jueves 28 marzo
Opinión  |   |

Una deuda histórica

El tradicional aislamiento al que se ha sometido a Granada a lo largo de los años, vuelve a estar de actualidad.

Si hace unos meses, extrañamente para bien, se conocía la noticia de la conexión de Granada con diferentes ciudades europeas, a través de su aeropuerto. En los últimos días se ha hecho palpable la cruda realidad de nuestra provincia.

Es del todo inadmisible e injustificable mantener a Granada y su Área Metropolitana, con sus más de medio millón de habitantes, durante dos años, sin conexión ferroviaria.

Y desgraciadamente esa es la realidad que tenemos. Todo con la excusa de una conexión por alta velocidad (AVE) que está tardando muchísimo en llegar y que según parece llegará en unas condiciones muy mejorables.

Como ocurriera con el asunto de la fusión hospitalaria, hasta que miles de granadinos se han tirado a la calle a protestar, las distintas administraciones implicadas no se han puesto a trabajar.

De momento, para obtener pocos resultados, apenas un “echarse la bola” unos a otros, pero al menos ya se ha tomado nota de que la ciudadanía está muy molesta.

Y los antecedentes de las contundentes manifestaciones populares están muy recientes, así que es probable que ante la que se les puede venir encima, nuestros gobernantes intenten resolver este asunto por la vía rápida.

El Metro por su parte perece que en breve estará en marcha, al menos parcialmente, lo cual, diez años después del inicio de las obras, no puede ser más que un alivio. Otra cosa será la repercusión que tenga en cuanto al colapso diario del tráfico granadino.

Aún no se ha puesto en marcha y ya se ha quedado corto el servicio del Metro, siendo fundamental la ampliación de líneas de manera que muchos más ciudadanos, de otros municipios a los que va a dar servicio el metropolitano, se vean beneficiados.

Pero por si faltaba poco, en estos días se está decidiendo el futuro de la conexión marítima del Puerto de Motril con el norte de África, principalmente con Melilla, pero también con otras ciudades, Nador y Alhucemas, ya en territorio de Marruecos.

El asunto no es baladí. Está en juego el trabajo de 500 familias que viven directamente del puerto motrileño, y el ahorro en tiempo y dinero de miles de ciudadanos, que prefieren esta línea marítima, por encima de las de Almería-Mellilla, o Málaga-Melilla.

Es el Gobierno central de quién depende este asunto, pues es este mismo quien ha sacado a subasta, con una altísima subvención, las líneas mencionadas, en detrimento de la granadina, que podría perder por tanto a la naviera que opera en ella, y por extensión, su conexión, sus viajeros y sus trabajadores.

No es Granada una ciudad acostumbrada a movilizarse ni a protestar por los recortes a sus derechos, pero desgraciadamente, nos están empujando a la calle cada domingo para salvaguardar lo que es nuestro.

Así que si nadie lo evita, nos espera una primavera de calles repletas en Granada, reivindicando el reconocimiento de que Granada, también en cuanto a los transportes, es de primera.

Esperemos que desde las distintas Administraciones se den cuenta de la deuda histórica que se tiene con Granada y sus comunicaciones, y se eviten más desaguisados y se resuelvan los ya existentes.

Gustavo García
Historiador y escritor

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