lunes 6 mayo
La Cínica Interviú  |   | Francisco Barajas

“La poesía purifica la vida tanto como la vida purifica la poesía”

Miguel González: “La corrupción es una enfermedad política que es una enfermedad social”

Miguel González es poeta. Foto: Antonio Ropero

Miguel González es poeta. Foto: Antonio Ropero

Miguel González Martos, amigo de este modesto que firma la entrevista, además de ser el cliente entrevistado de hoy, es una persona humana. Es un ser humano. Y todos conocen lo que quiero decir, aunque los más miran para otro lado cuando las criaturas humanas tienen por meta ser personas. No ser triunfadores. Miguel González Martos, fue político municipal socialista en el ayuntamiento granatensis, quizá defenestrado por decente, trabajador y honrado, y fue el que me llevó, junto a Concha Molina Calvente, quizá otra defenestrada política del PSOE municipal, a conocer la realidad de los barrios de la Zona Norte de Granada, una de las mayores vergüenzas del Ayuntamiento de Granada y de la Junta de Andalucía. Y como nada es insuperable, ahora Miguel González Martos, para bien de él mismo, de su familia y de las demás criaturas, se dedica a escribir poesía. Y de forma brillante y comprometida con él mismo y con toda la ciudadanía que lo rodea. Enhorabuena. Y nada más, aunque de Miguel se puede escribir más de un millón de folios y quedarse corto en expresar sus virtudes y humanidades en esta sociedad repleta de inhumanos que solo aspiran a las riquezas, al figuroneo, al poder y a las mentiras. Cuando se es puro, los impuros se encargan de erradicarlos para ellos triunfar. Gracias Miguel, y que sigas escribiendo para bien tuyo y de los que te queremos y leemos.

Pregunta.- Ahora parece que el hombre lo ha olvidado todo, aunque la cultura debe prevalecer siempre… ¿Solo se alcanzan las libertades siendo un hombre culto?

Respuesta.- Es cierto que, tanto a nivel individual como referido a las sociedades o a los países, es común relacionar cultura con libertad como los dos términos de una igualdad o los dos ejes de un binomio perfecto. Pero, paradojas del ser humano, si miramos a la vida real en ocasiones se tropieza uno con personas de tienen un nivel cultural notable o elevado y, al mismo tiempo, son poco amantes de la libertad, en singular, y de las libertades en plural. Como también conocemos personas que teniendo un bagaje cultural considerado pobre o escaso, son admirables por su sentido profundo de la libertad y por tenerla como referencia fundamental en su propia vida y en sus relaciones con los demás. Lo cual nos lleva a concluir que, si bien la cultura es -o debe ser- una vía de acceso a la libertad, aunque ser libres es algo mucho más amplio que ser cultos. Porque el hambre de libertad, la práctica cotidiana de las libertades y su defensa, no sólo tienen que ver con la cultura que alguien posee, sino también con la propia experiencia vital, con la conciencia crítica y autocrítica, con el propio propósito de vida, y con la práctica de otros valores humanos como la verdad, la justicia, la bondad, el respeto a los demás -a todos -, la decencia, la solidaridad,...

P.- La ciencia no se puede ocultar… ¿El ministro Wert es como las pezuñas del caballo de Atila, el azote de las Ciencias?

R.- Responderé a esta cuestión haciendo referencia a la anterior. A mi entender y con todo el respeto, el actual ministro de educación viene a ser ejemplo de alguien que teniendo una aguda inteligencia, una preparación académica extraordinaria y un elevado bagaje cultural, se caracteriza por su alergia a la libertad, por su enconada tarea de debilitar las libertades, por su autoritarismo, por su intolerancia, y por su incapacidad para sentarse a dialogar con quien piensa o actúa de manera distinta a como él lo hace. Y, siendo ministro de un área clave para el país como es la educación, esto es todavía más grave. Porque en su empeño de agradar a los poderosos y de gobernar de rodillas ante la iglesia católica, el ministro Wert no es sólo azote de las Ciencias, sino el azote de la libertad.

P.- La estupidez no se puede ocultar… ¿En política están demasiados estúpidos?

R.- El filósofo y enciclopedista francés Diderot decía que la estupidez es más llamativa que la fealdad, pero que se disimula mucho mejor que ésta. No soy quién para decir si entre quienes se dedican a la política está más presente y extendida la estupidez que en el conjunto de la sociedad. Durante mi experiencia en lo que llamamos la política, he encontrado muchas personas inteligentes y buenas. Y también, otras llenas de vaciedad. En todo caso, lo decisivo es que los gobernados estemos siempre atentos, críticos, y evitemos con nuestro voto a quienes desde el poder y la política nos hablan, nos tratan y actúan como si nos considerasen estúpidos a todos.

P.- Otra cosa que no se puede ocultar es la riqueza… ¿La corrupción política demuestra unos partidos políticos corruptos?

R.- La corrupción es una enfermedad política porque es una enfermedad social. Los políticos corruptos no son extraterrestres sino que forman parte de nuestra misma sociedad. El cáncer de la extendida corrupción política que está matando la salud de nuestra democracia, es reflejo y consecuencia de la corrupción social. Dicho de otro modo, hay que amputar y tomar medidas de todo tipo para controlar y eliminar la corrupción en nuestras instituciones, en los partidos, en el empresariado, en los sindicatos,... Pero la corrupción no desaparecerá de la vida institucional, política, empresarial, sindical, mientras siga arraigada en la pequeña dinámica cotidiana y encuentre su caldo de cultivo en nuestras relaciones sociales. Son los políticos, la policía, la fiscalía y los jueces quienes deben actuar sin contemplaciones ni enjuages contra la corrupción, pero somos los ciudadanos quienes hemos de erradicar la corrupción, comenzando por nuestra forma más eficaz de actuar en política que es el voto.

P.- Finalmente tampoco se puede ocultar la pobreza… ¿El capitalismo, con su feroz desempleo y su injusto libre mercado, hay que erradicarlo de la manera posible que sea?

R.- La pobreza siempre ha estado entre nosotros, enquistada en nuestro sistema social. Viva y activa como un virus. Escondida, callada y mortal como una metástasis. Hay ricos porque hay pobres, y viceversa. Y hay cada vez más pobres porque los ricos son cada vez más ricos. Ya antes de la crisis había en España ocho millones de pobres, la quinta parte de la población. Ahora su número y su dolor se han multiplicado de forma descomunal. Yo no soy economista pero sé que nadie tiene una varita mágica más allá de sus fugaces promesas electorales. Nos vienen aún tiempos muy oscuros. Pero alguien, por el bien de todos, habría de ponerse manos a la obra urgentemente para reducir la voracidad sin alma del capital, debilitar su bota de hierro sin corazón, repartir la riqueza del país con justicia, y tener como norte de su gobierno el logro de una vida digna para todos. No es tan difícil. Sencillamente, ni interesa ni se intenta.

P.- ¡Que gobiernen los poetas… ¿Realmente la poesía podría ayudar a crear gobernantes honrados y justos?

R.- Gabriel Celaya escribió un poema que tituló “La poesía es un arma cargada de futuro”. Lo leo con frecuencia y lo recomiendo a todos siempre, sobre todo en estos tiempos oscuros que corren desde hace años, desde antes de la crisis. Tal vez la solución no es que gobiernen los poetas. Entre ellos también habrá una proporción de indignos, inmorales, injustos y poco decentes. Pero hablando de sociedad, honradez y justicia, estoy seguro de que el arte, la literatura en general, y la poesía en particular, tienen el deber de ayudar y participar en la creación y el crecimiento de ciudadanos libres, críticos y decentes, de entre los que surjan gobernantes honrados y justos. Ahora que los valores del humanismo están tocados de muerte en nuestra sociedad, ahora que no hay palabras para nombrar la tragedia de los pobres, ahora que un trabajo no da para salir de la pobreza, ahora que se quiere esclavos más que trabajadores, ahora que se multiplica vertiginosamente el número de los torturados por el capitalismo absoluto sin control ni corazón, lo que hay que hacer es comprometerse. Y también la poesía debe comprometerse. No porque pueda resolver la economía o arreglar la política, sino para ponerle voz a las llagas, denunciar el descomunal dolor de los inocentes sacrificados en los altares de los bancos, y ayudar a armarnos a todos de rabia, de valor, de esperanza, de lucidez, y de solidaridad inquebrantable.

P.- Para civilizar solo se necesita cultura… ¿Todos los problemas de España son producto de falta de cultura?

R.- Además de cultura, para civilizar como para vivir se necesita, corazón y voluntad. Saber, querer y poder. Coincido con quienes afirman que los problemas históricos de España se reducen a dos: cómo fraguar la articulación territorial y cómo superar las desigualdades socioeconómicas. Y, a mi entender, éstos habrían de ser los dos referentes esenciales que los votantes deberíamos considerar a la hora de participar en política, escuchar, votar, y exigir responsabilidades.

P.- Para mentir solo hace falta tener memoria… ¿El Estado Social, el Estado del Bienestar, tiene los días contados?

R.- Cuando por el feroz ataque de unos pocos y la débil defensa de la mayoría el Estado de Bienestar sea debilitado hasta su arrinconamiento y desaparición, sólo aquellos pocos se felicitarán por su muerte. Y venderán lo últimos restos que hayan quedado. A mi entender, el modelo del Estado del Bienestar ha sido la única propuesta para gobernar y convivir que ha dado pasos reales y significativos para el progreso general, para erradicar la pobreza y para disminuir las desigualdades en nuestra sociedad. Pero los que tienen más no quieren compartir con quienes tienen menos o no tienen nada. Y desmontan la fiscalidad progresiva, haciendo imposible el sostenimiento de la sanidad pública, de la escuela publica, de las pensiones dignas, de la justicia para todos, de la vital atención a todos los dependientes, de la cultura al alcance de todos. Así, una vez desprestigiado todo lo público, se vende y se compra, se hace negocio... Y santas pascuas. Y volver a lo de siempre: que tenga salud, educación, justicia, dignidad y cultura, quien pueda pagárselo.

P.- El sendero del egoísmo y de la envidia son dos grandes autopistas… ¿Granada es una ciudad en la que circula el egoísmo y la envidia sin carné de conducir?

R.- Granada, la sociedad granadina, sigue pecando de ensimismamiento y de división. Granada perdió el salto de la revolución industrial y está a punto de perder toda oportunidad de incorporarse a las fuentes de producción y riqueza en el futuro. Tal vez, todos tengamos la ilusión de que, en el futuro, la playa, la Sierra, la Alhambra, el curso académico universitario y poco más, podrán ser los ejes de nuestro desarrollo y de nuestra prosperidad. Hoy como siempre, necesitamos con urgencia un dinamismo que vincule a todos los sectores sociales para acordar y llevar a cabo un proyecto de ciudad y provincia, a medio y largo plazo, mediante el diálogo, el acuerdo y la acción conjunta.

P.- Dicen que la música purifica las pasiones… ¿Y qué purifica la poesía?

R.- La poesía purifica la vida tanto como la vida purifica la poesía.

P.- El dolor y la miseria nunca pueden ser belleza… ¿Y cómo se puede calificar a lo que existe en los barrios de la Zona Norte de Granada?

R.- La pobreza, el rechazo, la marginalidad, la exclusión, el dolor, el olvido, el engaño, la manipulación, la falta de presente y de futuro, que están en el origen y en el sostenimiento de la conocida como Zona Norte de nuestra ciudad, sólo se pueden calificar como catástrofe y como vergüenza. Pero además de olvidar el infinito sufrimiento de miles de niñas y niños, jóvenes, mujeres, hombres y mayores que malviven aquí, la sociedad granadina y sus instituciones (políticas, económicas y sociales) no quieren entender que esta realidad condiciona el presente y el futuro de la ciudad en su conjunto.

P.- Ni dioses, ni políticos corruptos, ni banqueros, ni explotadores… ¿Nos hace falta más amor?

R.- Sí. Para salir de este hundimiento nos necesitamos a nosotros mismos, a todos y a cada uno. Nadie va a venir a salvarnos. Nadie lo hará por nosotros. Y sólo saldremos con bien de este abismo si todos y cada uno somos mejores. Y como no somos sólo dinero, de poco servirá que crezca la economía si no recuperamos los valores en quiebra y si no nos hacemos mejores personas. Por encima del vértigo, de la anestesia y de la exaltación de la basura, necesitamos urgentemente rehabilitarnos por dentro, recuperar como claves de nuestra vida cotidiana la verdad, la decencia, la justicia, la bondad, la belleza y la libertad. Necesitamos ser responsables de nosotros mismos y corresponsables de los demás. Y, sobre todo, necesitamos más amor en nuestros ojos al mirar la vida y en nuestros pasos al andar por el camino. A propósito, permíteme por favor un poema al final de esta entrevista:

PASO DE CEBRA

… y andamos como topos, siempre a ciegas,
buscando torpemente
- a cada dentellada en la tiniebla -
un camino seguro,
es agota de luz que nunca llega,
cualquier pista en el viento, la razón
que de sentido a todo,
una ilusión
ante el golpe final que nos espera.

Pero no olvides,
para mieles y penas
hay remedio eficaz. El corazón.

Ante cada naufragio,
sólo un puerto seguro, el corazón.

Contra el miedo en las venas,
siempre un arma perfecta, el corazón.

Frente a toda cadena,
el pulso libertario
del nosotros, caliente y solidario,
llamado corazón.

Hierros, dulzor, heridas,
verdades, espejismos
de la vida;

sólo un paso de cebra,
el corazón.

Miguel González Martos

“De peatones y náufragos”
(Ediciones Dauro. Granada, 2014)

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