Remunicipalizar los servicios públicos: una Granada más justa y sostenible
En una ciudad como Granada, con una historia rica y un futuro lleno de potencial, la gestión de los servicios públicos es clave para garantizar el bienestar de la ciudadanía y el desarrollo sostenible. Sin embargo, muchos de estos servicios esenciales, como el transporte público, la recogida de basura o el servicio de atención a domicilio, han sido externalizados a empresas privadas durante años, con resultados que no han beneficiado a la ciudad y no han alcanzado expectativas que se han pronosticado.
La remunicipalización de estos servicios no solo es una opción viable, sino también una estrategia inteligente que podría transformar Granada en una ciudad más eficiente, sostenible y equitativa. ¿Qué ganaría nuestra ciudad con este cambio? Mucho más de lo que parece a primera vista. Veámoslo.
La gestión directa por parte del Ayuntamiento elimina el coste de los beneficios empresariales, permitiendo que cada euro invertido se destine íntegramente a mejorar los servicios. Además, la ausencia de intermediarios y subcontrataciones reduce significativamente los costes administrativos. En ciudades, como Málaga, que ya han optado por remunicipalizar servicios, se han registrado ahorros importantes, demostrando que la eficiencia económica no está reñida con la gestión pública.
Al recuperar el control directo de estos servicios, se podría garantizar una mayor supervisión y adaptación a las necesidades específicas de sus habitantes. Un transporte público más puntual y accesible, una recogida de basura más eficiente y un servicio de atención domiciliaria más humano y cercano son solo algunos ejemplos de los beneficios que la remunicipalización podría traer consigo.
Las empresas privadas que gestionan nuestros servicios públicos priorizan la rentabilidad sobre las condiciones laborales. La gestión directa permitiría garantizar empleos más estables y mejor remunerados, lo que no solo beneficia a los trabajadores, sino también a la calidad del servicio que prestan.
Granada enfrenta retos urgentes en materia de sostenibilidad, y la gestión pública podría ser una herramienta clave para abordarlos. Al remunicipalizar servicios como el transporte o la recogida de basura, el Ayuntamiento podría implementar políticas verdes sin estar limitado por los intereses de empresas privadas. Esto incluiría la transición hacia flotas de vehículos eléctricos, la optimización de rutas y el impulso de programas de reciclaje más ambiciosos.
Cuando los servicios municipales públicos están en manos privadas, de grandes corporaciones empresariales, la falta de información y supervisión pública es un problema recurrente. La remunicipalización no solo garantizaría una mayor transparencia, sino que también permitiría una participación más activa de la ciudadanía en la gestión y mejora de los servicios.
Granada no estaría sola en este camino. Otras ciudades, tanto en España como en Europa, ya han demostrado que la remunicipalización no solo es posible, sino que genera beneficios tangibles. En París, por ejemplo, la gestión directa del agua ha reducido costes y mejorado el acceso. En Cádiz, la recogida de basura remunicipalizada ha optimizado los servicios y mejorado las condiciones laborales.
La remunicipalización no es simplemente una cuestión técnica o financiera; es una decisión política que refleja las prioridades de una ciudad. Granada puede liderar con el ejemplo, apostando por un modelo que priorice el bien común sobre los beneficios privados, que ponga a las personas y al medioambiente en el centro de las decisiones, aunque esto no entra en las políticas bipartidistas que venimos conociendo, sería necesario otro tipo gobierno local, otro modelo municipal centrado en lo público. El estándar municipal de PP-PSOE, es el responsable del deterioro de nuestros servicios municipales.
La remunicipalización es una cuestión clave para la economía local y podría transformar Granada, generando beneficios económicos, sociales y ambientales. Así Los recursos y plusvalías que van a beneficios privados se quedarían en la ciudad, permitiendo reinversiones locales en infraestructuras y servicios. La gestión pública garantizaría empleos estables con mejores condiciones laborales, favoreciendo el consumo y la economía local y se priorizaría la contratación de proveedores locales, fomentando una economía circular, de cercanía. Los ingresos se destinarían a mejorar la calidad y accesibilidad de los servicios municipales y se reducirían las desigualdades con una política tributaria municipal más justa y equitativa que aseguraría que todos los ciudadanos y ciudadanas se beneficien.
Hay ejemplos exitosos como Valladolid o Barcelona en los que Granada podría inspirarse y liderar un modelo sostenible y distributivo, apostando por el bien común y fortaleciendo su futuro. Es posible y se puede una Granada diferente, que mire hacia el futuro con valentía y responsabilidad. Invertir en servicios públicos es invertir en nuestra gente, en nuestra ciudad y en un futuro mejor para todos y todas.