Por la igualdad de trato y la diversidad
Hasta el 17 de mayo de 1990 la homosexualidad formaba parte del listado de enfermedades mentales. La enfermedad como acusación moral, como culpa, como estigma. Ese día, hace hoy 26 años, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud “despenalizó” desde un punto de vista científico la homosexualidad. El 17 de mayo es, desde entonces, el Día Internacional contra la Homofobia y Transfobia y nos recuerda que no debemos bajar la guardia en la defensa de las libertades individuales y que la ciencia también tiene ideología.
No son 26 sino 20 los años que hace que llegué a Granada, la capital, procedente de un pequeño pueblo del norte de la provincia para empezar en la UGR. Por entonces era infrecuente ver una pareja del mismo sexo cogida de la mano en público. Aquellas parejas de entonces militaron comprometidas y se batieron con valentía contra las barreras de la tradición y el más virulento conservadurismo. Solo dos décadas después los pasos avanzados hacia la justa normalización de la homosexualidad, tanto en el espacio privado como público, son un ejemplo de lucha civil en nuestro país. Una lucha de la que emergió una voluntad política de cambio interpretada a la perfección por el Gobierno Socialista de Zapatero y el siempre recordado Pedro Zerolo (¡cuánto te echamos de menos!) que culminó con la aprobación en el Congreso en 2005 de la pionera (cuarto país en el mundo) Ley del Matrimonio Homosexual.
La Ley del matrimonio igualitario fue el paso clave, pero no es el final del camino, y así, en nuestra tierra, el Parlamento Andaluz aprobó en 2014 la Ley Integral para la no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales. Una ley que despatologiza la transexualidad y reconoce el derecho a la libre autodeterminación del género como un derecho fundamental. Ley que ahora va a ser evaluada. En el marco de la misma, Andalucía ha sido también pionera en poner en marcha un protocolo sobre identidad de género en el sistema educativo andaluz, que establece las pautas para una adecuada atención educativa al alumnado con una identidad de género diferente al sexo asignado al nacer o al alumnado transexual.
Hemos conocido recientemente el “informe 2015 sobre Incidentes relacionados con los delitos de odio en España” que da a conocer un total de 1.328 casos registrados durante este pasado año. De ellos, 169 (un 12,7 %) lo fueron por la orientación sexual o identidad de género. Y es solo la punta del iceberg. Estas cifras de agresiones de LGTBfobia suponen un leve descenso respecto a 2014, sin embargo, según expertos, el porcentaje infraestima con mucho las agresiones no denunciadas.
Las sensaciones respecto a la LGTBfobia no son buenas. El doctor Pedreira Massa, psiquiatra infantil especializado en menores transexuales, alertaba en los medios que niños y las niñas transexuales “son tres veces más acosados y acosadas en el colegio”. Esto hace imperiosa la implicación del Sistema Educativo. Pedreira recomienda tanto a padres y madres, como también a profesionales de salud y educación, escuchar y comprender a los niños y niñas para avanzar en la búsqueda de su verdadera identidad. Reconozcamos el valor de aquellas madres y padres de menores transgénero que han afrontado este proceso con naturalidad y que sin duda se constituyen en referentes para muchas otras y otros.
El 17 de mayo reforzamos el derecho a que ninguna persona sea discriminada por su orientación sexual o identidad de género. No habría que recordarlo pero sabemos de sobra que cualquier abandono en políticas de igualdad es un paso atrás. Por mi responsabilidad en los municipios de la provincia de Granada sé que una tarea necesaria es trabajar para lograr que la Igualdad de Trato y la Diversidad penetre en todos los pueblos hasta erradicar la homofobia.
Olga Manzano
Secretaria de Política Municipal del PSOE y parlamentaria andaluza
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