sábado 26 abril
Opinión  |   |

Los fracasos de Carazo

Nunca una mayoría absoluta resultó tan amarga para su poseedor. Bueno, si afinamos un poco más en el razonamiento, sí hay un precedente en el maestro de la pucelana que dirige el Ayuntamiento de Granada. A Pepe Torres Hurtado también se le hizo todo cuesta arriba en la recta final de su fatídica etapa, aunque en su descargo habría que decir que al menos había sufrido el desgaste de tantos años de gobierno en la Plaza del Carmen.

Carazo no lleva ni la mitad del mandato y se le nota atragantada en la Alcaldía. Dirigir un Ayuntamiento como el nuestro se le ha hecho bola y no hay manera de que trague. Es verdad que ella lleva cerca de 24 meses haciéndonos tragar, que no es lo mismo, con una subida indiscriminada de impuestos: IBI, agua, cementerio, transporte público… lo último ha sido la subida de más de un 30% en las tarifas del We, esa instalación deportiva del barrio de la Chana que el gobierno socialista anterior tuvo que rescatar de la privatización del PP, tal y como pasara con el Antonio Prieto, en el barrio de Albayda.

De todos es sabido que ella no quería, oiga, pero una vez aterrizada aquí no disimula lo más mínimo que siente el peso del gobierno de la ciudad no como el privilegio que realmente es, sino como una agotadora condena, y esa condena indisimulada se está viendo agravada con dos hechos que han puesto de manifiesto que aquello de que la derecha sabe gestionar es más falso que un disco de Milli Vanilli.

Por un lado tenemos el Caso Multas, es decir, aquello que conocimos por unos audios publicados en un medio de comunicación nacional en los que, el que ha sido jefe de la policía local en Granada hasta hace unas semanas (jefe de la policía local siempre que ha gobernado el PP), atribuía a su miembro viril la disposición graciosa de quitar multas a concejales del PP de la ciudad y pueblos cercanos presuntamente… Bueno, quitar multas, mandar coches a recoger a ediles, llevarlos a la grúa para que puedan sacar sus coches, retirados previamente por estar infringiendo el código de tráfico, y sin pagar ni sanción ni depósito alguno, volver a casa como quien retorna de ver una corrida de toros, feliz y merendado. El PSOE convocó un pleno extraordinario para saber la opinión de Carazo de todo esto, a la que el asunto debió pillarle por alguna parte del mundo al norte de Valladolid, alejada varios miles de kilómetros de la ciudad que dice la prensa que gobierna. Esa opinión es importante porque uno de los afectados por la virilidad policial es su número dos, el concejal Jorge Saavedra. Pero tanto él como su jefa decidieron que el marrón se comiera un tercero, una tercera más bien, la concejala Agudo que está haciendo un carrerón al frente del área de Movilidad.

El segundo de los fracasos más recientes de Carazo es el de la zona de bajas emisiones. El mismo día que escribo este artículo soy interpelado en el supermercado de la Chana donde compro habitualmente -qué importante es consumir en nuestros barrios- por la cajera que me dice que, al menos va a poder seguir entrando en Granada con su coche hasta el mes de octubre. Ella vive en Maracena. La veo bien informada a la mujer porque efectivamente ha sido así. Carazo ha tomado esa decisión por dos motivos: el primero, porque el PSOE descubrió haciendo su trabajo de oposición, que el PP devolverá más de un millón de euros a Europa destinados a la señalización de la ZBE por incapacidad manifiesta en su gestión. El segundo, porque los municipios del área metropolitana han puesto el grito en el cielo porque para Carazo era más importante multar que cuidar de nuestros pulmones. En menos de dos años, la alcaldesa más castellana que hemos tenido ha mandando alianzas, acuerdos, negociaciones y la idea de Granada como un proyecto metropolitano a la desembocadura del Pisuerga.

¿Alguien me puede decir para qué queremos un gobierno así? Carazo y compañía sólo han usado la mayoría absoluta para arrollar a una ciudadanía que asiste absorta a la no gestión municipal y, en el caso de la primera edil, llevar dos años viajando por el mundo a costa de ti (querido lector) y de mí, que ha estado más en un avión que en la Avenida de Dílar. Si Carazo no quiere ser alcaldesa de Granada que se vaya, que nadie la obliga a ello, porque lo que ella sí está haciendo con su actitud es obligarnos a soportar su incapacidad, aún más manifiesta desde que se acabaran todos los proyectos dejados en marcha por el gobierno anterior, que han sido los que han mantenido viva a esta ciudad en los últimos dos años.

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Columnista
Juanjo Ibáñez

Concejal del Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Granada

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