lunes 29 abril
Maracena  |   | Jesús M. Simón

El alcalde de Maracena que nunca dejó de serlo

Con el fallecimiento de Luis López García 'Jorovive', la ciudad despide al referente social e institucional con el que la 'Rusia Chica' afrontó la llegada de la democracia

López fue alcalde de Maracena de 1981 a 1991. Foto: IU

Con el fallecimiento esta semana de Luis López García ‘Jorovive’, Maracena despide al referente social e institucional con el que la 'Rusia Chica' afrontó la llegada de la democracia. Alcalde durante prácticamente toda la década de los 80, su trayectoria previa, durante y posterior a su etapa de regidor le hizo liderar a un sector de la izquierda que durante años fue mayoritaria en el municipio gracias a su ejemplo.

La honestidad personal entre lo que decía y lo que hacía le generó tanta veneración por sus compañeros de ideología como respeto y resignación de sus rivales políticos ante su persistencia. Nunca renunció a poner su codo en la defensa de lo que creía justo, ya fuera en la dictadura en la defensa de trabajadores en lucha o defendiendo un árbol en democracia ante alguna reforma urbana.

Era el comunista ideal, porque creía y recreó en su propia trayectoria las virtudes de la igualdad social entre el alcalde y el pintor. Llegó a la Alcaldía como evolución a su lucha sindical junto a Pepe Cid de la Rosa o Francisco Portillo como parte fundamental en la provincia de CCOO en la clandestinidad. Su vehemencia le hizo ser creíble para muchos maraceneros, mano de obra de la construcción o la fábrica del tabaco, que vieron cómo los defendió desde antes de la muerte de Franco en organizaciones locales que sorteaban al régimen como podían (Peña los Celtas).

Y también después en el difícil papel de ponerse al frente de un Ayuntamiento vigilado por haber sido refugio de los que se rebelaban. Y como en la Maracena de los 80 estaba todo por hacer, muchas de las infraestructuras de la hoy ciudad tienen su firma inicial.

Creyó erróneamente que todo el mundo pensaba y actuaba como él. Cuando dio un paso atrás en la política local de los 90 descubrió desde el banco en el que se sentaba, en la plaza delante del viejo Ayuntamiento, que no todos los que querían coger su testigo anteponían el bien común al personal. Llevó mal las divisiones que llegaron a la izquierda que, institucionalmente, ya no lideraba.

Sin ser ya alcalde lo siguió siendo para muchos. A él le daba igual ser el primero o el último de la organización a la que dio su vida, él se limitaba a no callar ante lo que creía injusto. Y así se manifestó contra gobiernos locales elegidos por una Maracena que ya no era el pueblo de obreros que él había liderado en los ochenta.

Aceptaba los cambios sociales de los tiempos pero no de sus principios, que seguía defendiendo con la vehemencia de quién no tiene nada que perder porque Luis López ‘Jorovive’ necesitaba poco más que sus ideales para mantenerse en lucha.

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