Moreno Bonilla y Carazo arrasan con Granada
El hijo adoptivo de la provincia ha decidido ser como aquellos que, tras recibir el Nobel de la Paz, se dedicaron a bombardear medio mundo porque, total, ya tenían su dosis de blanqueo. El espantoso y lisonjero ridículo político hecho por el presidente de la Diputación, Francis Rodríguez, con el apoyo del partido que sólo él dice presidir, el Popular, está recibiendo su dosis de karma con un Moreno Bonilla que está dándolo todo al acabar con las señas identitarias de Granada. Está claro que le da igual. De hecho debe estar partiéndose la caja de risa al ver cómo de sumisos son sus empleados en esta tierra. Porque si recapitulamos, el hijo adoptivo de la provincia se ha cargado ya: la Escuela Andaluza de Salud Pública, ha puesto la Alhambra en manos de una persona más preocupada de que la gente se salga por las costuras del monumento que de cuidarlo, maltrata presupuestariamente a la OCG, incumple sus compromisos firmados con el Consorcio Federico García Lorca, nos arrebata el espacio escénico mientras construye uno en Málaga y ha decidido cerrar por traspaso el Parque de las Ciencias. Eso es lo que un castizo denominaría no dejar títere con cabeza.
Una administración seria declararía a Moreno Bonilla enemigo público número 1, pero dada la radiografía institucional de la provincia en estos momentos nadie se quiere mover, no sea que el jefe se nos irrite. En ese sentido habría que poner el foco en quien de verdad mueve los hilos del PP en Granada, Carazo, pero es que ella pasa tan poco tiempo en la tierra de la que dice ser alcaldesa que con toda seguridad ni se entere de lo que está pasando. No olvides, querido lector, que Carazo, en este año y medio largo ha pasado más tiempo en el extranjero que visitando los barrios de la ciudad. No olvides, querido lector, que no ha sido ni una ni dos, las veces que se ha dicho en las juntas de distrito que “a ver si es posible que venga la alcaldesa para saber qué pasa en nuestro barrio”. Esta es la realidad de nuestra ciudad en la que la mentira ha puesto su casa en la misma Fuente de las Batallas. Solo así, y solo desde ahí, cabe explicar cada uno de los desaguisados que el PP perpetra en nuestra tierra desde que las instituciones están bajo su yugo. Y quizá, el ejemplo del Parque de las Ciencias sea el más sangrante.
Desde que Moreno Bonilla llegara a la presidencia de la Junta de Andalucía, el Parque ha sido objeto de un sinfín de ataques que lo tienen ahora mismo al borde del coma. Primero se le despojó de toda capacidad administrativa trasladando a Sevilla su autonomía. Fruto de aquella decisión fue el abrazo que miles de personas dimos a su perímetro en 2019. Después llegaron otras decisiones que han restado en su prestigio (recordemos que no hace mucho, el Parque de las Ciencias era el segundo espacio cultural más visitado de Granada, tras la Alhambra, y que llegó a ser el museo andaluz más visitado). Lo último ha sido quitarle más de un millón de euros a su presupuesto, lo que supone darle un tiro en la línea de flotación por parte del muy malagueño hijo adoptivo de nuestra provincia.
No quiero pensar cómo estará Granada dentro de dos años cuando el mandato de Moreno Bonilla finalice. Su consejera delegada en nuestra ciudad, Carazo, ya se encarga de que ni el aire le toque, pero a este paso, ella pasará a la historia por ser la alcaldesa que presidió el derribo de todo lo que ha hecho de esta ciudad referente y singular. Gracias a ella, Granada será como esas ciudades a las que las franquicias comerciales han robado la personalidad a sus centros históricos, con una diferencia, en este caso no es una franquicia la que nos desfigura sino Moreno Bonilla, un tipo que toca decisiones plenamente conscientes contra la tierra que le hizo tan injustamente hijo adoptivo.
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