jueves 12 junio
Opinión  |   |

Tres verdades sin decimales

Las encuestas electorales se apoyan en un complejo entramado de herramientas y tecnicismos que, en el fondo, solo intentan justificar un buen titular. El que paga la encuesta quiere sintetizar en diez palabras cuál es el estado de opinión o la intención de voto en un momento determinado. Por eso no aciertan, porque las variables que mueven el voto son tantas y tan sutiles que difícilmente pueden ser percibidas por una sola encuesta.

Sin embargo, si se cruzan los resultados de todas ellas y se observa su evolución a lo largo del tiempo, sí nos dan una información valiosa sobre la tendencia que está teniendo esa intención de voto. Las encuestas son una herramienta útil, no porque anticipen el resultado final de la votación, sino porque muestran las tendencias de opinión de los ciudadanos sobre la acción de los gobiernos y sus deseos de cambio. Sin necesidad de entrar en decimales, las encuestas nos indican el estado de opinión general y hacia dónde está evolucionando. Hoy, esa mirada amplia revela tres verdades sencillas: el PSOE resiste, el PP no avanza y el Gobierno está centrado en los problemas reales de la ciudadanía.

Primera verdad: casi dos años después, el PSOE se mantiene en torno al 30%. A pesar del enorme desgaste que supone gobernar, hay más de siete millones de personas que siguen confiando en el PSOE y en Pedro Sánchez. La gente reconoce el esfuerzo del gobierno por mantener los niveles de protección social y por eso la intención de voto permanece alta a pesar del ruido. Ya ocurrió en la campaña electoral de 2023, cuando la derecha y la ultraderecha -con todos sus medios afines- quisieron convencernos de que el ciclo progresista estaba agotado y Pedro Sánchez ya no tenía ninguna posibilidad de seguir gobernando, una realidad ficticia que las urnas desmintieron. Lo cierto es que la clase media trabajadora siempre mejora sus condiciones de vida cuando gobierna el PSOE y por eso lo sigue apoyando a pesar del empeño del cuñadismo informativo.

En segundo lugar, el PP no se consolida como alternativa. No consigue superar el 33% que ya obtuvo hace dos años, a pesar de que gobierna en once comunidades autónomas y en casi la mitad de los ayuntamientos de España. Sigue sin tener un proyecto político reconocible, Feijóo está constantemente cuestionado y el verdadero liderazgo de la derecha se lo reparten entre Vox y Ayuso.

Otro clásico de las encuestas es la pregunta sobre cuál es el problema principal que hay hoy en España. Y aquí viene una tercera verdad contrastable sin necesidad de discutir los decimales: el Gobierno está centrado en las preocupaciones reales de la gente. El último barómetro del CIS señaló la vivienda, la situación económica y el paro como los tres principales problemas de los españoles, justo las tres líneas prioritarias de la acción del gobierno actual. Frente al relato de una España inexistente -llena de separatistas, feminazis y okupas- que el PP agita sin descanso, los datos muestran otra realidad: el gobierno aprueba por ley el derecho a la vivienda (Ley 12/2023), convierte a España en el país con mayor crecimiento económico de la Unión Europea (3’2% en 2024) y consigue la mayor afiliación a la seguridad social de la historia (21 millones de personas). Otra vez, la realidad frente al mito.

Cualquier gobierno del PP termina siendo una pérdida de tiempo. Todos los recursos públicos y el inmenso poder trasformador del Estado quedan en manos de quienes no creen en él. Así estamos en Andalucía y en Granada, sin rumbo y sin ambición. Nuestra historia política va alternando épocas de gobiernos socialistas y avances sociales, con otras de tiempo perdido y retroceso cada vez que el PP llega al poder. Cambiemos de ciclo.

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Columnista
Pablo Hervás

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