miércoles 24 abril
Opinión  |   |

Pasado, presente y futuro

Para cualquier persona que esté interesada en la evolución de Granada, tiene en el Ayuntamiento de Granada una buena fuente de información. Para no irnos muy atrás veamos los últimos 20 años. Nos encontramos que en 2003 fue alcalde el Sr. Torres Hurtado, su mandato se distinguió por la privatización de servicios públicos esenciales, como los de agua, transporte y limpieza. La deuda financiera municipal superó los 300 millones de euros. Los barrios quedaron a su suerte, especialmente el Distrito Norte y su obra más conocida fue el botellódromo. Así mismo, se distinguió por su falta de sensibilidad y humanidad hacia buena parte de la sociedad granadina cuando ordenó retirar las placas de la tapia del cementerio donde los familiares de las víctimas de la dictadura franquista que se reunían para rendir homenaje a las 4000 personas asesinadas en aquel muro de terror y odio. Finalmente, tuvo que dimitir por verse implicado en casos graves de corrupción urbanística.

Seguidamente, en el año 2016, fue alcalde el Sr. Cuenca Rodríguez, del PSOE, que obtuvo el apoyo de 16 concejales y concejalas. Su gestión fue plana y todos sus esfuerzos iban dirigidos al bien queda y buscar salir en la foto de algo que le diera popularidad. La calidad de vida en Granada no mejoró. La deuda financiera y el pago a proveedores alcanzó limites insoportables. Los servicios públicos municipales siguieron privatizados a pesar de que cuando ejercía la oposición mantenía posturas a favor de la gestión pública. El Distrito Norte siguió con sus cortes diarios del suministro eléctrico.

En el año 2019, cogió el bastón de mando el Sr. Salvador García, de Ciudadanos, a pesar de contar solo con cuatro concejales. Su gestión fue como la de Atila, de tabla rasa, de arrancar todo lo verde que encontraba a su paso, destacando su apoyo a que el Parque de las Ciencias de Granada perdiera su autonomía en la gestión del mismo. En junio de 2021 se quedó sin el apoyo prestado y tras el intento de gobernar el solo el Ayuntamiento de Granada, anunció su apoyo al candidato del PSOE, el Sr. Cuenca Rodríguez, a cambio se integró en el equipo de gobierno socialista con funciones x y, hasta hoy. Los servicios municipales como el transporte, el agua y la limpieza siguen privatizados, la deuda financiera municipal sigue por las nubes y los cortes de luz siguen su curso habitual en el Distrito Norte.

Hasta aquí, pocas o ninguna diferencia en la gestión municipal sea quien sea quien haya gobernado y nadie parece disgustado con ello, más bien acomodado. Se ha normalizado la situación, esto es, que se ve como normal que el 35% de la población granadina siga haciendo malabarismos para llegar a final de mes y acceder a una vivienda adecuada y digna.

Así llegamos a junio de 2022, si bien, ha habido dos novedades. La primera, es el acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos e Independientes (Granada Se Encuentra), por el que se destinarán unos 15 millones de euros a inversiones dirigidas a garantizar la sostenibilidad, la generación de empleo en Granada y la elaboración ide un nuevo presupuesto municipal, si bien, el futuro del mismo parece incierto por las iniciativas desleales del grupo municipal socialista sobre la renaturalización del río Genil, cuya planificación se ha subcontratado, para variar.

La segunda, han sido las elecciones andaluzas, que nos han indicado que el PSOE está cada vez más lejos de poder recuperar su antigua hegemonía, siendo que los resultados de la llamada izquierda transformadora no resultaron nada edificantes, aún el esfuerzo titánico de la candidata, ahora, diputada por Granada, la Señora Durán Parra, que tuvo que lidiar con los errores tácticos de la coalición de partidos que dejó fuera a Podemos, que en parte ha superado por el buen diseño de su campaña, su talante y su discurso inclusivo y positivo, consiguiendo así sembrar para futuro, poniendo, y aquí está la clave, en el centro a las personas, a Granada como eje vertebrador del autogobierno andaluz y a Andalucía, el verdadero vaso comunicador entre los andaluces de izquierdas, que somos de la verdiblanca y muy orgullosos de nuestra cultura andaluza, nada subalterna de Madrid.

En definitiva, en vez de desarrollar políticas continuistas, hágase en Granada una política andaluza con acento granadino, que tenga como objetivo cambiar, a mejor, la vida de la gente.

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Columnista
Salvador Soler

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