Pan para los patos
He de confesar que esta columna estaba casi terminada, realizando un análisis como es habitual de aquello que ocurrió el pasado sábado contra el Cádiz en un nuevo derbi andaluz, como el que nos espera esta semana. Sin embargo, me llamó poderosamente la atención el ‘nuevo’ lío en torno a la venta de entradas para el partido contra la UD Almería de este sábado, entre el disgusto de aficionados que hicieron cola durante horas y el eco de viejos problemas que han vuelto a surgir.
Este problema en torno al reparto y las colas no es nuevo. Ya ocurrió la temporada pasada en menor medida, también en parte por la desazón que cundía en el aficionado por el rendimiento deportivo del equipo, pero sucedió a menudo hace dos temporadas en nuestro último paso por Segunda. Con frecuencia se veían colas desde temprano en taquillas, que luego se traducían en enfado por la escasez de entradas que se ponían a la venta. Resulta totalmente anacrónico que en estos tiempos que corren la venta de entradas de cualquier tipo se realice de forma exclusiva de manera presencial.
Es aún más flagrante esto cuando, desde los tiempos del COVID, en la zona de abonados dentro de la web del club existe implementada la opción de solicitud de entradas, algo que incluso se utiliza de manera habitual cuando Recreativo o Granada CF Femenino juegan sus partidos en casa. Otros muchos clubes siguen este mismo procedimiento cuando es necesario gestionar la venta de entradas cuando actúan como visitantes, registrando solicitudes para luego realizar un sorteo entre aquellos interesados.
Por tanto, se hace muy complicado entender que se siga tomando desde el Granada CF la decisión de realizar la venta de entradas de forma exclusiva de manera presencial. Es incluso irónico que el club enarbole la bandera de la conexión con la provincia mientras dificulta a aquellos abonados que no residan en Granada capital la adquisición de una entrada. No solo se le dificulta esto a dichos abonados, sino que todos aquellos que, por motivos laborales, de estudios o similar no pueden realizar colas desde primera hora o desplazarse un lunes temprano a las taquillas, se ven privados de la opción de poder adquirir una entrada para ver a ‘su’ Granada CF.
Tema logístico aparte, también ha suscitado mucha polémica el reparto realizado de las entradas cedidas por la UD Almería. El club almeriense ha enviado al Granada CF 400 entradas para ponerlas a la venta. Que solo se hayan puesto a la venta para abonados 120 localidades -cifra proporcionada por un empleado, aunque después el club ha manifestado que dicho número es cercano a las 200- llama poderosamente la atención. Un gran porcentaje, en resumen, no ha llegado a estar disponible en las taquillas. Impacta mucho el agravio comparativo que se establece a la hora de realizar el reparto entre abonados ‘rasos’ del club y aquellos que pertenecen a diferentes peñas y colectivos. Esto es un tema que he podido discutir en distintas ocasiones con varios aficionados y amigos que pertenecen a diferentes peñas. Realmente, es un tema que suele renacer cada vez que hay un desplazamiento cercano en buen horario y las entradas escasean. O se le pone remedio, o seguirá ocurriendo.
Por supuesto, nada que reprochar a todos los granadinistas que viajan con el equipo, sean abonados, peñistas o vengan de donde vengan. Tenemos un frente común y ese es apoyar al Granada CF. El problema está cuando la distribución de entradas se utiliza para establecer diferenciaciones no ya entre aficionados peñistas o no, sino entre los mismos miembros de unas peñas y otras. Se puede entender con un símil. Si vas al parque y en un estanque un pato te grazna pidiendo un poco de pan y se lo echas, probablemente seguirá a la siguiente persona que pase con un bocadillo en las manos. No se le puede culpar al pato.