lunes 6 mayo
La Cínica Interviú  |   | Francisco Barajas

“Los ciudadanos tienen que hablar y si no los escuchan gritar”

Blimunda Salas, editora: “La cultura es pública, la cultura es la gente, la hace, la siente y le da sentido”

Blimunda Salas es editora. Foto: Antonio Ropero

Blimunda Salas es editora. Foto: Antonio Ropero

Blimunda Salas (no la saramaga Blimunda Sietelunas de la novela “Memorial do convento” del Nobel luso José Saramago, aunque esta bella dama conoce el difícil arte de indagar en el interior de las personas), es una licenciada en Sociología por la UGR que se dedica, como editora de la Editorial “Lápices de luna”, a publicar libros en papel con el sagrado deber de que los lean los lectores que los adquieren en las librerías, esos negocios culturales que están desapareciendo porque los españoles son más burros que arados que no leen. Cuando una entrevista es buena, en este caso la dama Blimunda Salas es la culpable de que así sea, la lee con pasión agarena hasta el propio autor de la misma. Y este es uno de esos casos. Blimunda Salas es nata o nacida en la bellísima localidad de Gaucín, cercana a la ciudad de Ronda (Málaga), aunque ella ejerce como digna de aquí (granatensi) porque lleva por estos lares asentada desde que llegó a la UGR para estudiar la disciplina académica en la que está licenciada. Pocas mujeres, a mi modesto entender, son más inteligente y brillantes que la dama Blimunda Salas, hago justicia y no loa, y para darse cuenta de ello solo hace falta leer esta entrevista que no es cínica porque preguntar no es ofender y responder tampoco lo es. Muchas gracias, doña Blimunda Salas, y que siga usted con el extraordinario dominio de meterse adentro de las entretelas interiores de las criaturas humanas. Hace falta más amor y menos malaleche. Hace falta más hacer el amor (vulgo follar y erudito copular) y menos envidias que producen guerras. En fin, hacen falta más lunas, una de mis hijas se llama Luna, y para que la humanidad discurra por los caminos republicanos deseados: más cultura, más justicia, más trabajo y más igualdad. Y que los hijos de mamá puta y papá puto, desparezcan junto a los corruptos de todo tipo que nos gobiernan y administran.

Pregunta.- Para comprar libros, lo del dinero es principal, pero seguramente que habrá que saber leer… ¿Por qué nacen en Granada más poetas que flores silvestres, arbustos selváticos y árboles agrestes?

Respuesta.- Porque lo da el ambiente, porque lo dan sus poetas, sus músicos, sus artistas en general y una Facultad de Letras que antes era potente. Durante muchos años en la literatura, en la música y en las artes en general esta ciudad era un referente. Cuando yo llegué a la Facultad de Políticas estuve durante dos años en lista de espera para poder estudiar la Generación del 27 con Luis García Montero, llegué a la ciudad por un poema de él. Y en los bares te cruzabas con Los Planetas, grupo mítico del indie nacional. En cada bar, en cada pub había miles de eventos donde conocías a gente que quería ser artista. Granada era en aquel momento a España lo que París a Francia. Claro eso hoy en día ha cambiado y ahora por lo único que se habla de la ciudad universitaria que fue es o por la fiesta de la primavera o porque alguno de los elefantes sagrados se ponga a contar historietas de su juventud. Una pena.

P.- Usted es editora de la Editorial “Lápices de Luna”, empresa granadina que pretende publicar buenos autores sin malafollá económica y literaria… ¿Y cómo se hace esta ardua tarea que parece digna de los dioses del Olimpo?

R.- Como dice una buena amiga mía y de la editorial, Paloma Cirujano, “con amor y buen humor”. Amo profundamente lo que hago e intento reírme de todo; primero de mí misma, y después del halo casi de sacralidad que tiene esta profesión. Me lo paso muy bien desde la humilde posición que ocupo siendo mala, y poniendo en jaque a autoridades literarias y demás bichos. Nosotros hemos apostado por otra manera de hacer las cosas, nuestra distribución, nuestra concepción del ‘negocio’ es distinta y yo me siento cómoda en ese papel. No pretendo hacerme rica, ni tampoco ser comercial. Pienso que si los libros que publico son bonitos objetos para mí, van a gustarle a alguna gente. Y con eso soy feliz.

P.- El dinero debería de ser como los ajos que se secan solos al finalizar los años… ¿Las editoriales son para ganar o perder dinero?

R.- Las editoriales te dan para sobrevivir y seguir publicando. Por lo menos las pequeñas, yo tampoco pretendo otra cosa.

P.- Un notario jubilado, o sin jubilar, le da el volunto de escribir una novela con su vida por delante… ¿La coedición de libros, una forma de ganar dinero como otra cualquiera, es la causa de que se publiquen tantos en este país en España, tomos que después de publicados no lee nadie?

R.- Bueno pero eso no es literatura, eso es un señor que es aficionado a la literatura, en su inmensa mayoría novela histórica, que tiene la ilusión de publicar una novela. El oficio del editor es otro, es que la literatura tome la calle, que tu apuesta llegue al máximo número de público, que descubras a gente. Lo otro es efectivamente negocio, y quién monte una editorial para ganar dinero a base de coediciones, yo le pediría que le quitara el nombre de editorial y le pusiera imprenta que hace libros.

P.- La Granada cultural es el séptimo continente del planeta Tierra… ¿Y Granada es tan cultural como predican o esto es el cuento de nunca acabar…?

R.- Debería serlo. Todo el mundo le pide a los políticos que cuide la cultura de esta ciudad, que es su riqueza. Yo no, yo le pido a los artistas, a los escritores, a los poetas que dignifiquen la cultura, que tengan dignidad ellos. No me vale decir que no haces cosas porque la institución de turno no te ayuda, eso es una excusa barata para justificar la falta de talento. Personalmente huyo de la gente pegada al poder, al político de turno mendigando por hacer un cartel, porque le den dinero para un festivalito o para que le publiquen un libro. Esa gente no se dedica al arte, son mercenarios. Y cuando estás a sueldo, después no puedes hablar de vetos o de no tener libertad de expresión.

P.- Las universidades son entes educativos y culturales que casi nunca están conexionados con las sociedades civiles… ¿Por qué la UGR es tan elitista y tan cicatera y tan mercantil y tan endogámica al publicar libros que no son académicos?

R.- Porque es una institución con una estructura medieval. Existen señores y vasallos. Y además los señores entre ellos están en guerra. Cuando estás más preocupado por defender tu cuota de poder que por mantener un nivel, un nombre, una divulgación de tus investigaciones pasan estas cosas, la gente acaba por verte muy, muy lejano a ellos. Es más la universidad, los catedráticos, los profesores están tan centrados en sus propios egos, que se olvidan del mundo.

P.- Hablemos de feminismo, aunque sopesando que yo soy varón… ¿Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer, o esto es la revés?

R.- Yo es que prefiero siempre estar delante o acompañada. Nunca detrás, bajo ningún concepto. Esa frase es probablemente una de las que más daño ha hecho a las mujeres. Por opción propia cualquier mujer debe decidir ser desde neurocirujana a ama de casa. Todo es igual de digno siempre y cuando se haga en libertad, cuando lo haces por estar detrás de alguien… malo.

P.- Un político es un tipo al que una vez comprado y corrompido, siempre está dispuesto a volver a ser comprado y corrompido… ¿Merece la pena hablar del mundo político español?

R.- Claro que merece la pena. Eso se llama ‘concepto de ciudadanía’, los ciudadanos tienen que hablar y si no los escuchan gritar. Lo políticos tienen que saber que son servidores nuestros, gente que trabaja para nosotros y no al contrarío. En este país ha hecho mucho daño el sentimiento de tu no hables, no vayas a tener problemas. A mí me encanta tener problemas por decir la verdad, defender mis derechos y ser libre. Y espero que esto las próximas generaciones lo tengan claro.

P.- Insistiendo en el tema de lo político, aunque teniendo en cuenta que Podemos no da miedo, sino que el miedo lo da el bipartidismo… ¿Y qué podría pasar si Podemos ganase en todas o en algunas de las elecciones en las se va a presentar?

R.- Pues pienso que también se puede morir de éxito. En política solo hay un pecado que no se perdona, la soberbia. Y estoy viendo mucho de eso últimamente en los líderes de Podemos. No tengo claro si están preparados para gobernar, lo que sí tengo claro es que siempre será bueno que el bipartidismo desaparezca y al fin y al cabo ellos han sido los únicos que han pedido mi opinión. Eso sí, les diría que cuidado, creer que estás en posesión de la verdad absoluta hace que no seas permeable y eso es no es bueno si de verdad lo que quieres es devolverle, en el caso de España, darle al pueblo el poder que le corresponde por derecho.

P.- Una relación hasta puede ser amorosa… ¿La cultura tiene relación con la educación pública y privada?

R.- La cultura es pública, la cultura es de la gente, la hace, la siente y le da sentido la gente. La educación debería ser pública, laica e igualitaria en todos los casos. No entiendo, no puedo entender el concierto en los colegios. Por supuesto tampoco entiendo la gente que desde la educación privada, defienden modelos supuestamente ‘progres’, lo que es muy de la cultura hipster, que no es ni más ni menos que el deseo de ser exclusivo, de ser élite. Yo soy lo que soy hoy, porque pude acceder a becas, porque me fui de Erasmus, porque tuve libros gratuitos. Si yo no hubiera tenido todo eso, jamás habría llegado a ser licenciada universitaria. Escucho todos los días gente poniendo a parir el sistema educativo, es cierto, es malo principalmente porque no se puede estar cambiando en función del partido en el gobierno. Lo que no entiendo es que la solución sea establecer colegios privados o llevártelo a un concertado porque no te guste. Los sistemas se luchan y se pelean desde dentro, no se montan sistemas educativos que lo único que hacen es establecer desigualdades.

P.- Las mujeres son el sostén maternal de la población humana del planeta Tierra… ¿Hablamos de maternidad?

R.- Estoy harta de hablar de maternidad como quién habla de una religión. Ser madre es muy importante. A mi hijo lo adoro. Pero no es el centro de mi vida. Claro, la cultura dominante de que tienes un hijo y dejas detrás toda tu vida, le viene estupendamente a todos los que justifican que a una mujer embarazada no se le contrata, las diferencias de sueldo o la conciliación inexistente en este país. Le viene muy bien al poder tener a todo un sector de la población fuera del mercado laboral. Las mujeres somos personas completas, que a veces nos hartamos de niños, que no tenemos porque saber todos los modelos educativos que hay en el mundo, que nuestra mayor preocupación no es que el niño coma palitos de zanahoria, ni velar por la vida social de ellos, para que sean populares. Tampoco pasar de ellos, los hijos son nuestros compañeros de vida, no son ni una carga, ni una bendición. Son personas, que te acompañan a las que quieres y de las que a veces estas hasta las narices. Eso es una relación normal con la maternidad, con la feminidad. El resto es enfermedad.

P.- Algunos versos chinos de muy pocas estrofas o de solo una contienen más sabiduría que cientos de libros… ¿De qué le gustaría a usted hablar porque cree que jamás se lo van a preguntar?

R.- Yo es que hablo mucho, y de todo. Vamos que soy un poco deslenguada. Toco todos los temas y me encanta debatir. No creo que existan las verdades absolutas. Pero nunca me preguntan sobre mi pueblo. Sobre mi serranía, sobre Ronda, sobre Gaucín. Sobre mi abuela que es la que hizo que yo sea a día de hoy la persona que soy, sobre mis raíces que al final es lo que de verdad habla de las personas.

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