Órdago
El pleno del viernes en el Ayuntamiento de Granada ratificó que el desgobierno en la ciudad es total. PP, Cs y Vox volvieron a dejar constancia de que estamos en manos del peor gobierno en el momento más difícil para Granada.
Luis Salvador está demostrando que su incompetencia es mayúscula. Su falta de liderazgo está fuera de toda duda. Nunca fue persona de fiar. Ahora no cabe duda alguna. La alcaldía la consiguió timando al PP y, lo que es peor, timando a los granadinos. Con solo cuatro concejales, Granada fue un cromo para él. Un cromo que Ciudadanos cambió por Murcia, Madrid y la Diputación de Málaga. Parece mentira que, con la experiencia de Sebastián Pérez, éste se dejara engañar. Aún así, confió en el dos más dos, y finalmente el PP, con siete concejalías, y VOX con tres, le dieron la alcaldía.
El timo ha llegado a su fin. Sebastián Pérez, uno de los coprotagonistas del Pacto de los Trapos Sucios, deja de ser cómplice de la gran mentira. No le ha quedado otro remedio. Le ha ganado un tramposo mayor. El viernes dimitió de sus responsabilidades en el equipo de gobierno, que no de su acta de concejal del PP en el ayuntamiento. A más de una y uno, esta situación les tiene nerviosos. ¿Qué as se guarda bajo la manga el señor Pérez? Esta es la pregunta que se hacen desde Marifrán Carazo hasta el propio Luis Salvador, pasando por el resto de miembros del equipo de gobierno.
En esto están quienes nos gobiernan en la ciudad. No es de extrañar que nos estén llevando a un callejón sin salida. “Sorber y soplar, no puede ser”. Si se está en una cosa, no se está en la otra. Estar en sus cuitas personales les distancia de los intereses y necesidades de la ciudadanía. La parálisis es flagrante. Solo tenemos que ver cómo se está gestionando la pandemia en la ciudad. No cabe duda de que su inacción provoca que estemos llegando tarde a todo. Es una certeza, también, que la falta de liderazgo de un alcalde ineficaz se traduzca en un 155 velado por parte de la Junta de Andalucía. Las decisiones que afectan a la ciudad se toman desde Sevilla: nos birlaron el Parque de las Ciencias, la Escuela de Salud Pública, los servicios públicos como la educación o la sanidad, el remanente de la Alhambra o la protección de bienes de interés cultural, por poner algunos ejemplos. Las guerras y guerrillas internas provocaron que se dejarán escapar 12 millones de euros de fondos europeos dedicados al empleo con altercado público incluido, entre el concejal Manuel Olivares y Luis Salvador, ambos de Ciudadanos. El desgobierno se traduce en un absoluto abandono a la ciudadanía: la previsible extinción de la Fundación Granada Educa y sus cuatro centros infantiles, cientos de familias sin poder acceder a los comedores escolares de los centros educativos, o la vuelta de los botellones en las calles en perjuicio de la convivencia y la salud pública, como vimos en la calle Ganivet o en la Placeta de los Carvajales en el Albaicín.
En tiempos de crisis es donde se demuestra la capacidad individual y colectiva para afrontarla de la mejor manera posible. Un ejemplo de esa capacidad la demuestra el PSOE que, con sus diez concejalías, se aleja del “cuanto peor, mejor”, y asume con responsabilidad, la interlocución que la ciudadanía necesita para resolver sus problemas. Lo hizo apoyando la aprobación de unos presupuestos que, a pesar de la incompetencia del equipo de gobierno para ejecutarlos, facilitó su aprobación para descongestionar la situación y así aplicar medidas en beneficio de la ciudadanía tras el tsunami provocado por la COVID. Formas y estilos diferentes. En solo año y medio es más que notorio que este desgobierno no está a la altura de la situación. Pendientes, ahora, del órdago de Sebastián Pérez, llevará a Granada a seguir remando contra corriente sin referencia en el gobierno. Aún así, el PSOE de Paco Cuenca no desiste, y de eso son conocedores los colectivos y la ciudadanía en general. El partido más votado y con más concejalías sigue generando la confianza que necesita Granada para afrontar esta crisis de la mejor manera posible. No está todo perdido.
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