martes 19 marzo
Universidad de Granada  |   | Redacción aG

Descubren que el Patio de los Leones y Comares estuvieron decorados con cerámica de colores

Alfareras trabajando para la Alhambra, nuevas cronologías y métodos de fabricación son algunas de las numerosas aportaciones de la investigación liderada por la UGR

Alicatado de la Alhambra. Foto: UGR

Una investigación liderada por la Universidad de Granada ha descubierto que algunos espacios emblemáticos de la Alhambra, como el Patio de Comares o el Palacio de los Leones, presentaban piezas vidriadas de cerámica coloreada, muchas de las que ya no se encuentran en sus emplazamientos originales.

El estudio también ha dado visibilidad a la labor de las alfareras de la Alhambra, mujeres que, al quedar viudas y no tener hijo varón mayor de edad, podían continuar con el taller de alfarería del que previamente se encargaban sus maridos. De sus trabajos surgían piezas únicas.

“La Alhambra era una ciudad de cerámica llena de color”, así lo ha indicado la catedrática de Historia del Arte de la UGR e investigadora principal de este trabajo, Elena Díez. El equipo liderado por ella ha estudiado miles de datos sobre la cerámica arquitectónica del conjunto monumental granadino.

Las investigaciones desarrolladas junto al Patronato de la Alhambra y Generalife han abordado, durante más de cinco años, la recuperación de más de seis mil datos sobre la cerámica arquitectónica del monumento, tanto la que está vidriada como la que está sin vidriar. Los análisis no han tenido en cuenta únicamente los alicatados que revisten la arquitectura, sino también otras piezas como lucernas vidriadas que tenían algunos de los baños, tejas de múltiples colores o incluso sumideros hechos de barros y vestidos de color.  

El estudio exhaustivo de la documentación de archivo que se conserva en la Alhambra ha permitido sistematizar en una base de datos más de cuatro mil documentos con múltiples informaciones, cada uno de ellos sobre creaciones nuevas, reposiciones, intervenciones y reparaciones llevadas a cabo durante siglos. 

Esta labor ha conseguido “recuperar cómo se llamaba a las piezas en determinados momentos y cómo había espacios hoy desnudos que estaban cubiertos de cerámica vidriada, caso de las paredes del Patio de Comares o parte del pavimento del Palacio de los Leones, por citar dos lugares muy conocidos y que hoy vemos con otra imagen”, ha explicado Díez.

La investigación ha documentado varias mujeres alfareras en los siglos XVI y XVII, pero también en el XIX y XX. “Fabricaban piezas de todo tipo, pero las que hemos desvelado se refieren principalmente a piezas vidriadas para los alicatados de la Alhambra, es decir, revestimientos de los zócalos, así como cerámicas vidriadas para pavimentos (olambrillas) y tejas vidriadas de colores”, ha detallado la catedrática de Historia del Arte.

Los investigadores de la UGR Carolina Cardell Fernández y Alberto García Porras. Foto: UGR

Pastas arcillosas ricas en cal

Los espacios en los que trabajaban estas artesanas eran casas de alfarería u ollerías. Contaban con un horno, varias pilas de barro (con barro sin cocer, otro zaleado, con barro colorado y otro blanco). Cerca había diferentes cargas de leña para el horno, hormas de barro, un molinillo de piedra para moler pigmentos y ruedas de torno. 

Algunas de las piezas son de importación de talleres sevillanos, como ciertos azulejos elaborados con la técnica de la cuerda seca, y de otros puntos del sur peninsular. Otras son de los propios alfares de Granada. Otros ejemplos presentan huellas de su fabricación e incluso muchos de ellos podrían considerarse deshechos de alfar, lo que señala una producción local de gran calidad.

El estudio arqueométrico revela que cada pieza posee unas características petrográficas y composicionales únicas que pueden ayudar a clasificar otras cerámicas similares de datación incierta. Además, se han identificado particularidades tecnológicas. Las muestras analizadas coinciden en mostrar piezas elaboradas con pastas arcillosas ricas en cal y cocidas en atmósfera oxidante, independientemente de su cronología, obteniendo bizcochos de color crema que no interferían en el vidriado. Se han identificado las temperaturas utilizadas en la cocción y los pigmentos y elementos cromóforos que otorgan color a los vidriados.

La documentación revela que en el siglo XVII se hablaba de azulejos pintados para la Sala de los Reyes, aludiendo a la imitación de la cerámica vidriada que se hacía con pintura. Así que es probable que lo que se hizo en el siglo XIX por Rafael Contreras en la Sala de los Reyes y otros espacios se inspirara en esta técnica de pintar que imitaba la cerámica. También se han documentado varios grafitos o marcas en algunas piezas colocadas 'in situ' en la Alhambra y que podrían hacer alusión a algunos de los alfareros documentados.

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