La Universidad de Granada restaura la puerta de entrada de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura
La intervención ha consistido en una recuperación tanto material como estética
La puerta principal de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura (Etsag) de la Universidad de Granada, que se encuentra en uno de los edificios más emblemáticos del popular barrio del Realejo, ha sido restaurada recientemente gracias a la intervención del Área de Patrimonio del Vicerrectorado de Extensión Universitaria, Patrimonio y Relaciones Institucionales y su Secretariado de Conservación y Restauración.
La puerta, de 412 centímetros de alto por 250 de ancho, consta de dos hojas y está fabricada con seis enormes tablones de madera de castaño clavados a dos gruesos bastidores de madera de pino mediante 156 tachuelas de fundición de color dorado y forma romboidal.
Tiene dos llamadores con cabeza de león realizados en el mismo material que las tachuelas y una pequeña ventana o mirilla corredera con cancela de latón dorado. Por último, presenta en su interior herrajes de hierro fundido y un gran cerrojo que permiten su cerramiento.
Antes de la intervención, la puerta mostraba un avanzado estado de alteración debido a la intemperie y los cambios de temperatura provocados por la gran amplitud térmica que se registra en la ciudad. Desprovista ya de su capa de protección por el sol, la madera se encontraba extremadamente seca.
Por otro lado, la parte inferior presentaba numerosas perforaciones producidas por un antiguo ataque de insectos xilófagos, además de un avanzado estado de pudrición por el efecto de los hongos y la alta humedad ambiental. Los elementos metálicos, oxidados, habían virado hacia un color totalmente negro mate. Además, 16 tachuelas habían desaparecido en la parte inferior posiblemente al ser sustituidos por un zócalo metálico, hoy inexistente.
Tratamiento aplicado
La intervención de restauración ha consistido en una recuperación tanto material como estética, ya que se trata de un elemento arquitectónico que ejerce la doble función de uso e imagen. Para ello, se ha aplicado un consolidante a la madera y se han rellenado todos los agujeros que presentaba la puerta con pasta de madera para evitar así la entrada de nuevos insectos y reducir además la higroscopicidad o capacidad de absorción de la humedad de la madera.
Tras la retirada de todos los injertos antiguos, se ha realizado un nuevo injertado de madera de castaño de modo que, además, se produzca el menor impacto visual posible de los elementos nuevos. Finalmente, se han limpiado todos los elementos metálicos, que han recuperado el color y brillo metálico original.
De igual modo, se ha limpiado la superficie de la madera y se han aplicado los elementos necesarios para reducir la higroscopicidad de la madera, asegurar su durabilidad en el tiempo y protegerla de la acción de los elementos climáticos y los insectos xilófagos. Por último, se han colocado las 16 tachuelas nuevas que faltaban, del mismo tamaño y forma que las originales.
El edificio que ahora acoge la Etsag cuenta con una dilatada historia. Su primer uso fue el vivienda de Stefano Centurione, en el primer tercio del siglo XVI. En 1540, el edificio fue adquirido por Juan Hurtado de Mendoza, que lo transformó en un palacio que sería la residencia de los Mendoza hasta mediados del siglo XVII.
En 1776, Joaquín Palafox Centurión, almirante de Aragón, lo vende al Arzobispado de Granada. Será a partir de 1866 cuando el edificio se convierta en hospital militar, su último uso antes de pasar a formar parte del patrimonio inmueble de la Universidad de Granada en 1980.
En 1994 se convierte en la sede de la Etsag, que en 2015 inicia su última etapa tras las intervenciones de rehabilitación y reforma dirigidas por el arquitecto Víctor López Cotelo, haciéndole merecedor del Premio de Arquitectura Española en 2015.
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