sábado 20 abril
Opinión  |   |

La profesionalización de la política y la antigua democracia ateniense

Columna Daniel Aranda

Algo que mucha gente desconoce es que en la antigua democracia ateniense los procesos electorales tenían un papel muy limitado. De hecho, el método de elección de la mayoría de los puestos políticos no era ni más ni menos que el sorteo entre los ciudadanos voluntarios. Actualmente en las denominadas democracias representativas, los votantes eligen a sus líderes que, una vez en el poder, elaboran las leyes según su propio criterio. Sin embargo, en la Atenas del Siglo V antes de Cristo cualquiera de los treinta mil ciudadanos susceptibles de ostentar un puesto político podía acudir a la denominada Ecclesia o asamblea general que se celebraba varias veces al mes. En la Eclessia, cualquiera de los asistentes podía proponer leyes o enmiendas.

A su vez existía un Boule o Consejo formado por 500 miembros que evaluaba las propuestas y establecía el orden del día junto a varios magistrados que se encargaban de las cuestiones legales. Todos ellos igualmente eran elegidos por sorteo. Las elecciones como tal se reservaban únicamente para aquellos miembros reconocidos por su conocimiento y experiencia como, por ejemplo, los generales del ejército. Es curioso que a estos miembros se les denominaba aristócratas, siend o su verdadero significado “los mejores ostentan el poder” en oposición al término democracia que significa “la mayoría ostenta el poder”. La vida y las responsabilidades políticas eran un deber de los ciudadanos y no un privilegio, siempre con una duración limitada con el fin de evitar que las clases dirigentes ostentaran siempre el poder. Eso sí, ni las mujeres, ni los esclavos, ni los extranjeros podían tener la ciudadanía ateniense y por tanto estaban excluidos de los sorteos al igual que los menores de edad.

El político profesional, entendido como aquel individuo que vive y siempre ha vivido de la política sin prácticamente haber ejercido ningún otro oficio o profesión, surge en las democracias representativas. Este político profesional se encuentra con terreno abonado en el momento en que se implantan las elecciones como elemento de ascenso político y donde los recursos económicos juegan un papel fundamental. Aquel que invierte más dinero en marketing político llega a más gente y tiene más probabilidades de ganar. Surge así el político profesional auspiciado por intereses económicos a los cuales nuestro político tiene que dar respuesta por encima de los intereses de sus electores.

Son muchos investigadores los que se plantean si realmente las elecciones, con el gasto que suponen y los intereses al que al final responden, son necesarias. Actualmente, en España, los ciudadanos por sorteo forman parte de jurados o mesas electorales, entre otras. Para entrar en el sorteo simplemente se exige un nivel de formación mínima y no tener antecedentes penales ¿Sería posible que un país se gobernara por sorteo? Atenas lo hizo con sus luces y sus sombras.

En nuestro país, hemos estado seis meses con un gobierno en funciones y unos partidos que no se han puesto de acuerdo aún con los esfuerzos realizados por Albert Rivera de buscar un consenso interpartidos. Esta situación ha sido calificada de fracaso por todos los líderes de los partidos políticos, lo cual tiene un coste para todos, dado que tampoco ha habido consenso en limitar el gasto de las campañas. En todo caso, no olvidemos nunca, que la política debería ser un deber exento de privilegios y esto, los griegos de hace más de 2500 años, lo tenían bastante claro.

Daniel Arias-Aranda
Catedrático de Organización de Empresas de la Universidad de Granada

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