y el Bienestar; objetivos que nos obligan a mejorar el modelo de sociedad actual avanzando hacia la inclusión, la igualdad, la sostenibilidad y la diversidad.

El cambio demográfico de mayor influencia sobre el sistema sanitario en los últimos años ha sido el envejecimiento de la población, resultado de una esperanza de vida más larga y de la disminución de la natalidad. El envejecimiento progresivo de la población ha tenido como resultado un aumento de las enfermedades crónicas; crecimiento que se debe tanto a los avances socioeconómicos como a las innovaciones técnicas y las mejoras en el sistema de salud, cuya consecuencia ha desencadenado en una mayor esperanza de vida. El envejecimiento implica un incremento de la prevalencia de enfermedades crónicas que se va a traducir en un aumento de demanda de atención sanitaria y, por tanto, en un incremento en el consumo de medicamentos; motivo por el que Ciudadanos reserva un lugar destacado a las farmacias en lo que tiene que ver sobre todo con el manejo de la farmacoterapia. La terapia farmacológica es una herramienta esencial en el manejo del paciente crónico.

En España, el 80% de las consultas de atención primaria y el 60% de los ingresos hospitalarios es generado por  pacientes crónicos, lo que supone un gasto sanitario estimado cercano al 75% del total. El paciente crónico  obliga, más que ningún otro, a una asistencia sustentada en la atención compartida entre atención primaria (AP) y atención hospitalaria (AH) por presentar una especial complejidad que, frecuentemente, requiere del acceso a interconsultas, medios diagnósticos complejos e ingresos hospitalarios programados.

Se estima que para el año 2050 España, y con ella Andalucía, será el segundo o tercer país más envejecido del mundo y que pasaremos del 16% al 34% de la población con más de 65 años de edad.

La OMS ha establecido como objetivo reducir un 25% la mortalidad prematura por enfermedades crónicas en el año 2025 con el lema 25×25.

Para dar respuesta a esta situación es necesario implantar nuevos modelos de atención que garanticen la satisfacción de las necesidades, tanto de los pacientes con enfermedades crónicas como de su entorno socio-familiar y que, además, sean sostenibles y universales.

El control de los procesos crónicos debe asentarse en Atención Primaria; en una Atención Primaria que disponga de condiciones y medios que le permitan una elevada capacidad resolutiva en el ámbito más accesible y seguro para los pacientes. Todo ello obliga a redefinir las políticas sanitarias con un aumento de la asistencia en Atención  Primaria, siendo un punto importante en AP la mejora de los tratamientos de los pacientes crónicos, así como el seguimiento de una serie de indicadores que nos permita medir la eficacia conseguida. Como bien dice  Francisco Igea, "necesitamos indicadores que midan la eficacia de tratamientos a crónicos". La Estrategia de la cronicidad tiene 20 objetivos y 100 recomendaciones, pero como también resalta Igea, “se ha hecho el documento, pero no un seguimiento de su cumplimiento”.

Los pacientes crónicos constituyen una población prevalente y homogénea, caracterizada por su complejidad clínica, edad avanzada, vulnerabilidad, tendencia al deterioro funcional, consumo de recursos, comorbilidad que requiere una asistencia integral y coordinada, la baja calidad de vida relacionada con la salud percibida y la alta prevalencia de dependencia respecto al paciente y la persona cuidadora. Habiendo una relación directa entre cronicidad y dependencia cuando, además, la cronicidad se asocia al consumo de recursos sanitarios poniendo en peligro la propia sostenibilidad del sistema de protección social en su conjunto.

La atención a los pacientes con enfermedades crónicas supone uno de los retos más importantes en el ámbito sanitario actual y requiere que todos los agentes relacionados con el sistema sanitario trabajemos unidos por un modelo eficaz y sostenible.

¿Debemos elaborar planes individualizados adaptados a cada paciente crónico? Es decir, planes que se adapten a las necesidades particulares y a las maneras de ser y de vivir de cada persona, que mejoren la experiencia de los pacientes, la salud y el bienestar de la población y reduzcan el derroche y, por tanto, el coste per cápita. Si lo hiciéramos así exigiría un proceso de adaptación de las organizaciones sanitarias a las necesidades de los pacientes crónicos, implicando adaptaciones de las competencias de muchos profesionales, tanto sanitarios como no sanitarios.

Pero, ¿cuál es la situación laboral de los médicos y enfermeras de atención primaria?  ¿Cuál es su carga de trabajo actual? ¿Serían capaces de asumir el incremento derivado de la individualización de los servicios a los pacientes crónicos? ¿Se ha analizado el envejecimiento de los propios profesionales que atienden en centros de salud? Muchos sabemos que dichos profesionales de AP actualmente están trabajando casi al  límite de sus posibilidades.

La relevancia de la cronicidad no es algo recién descubierto, pero sí es nuevo que la sanidad en nuestro país lo considere un problema crucial a abordar de una manera urgente y conjunta.

Necesitamos un Sistema Nacional de Salud centrado en la cronicidad, donde se avance en la integración asistencial y rompamos barreras entre instituciones y niveles asistenciales, siendo también de vital importancia que incidamos en actividades preventivas y de promoción de la salud, no sólo en la vejez sino a lo largo de todo el ciclo vital de la persona.

Los programas de promoción de la salud para la población mayor tienen buena aceptación y la capacidad potencial de mejorar la salud de este colectivo, lo que a su vez redunda en una disminución de los costes de los cuidados sanitarios. Mejorando la excelencia en la atención a personas con enfermedades crónicas estaremos a su vez trabajando por una sanidad pública universal, más eficaz, eficiente y sostenible.

Lola Vellido
Enfermera

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