viernes 19 abril
Opinión  |   |

Los experimentos, con gaseosa

Dicho y hecho. Quien tuviese dudas sobre lo que iban a tardar las derechas en comenzar a desmantelar la escuela pública ya tiene otra evidencia. Bajo el acrónimo de difícil pronunciación CEIPSO se pretende, para optimizar recursos, fusionar en únicos centros a colegios de educación infantil y primaria e institutos de educación secundaria. Permítanme una maldad, optimizar recursos siempre me ha sonado a “meter la tijera”. Y cuando la información sobre esta ocurrencia la hemos conocido a cuenta gotas, con la clara sensación de que es fruto de la improvisación y carente de rigor en los necesarios análisis previos, más claro tengo que es una medida para recortar gastos.

Que en Granada gobiernen Ciudadanos y PP con el patrocinio de VOX, al igual que en Andalucía, convierte a nuestra ciudad en el enclave para montar su laboratorio, sin hipótesis de partida que esconde aspectos que hemos de analizar.

Casi por la prensa y amistades que uno tiene, nos hemos ido enterando de que centros históricos en la ciudad como el CEIP Reyes Católicos y el IES Veleta pretenden fusionarlos en las instalaciones del CEIP Gallego Burín. Parece que ocurrirá igual con el IES Zaidín-Vergeles para su fusión con el CEIP Federico García Lorca, y entre el IES Mariana Pineda y el CEIP Vicente Aleixandre. Y no son rumores, son llamadas directas desde el teléfono rojo de la Delegación Territorial de Educación.

Esta decisión esconde agravios que habría que evidenciar. El primero de ellos es que se infravaloran los proyectos educativos de los centros elegidos. La elección de un centro por parte de las familias no está determinada por si se puedan cursar tres etapas educativas en dicho centro, sino fundamentalmente por cuestiones como la proximidad geográfica, la identificación social, la económica y los valores que se transmiten como centro educativo. Otras cuestiones relacionadas con las metodologías o la organización escolar pueden ser no menos importantes.

Por otro lado, al alumnado de los centros elegidos se le hacinará en un único centro. Hay alumnado que está en situación de riesgo de exclusión social y para el que, lejos de invertir en mejoras que garanticen éxitos escolares, se ubica en un único centro.

Este experimento, en lugar de hacerlo con gaseosa, lo hacen en nuestra ciudad con cientos de niñas y de niños. Como si se tratase de conejillos de indias, harán de sujetos experimentales para quienes entienden que se pueden hacer “pruebas” y averiguar si funciona o no este modelo. En esta clara burla a quienes saben de esto no han contado con la comunidad educativa. ¿Dónde ha estado la opinión del profesorado, las familias, los equipos directivos, los sindicatos o los grupos políticos? Cuando se desprecian los protocolos de transparencia propios de cualquier decisión política relevante se saltan los filtros que ayudan a funcionar nuestro sistema democrático. Y dado que parece en toda regla un experimento, no se apunta a ningún resultado empírico o experiencia avalada por la comunidad científica como justificante de la iniciativa.

Si nos detenemos en el gasto económico nos surgen varios interrogantes. ¿Alguien ha echado cuentas sobre cuánto nos costará dotar de infraestructura a los colegios que pasan a escolarizar alumnado de Secundaria? ¿De cuánto dinero estamos hablando para dotar de recursos específicos a estos centros? ¿Qué se hará con los centros vacíos? Algunos rumores se oyen sobre que los reconvertirán en centros de Formación Profesional… ¿Qué presupuestos se manejan para dotarlos adecuadamente? Si en los presupuestos de la Junta de Andalucía para el 2020 no hay partida alguna para esta ocurrencia, ¿estarán pensando en concertarlos? ¿Pagarán las arcas municipales los platos rotos de este desaguisado? No olvidemos que el Ayuntamiento de Granada es responsable del mantenimiento de los colegios.

Y un último apunte. En la provincia de Granada hay municipios en cuyos centros educativos hay alumnado escolarizado hasta segundo de la ESO para evitar que con tan solo doce años tenga que hacer desplazamientos, en algunos casos, de hasta setenta kilómetros diarios. Sorpréndanse, pero hablan de eliminarlos. Es decir, lo que quisieran para Granada capital se lo quitarían a los pueblos. ¿Alguien lo entiende?

Y, mientras tanto, Luis Salvador ni está ni se le espera. Él, como Olivares y otros muchos, está en su particular juego de tronos. En este escenario de caos Marín ha cesado a la Viceconsejera de Educación por no ser de su cuerda. La nueva política ha quedado reducida al “quítate tú que me ponga yo”.

Esta medida nunca ha formado parte del debate sobre la educación. En el debate ha de estar qué planificación tienen pensada para Granada en los próximos años, por poner un ejemplo de impacto y de calado. Entretanto Granada está pagando un duro peaje por las decisiones de quienes utilizan la educación pública para recortar, sin debate ni consensos con la comunidad educativa y sin proyecto de presente ni de futuro. Así no.

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Columnista
Jacobo Calvo

Secretario de Organización del PSOE de Granada capital y docente

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