miércoles 24 abril
Opinión  |   |

Primero, comida

Columna Jesús de Manuel 01“A gente não quer só comida,
A gente quer comida, diversão e arte...”

Estos versos del rockero brasileño Arnaldo Antunes nos recuerdan las palabras de García Lorca al pueblo de Fuente Vaqueros al inaugurar su biblioteca: “No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro”. Tienen toda la razón Arnaldo y Federico, aunque también la tenía Anguita cuando decía que difícilmente puede crear quien tiene el estómago vacío.

Hace un par de semanas tuve la ocasión de hacer un recorrido muy particular con unos compañeros del círculo del Zaidín, de esos que te encogen las entrañas. Desde el pasado invierno se reúnen semanalmente para visitar a personas sin techo que pasan la noche al raso en distintos lugares de la ciudad. Las visitan, conversan con ellas y les llevan algo de cenar. En invierno era un puchero caliente. Ahora, un bocadillo, fruta, un yogur... Los encontramos a escasos metros de donde dejamos a nuestros hijos estudiando música, muy cerca de donde protestamos cuando juzgan a unos compañeros por participar en cualquier protesta, a nada de donde nos subimos a un autobús para ir a otra ciudad. Normalmente los vemos, pero no los miramos y aún menos se nos ocurre escucharlos. Y sin embargo, todos tienen historias sorprendentes que contar cuando se les habla de tú a tú, como hacen los compañeros del Zaidín.

Escucharlos encoge el estómago y expande la mente. Lo primero, porque ningún ser humano, en Europa, en pleno siglo XXI, debería estar durmiendo en la calle. Es el suelo que nunca queremos tocar, pero al que puede caer cualquiera en estos tiempos de crisis-estafa. Crisis para los de abajo, beneficio creciente para los de arriba. Lo segundo, porque sus historias, su serenidad y clarividencia al contarlas, desmontan uno a uno todos los prejuicios que la sociedad bien pensante ha ido construyendo desde que tenemos memoria para tranquilizar su conciencia mientras desvía la mirada: “están en la calle porque son vagos”, “no tienen oficio ni beneficio”; “si les ofreces comida la rechazan, sólo piden para vicios”, “forman parte de mafias organizadas”... y así hasta el infinito.

Una de las mayores victorias de la ideología dominante ha sido la de robarnos el lenguaje. Nos robaron la palabra solidaridad, confundiéndola con caridad. Cualquier maratón televisivo que antes habríamos llamado ‘benéfico’ es ahora ‘solidario’. Y sin embargo, es una hermosa palabra que debemos recuperar. Galeano lo definía bien: “La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo”. Cerca de la Caleta vimos a una mujer embarazada de cinco meses que descansaba junto a su pareja, bajo una marquesina. Había vomitado varias veces y puso mucho empeño en encontrar un papel del hospital para demostrarnos que había ido al médico. Sólo quería viajar a Sevilla para poder terminar su embarazo bajo el techo que les ofrecía un familiar. El grupo aportó dinero y dos días después salían para Sevilla. Dos mujeres que pasaban por allí y que duermen en la estación de autobuses desde abril dijeron al marcharse, tras conversar con ella y ofrecerle ayuda: “sólo los pobres ayudan a los pobres”.

Solidaridad es ante todo cambiar las estructuras del país para que no siga habiendo fortunas insultantes, a menudo fruto del latrocinio y la corrupción, mientras miles de personas duermen en nuestras calles. Pero mientras llega ese momento, nuestros compañeros del Zaidín nos dan cada semana una lección de lo que significa esa palabra en el idioma universal de Galeano.

Jesús de Manuel Jerez
Parlamentario andaluz de Podemos por Granada

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