Una Granada con proyecto y proyectada
Creo, sin temor a equivocarme, que todavía guardamos en nuestras retinas las espectaculares imágenes que nos brindó la cumbre europea que tuvo su sede en Granada. Fueron cientos de horas en directo para las televisiones de todo el mundo. Una publicidad que, con un coste relativamente bajo, ha supuesto un retorno millonario a nivel de marca de ciudad y, especialmente en el ámbito del prestigio de Granada como ciudad preparada para albergar los eventos más importantes del mundo. Es obvio que la organización de un acto de esa magnitud genera unos daños colaterales que son inevitables y ahí hay que alabar la enorme paciencia que ha demostrado el granadino que ha sufrido atascos, desvíos en las tradicionales rutas del transporte público o ha visto restringidos sus movimientos en algunas zonas de la ciudad. Pero considero con toda sinceridad que la relación entre el beneficio recibido y el malestar provocado es claramente favorable para el primero.
Lo sucedido durante los tres últimos días de la pasada semana en nuestra ciudad nos ha permitido, entre otras cosas, sacar brillo al orgullo de ser ciudadanos de uno de los territorios más bellos del mundo, tal y como ha sido constatado por los medios internacionales y, también, como han atestiguado los jefes de Estado y Gobierno citados en nuestra ciudad. Y ese orgullo no es más que la consecuencia de una estrategia clara que puso en marcha Paco Cuenca como alcalde de Granada: situar a nuestra ciudad en el mapa del mundo de las grandes citas internacionales. No olvidemos que en 2016 estábamos sumergidos en una autarquía política que provocó una deuda millonaria y un desprestigio enorme, además de la desaparición de nuestra ciudad de todo tipo de actividad relevante. El mal gobierno del PP durante trece años emborronó el nombre de Granada y sepultó su honor bajo toneladas de tenebrismo turbio. Pero todo eso cambió.
Romper la estacionalidad, quebrar las dinámicas de las ofertas de fin de semana, aumentar la pernoctación en la ciudad, permitir a un sector severamente castigado y al socaire de periodos de crisis o bonanza, estaban detrás de abrillantar la agenda de eventos de una ciudad absolutamente preparada para su organización. Así llegaron la fase final de la Copa del Rey de baloncesto, la final de la Copa de la Reina de fútbol femenino, el torneo del pasado verano protagonizado por el combinado nacional de baloncesto preparatorio para el Mundial, la final de la Copa del rey de fútbol sala, el Día de las Fuerzas Armadas o la Cumbre Europea… y lo que aún falta por llegar y que también fue cerrado en la etapa anterior.
Poner al mundo mirando a Granada es una parte más de ese proyecto de ciudad que el Gobierno de Paco Cuenca construyó para una ciudad carente de modelo y que, por fin halló una brújula con la que orientar su proa al norte. Norte que corre el riesgo de ser imantado por la desidia y la inacción del nuevo gobierno municipal, incapaz de poner sobre la mesa ni un solo proyecto en más de tres meses.
Las administraciones públicas, lideradas por el Ayuntamiento, han de plantearse ahora cómo aprovechar el inmenso impacto que ha generado ser la capital de Europa durante estos días. ¿Qué estrategias van a poner en marcha para recoger todo ese viento de cola? ¿En qué trabajan ya para que la foto de estas jornadas suponga un verdadero giro en las tareas de promoción y desarrollo de Granada, no solo en el ámbito turístico? Esos son los retos que tienen por delante y en los que también el Grupo Socialista, como líder de la oposición, quiere ayudar y poner en manos de quien corresponda su experiencia en la organización y planificación de un proyecto estratégico para Granada capaz de transformar nuestro territorio. Vamos a vigilar, apretar y colaborar, es nuestra tarea y nuestra vocación.
