sábado 20 abril
Opinión  |   |

No somos segundo plato

Que el Gobierno de Juanma Moreno entiende que Granada es segundo o tercer plato es algo que ha dejado de manifiesto cada vez que ha podido. No ha dejado pasar ocasión alguna para restregar por la faz de los que habitamos, sentimos y queremos a esta tierra que su proyecto, de tenerlo, no pasa por Granada. El Parque de las Ciencias, la Escuela Andaluza de Salud Pública, la Biblioteca de Andalucía son solo tres ejemplos, aunque podríamos sacar alguno más. Quizás, por ser algo más preciso, podemos poner sobre la mesa el último de los olvidos, en los presupuestos que, si VOX quiere, regirán los destinos andaluces para el año que queda de mandato, si es que se llega a terminar la legislatura en tiempo y en forma. En dichas cuentas, la inversión más importante que se prevé para Granada es el asfaltado de la A-92. Así, ni más ni menos. Un maravilloso asfaltado, pero nada del eje judicial entre Plaza Nueva y Caleta o nada del Centro de Transporte de Mercancías que es un requisito imprescindible para que Granada pueda aspirar a ser parte del Corredor Mediterráneo.

Estos son los olvidos con Granada de un Gobierno que no cree en ella. Y es normal -dentro de esa perversa lógica- que no se quiera a Granada porque el corazón de quienes dirigen los designios andaluces en estos instantes huele a biznaga y espeto. Por esa misma razón, las cuentas del Gobierno de Moreno son más una declaración de amor a Málaga y a lo malagueño que un verdadero proyecto vertebrador de toda una región que, recordemos tiene una extensión similar a la de Portugal. Nadie podría imaginar que cuando se hablaba de un verdadero proyecto descentralizador de Andalucía, tremendamente necesario y aquilatado tras muchos años en los que tampoco se hizo nada por luchar contra él, de lo que se estaba hablando realmente es de recentralizar Andalucía alrededor de las playas de la Malagueta. Porque los que ahora mismo nos gobiernan no son más que un grupo de hooligans de un malagueñismo mal entendido del que su principal víctima es Granada. Un ejemplo.

El consejero de Hacienda, un trumpista irredento, abrazado al ultraliberalismo que adelgaza lo público y engorda bolsillos privados, subido a su pedestal dorado, tocado por el laurel del poder, nos dice a los pobres granadinos que debemos conformarnos con las migajas de las sobras de Málaga, que esa es nuestra principal y casi única oportunidad, olvidando este joven valor de los valores repudiables, que cuando habla de Granada se dirige a la capital de la segunda universidad de España, a la tierra que acogerá el acelerador de partículas, a la sede de la Inteligencia Artificial que mueve al mundo en este momento, entre algunos de los muchos adornos que atesoramos.

El señor Bravo, que es así como se apellida el consejero en cuestión, no hace más que verbalizar lo que durante algunos años llevamos sufriendo en Granada con unas políticas que más allá de limpiar los túneles del Serrallo, han dejado poca huella por no decir ninguna. Y todo ello por una sola razón: Granada no forma parte del proyecto de este gobierno. O a Granada se la sitúa en el centro de la acción política o cualquier acción política que se dirija por otro camino carece de sentido. Por historia, por patrimonio, por recursos, por merecimientos, esta ciudad debe ser una de las piedras angulares sobre las que pivote el proyecto andaluz. Granada no es un segundo plato ni una barriada. Granada exige confianza ciega para poder competir en igualdad de condiciones con el resto de territorios y, de darse esas condiciones, pocas ciudades en el mundo podrían soplar en un ojo de esta ciudad. Granada merece más y mejores conexiones ferroviarias; Granada merece más y mejores conexiones aéreas; Granada merece y exige más respeto de un Gobierno, el andaluz, al que habrá que recordar lo que Granada es y lo que Granada aporta en el marco de un proyecto del que Granada ha sido y es una locomotora de valor incalculable.

Lo que piense el señor Bravo solo le define a él; que Moreno no le haya exigido una rectificación sí define todas y cada una de sus políticas y deja muy claramente definido el marco que, para él, ocupa Granada en toda su estrategia.

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Columnista
Juanjo Ibáñez

Concejal del Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Granada

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