jueves 25 abril
Opinión  |   |

Sin complejos ni mochilas ideológicas

Que el sistema bipartidista ha quedado obsoleto es evidente. Los socialistas siguen ofreciendo las mismas respuestas de la Segunda República a los desafíos del siglo XXI, mientras que los conservadores siguen anclados en el inmovilismo

La dicotomía izquierda-derecha ha resultado beneficiosa para los partidos de siempre, ya que les aseguraba, más pronto que tarde, volver al poder. Viejas recetas para retos nuevos que han divorciado a los ciudadanos de sus dirigentes. La corrupción, económica o clientelar, la subida de impuestos para pagar el manifiesto despilfarro o los recortes sociales cuando ya no había dinero para más han provocado el colmado del vaso de la paciencia ciudadana.

El bipartidismo ha muerto, aunque ellos no se han dado por enterados. La nueva política debe analizar la situación y ofrecer nuevas soluciones a un mundo globalizado, olvidando políticas caducas o inservibles. La globalización debe entenderse como una oportunidad de mejorar permanentemente si queremos sobrevivir a una situación que es inevitable. El mundo digital, el cambio climático, los conflictos geopolíticos, la irrupción de nuevas potencias económicas y el terrorismo global han llegado para quedarse.

Hay que buscar profundas reformas democráticas y organizativas que permitan ganar el futuro de una sociedad mejor y justa.

Los españoles, siempre generosos, cumplirán con su esfuerzo, pero en modo alguno se merecen la partitocracia incapaz que hemos sufrido, donde la capacidad de gestión era aplastada por el mérito partidista y nos ha sumido en una crisis que se ha llevado por delante a buena parte de la clase media. Los españoles están cansados y hasta desprecian a esta clase política que, más allá de promesas sistemáticamente incumplidas, solo han buscado su beneficio, permanencia y supervivencia.

Los desencantados con ese alternar para que nada cambie han abrazado las nuevas posibilidades de soluciones que ofrece el liberalismo progresista de Ciudadanos; los sumidos en el desarraigo y la exclusión social han hecho resurgir un Podemos de protesta y revolución callejera, con soluciones del siglo XIX con la cara lavada para el siglo XXI.

No se pueden afrontar los nuevos retos con las mismas personas o con las mismas ideas, simplemente tapando los agujeros más evidentes del gastado modelo de siempre.

Los españoles saben que las viejas recetas y las viejas ideas no servirán para afrontar las nuevas exigencias actuales. Los partidos, los sindicatos, las organizaciones empresariales… deben renovarse profundamente de sus tibias propuestas o dejar paso a partidos que, como Ciudadanos, ofrecen una revolución democrática, profunda y tranquila, sin tumultos ni algaradas, sin ofrecer una Luna que nunca se alcanzará, pero con soluciones meditadas, reales y eficaces.

Una mejora de la educación hacia la excelencia y no hacia la mediocridad que nos permita avanzar hacia la alta tecnología y competir en un mercado laboral flexible y justo.

Una administración pública viuda de corrupción y clientelismo, al servicio de los ciudadanos, que no frene las iniciativas y proyectos con una burocracia innecesaria.

Unas instituciones ágiles y eficientes respetables y respetadas por los ciudadanos.

Una patria común en donde la diferencia no sea origen de privilegios de unos con respecto a los otros, y sea un marco de convivencia de integración, lejos de la autarquía y xenofobia de los partidos nacionalistas.

Unas políticas de igualdad, más allá de la sexual y de sexualidad, en donde los ciudadanos tengan la mismas oportunidades y derechos independientemente de donde residan y de la lengua en la que hablen, con una misma cartera de servicios en temas tan fundamentales como la sanidad, la educación, los servicios sociales o la justicia.

Esta es la propuesta del liberalismo progresista, lejos de los mitos, leyendas, complejos y mochilas ideológicas de otras formaciones políticas.

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Columnista
Eloy Barba

Ingeniero De Montes, responsable del grupo de trabajo de Ciudadanos de Hacienda y Administraciones Públicas

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