viernes 3 mayo
REPORTAJE AG  |   |

Una historia con otro final

El 25N llega a Granada con el propósito de concienciar a la sociedad sobre la importancia de denunciar cualquier caso de violencia de género · En lo que va de año más de 4.600 granadinas han pedido ayuda o asesoramiento a este respecto en el centro provincial del IAM

El próximo 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia de Género. Foto: Alberto Franco

El próximo 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia de Género. Foto: Alberto Franco

Nunca olvidará cómo la oscuridad y el frío de aquellas cuatro paredes se tambaleaban con cada palabra, cada reproche, cada amenaza y cada sentencia. Atrapada en sí misma y asfixiada por el silencio, se agarraba a un miedo al que acabó cogiendo de la mano. Hasta que la solución, oculta durante semanas, meses e incluso años, golpeó con fuerza un muro que se resistía a caer. El momento de cerrar capítulo se acercaba porque la historia quería y necesitaba continuar, esta vez, con un punto y aparte. En ese instante, las ventanas se abrieron, las palabras se susurraron y fue el miedo el que se escondió.

Puede que alguien se identifique o no con estas palabras, pero lo cierto es que todas ellas acaban en el mismo concepto. Ese que tantas veces es nombrado y escuchado y al que pocas se es capaz de poner freno. La violencia de género. Es decir, “el tipo de violencia física o psicológica ejercida contra cualquier persona sobre la base de su sexo o género que impacta de manera negativa en su identidad y bienestar social, físico o psicológico. De acuerdo a Naciones Unidas, el término es utilizado para distinguir la violencia común de aquella que se dirige a individuos o grupos sobre la base de su género, enfoque compartido por 'Human Rights Watch'”.

Al amparo de la celebración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia de Género, el próximo 25 de noviembre, las personas que sufren este tipo de maltrato deben recordar que el primer paso es denunciar para continuar con la activación de todos los mecanismos de protección.

En lo que va de 2014, 4.665 granadinas han pedido ayuda en el centro provincial del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), o lo que es lo mismo, han realizado consultas sobre violencia de género. De este modo, el citado organismo ha atendido 1.317 de esas consultas que, a día de hoy, suponen un 49,81% de las denuncias a nivel general. También, a través de los centros municipales de Atención a la Mujer -23 en la provincia-, se han llevado a cabo 3.348 consultas.

Según la coordinadora del IAM en Granada, Ana Belén Palomares, “el volumen es importante, pero hay que tener en cuenta que tenemos los datos de las mujeres que se acercan, lo que supone una mínima parte del total de las que están sufriendo esta situación porque una mujer, en su proceso de recuperación, se puede acercar varias veces. En los tres últimos años, el número de estas consultas ha aumentado, así como las usuarias del IAM. En cuanto a los asesinatos por esta causa, las estadísticas suben y bajan, no hay una evolución en la tendencia de mejora. Yo sí creo que la violencia de género ha aumentado, por las consultas que nosotras hacemos, y que viene unida a la falta de sensibilización y campañas de concienciación a nivel nacional. Hay que saber que la violencia de género es un problema y un delito muy grave que sufren muchas personas directa e indirectamente".

A pesar de los datos, la gente afectada por este tipo de violencia debe saber que “hay otro final”. “Son mujeres que han pasado por una situación muy complicada, cuyas secuelas son evidentes, ya que merma la autoestima y afecta psicológicamente. Por eso, deben dejar atrás esa situación de violencia y sentirse apoyadas para emprender un nuevo camino. Desde el IAM ofrecemos asesoramiento jurídico y la atención psicológica necesaria para hacer frente a un proceso duro y complicado. Es fundamental el trabajo que se hace de manera integral, esto es, trabajar con ellas a nivel jurídico, de asesoramiento, social, así como a través del área de empleo y, como he dicho, d la psicología”, explica la responsable del centro al tiempo que insiste en que la violencia machista puede estar en la vida de cualquier mujer.

Educar en igualdad desde edades tempranas

Otro de los datos más significativos en referencia a este tema, son los casos de violencia de género entre los jóvenes. Tal y como asegura Palomares, “la juventud sigue siendo partícipe de roles sexistas y comportamientos tradicionales que sitúan al hombre en una posición de superioridad respecto a la mujer. Lo importante es trabajar con ellos desde edades muy tempranas y con la coeducación para hacerles ver la importancia de tener relaciones sanas, igualitarias y saludables donde los miembros de la pareja disfruten de ella el tiempo que dure. La perspectiva de género debe estar presente en todas y cada una de las acciones que se hagan hacia el exterior”.

En la actualidad, 18 chicas de entre 14 y 17 años están inmersas en el programa de atención psicológica en Granada por sufrir violencia sexista, sobre todo, a través de las redes sociales. “Este tipo de control desmesurado que ejerce el maltratador sobre su víctima va desde colgar fotos, suplantar su perfil, pedir contraseñas de las redes sociales o coger el móvil. Se trabaja con ellas y con sus tutores legales a nivel grupal, individual y con los padres. Hay que destacar que, en 2013, se enjuiciaron a 151 chicos menores de edad en toda España por violencia de género”, aclara.

En lo que va de año, han sido asesinadas 43 mujeres, de las que cuatro eran menores de 30 años; diez de Andalucía; y, de ellas, dos pertenecían a Granada. El pasado 2013, fueron 54 las víctimas mortales por estas agresiones; 14 eran menores de 30 años; una de esas 14 tenía menos de 20 años; y otra menos de 16. “Como ya se sabe no hay un perfil común de las víctimas de violencia de género ni tampoco de los maltratadores. Son de muy diversas clases sociales y con diferentes grados de preparación".

No obstante, y pese a ese pánico inicial, ese sentimiento de culpabilidad y soledad, o esa preocupación por el qué dirán, todo llega a su fin porque la vida ni acaba ni empieza en el otro, sino en uno mismo.

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