Granada se deshace del hastío
Las cinco hermandades de la quinta jornada de pasión pudieron desquitarse de la pereza generada en los días anteriores · Multitud en las calles para vivir la recta final de la Semana Santa de Granada
Dice la tradición popular que hay tres jueves que brillan más que el sol: "Jueves Santo, Corpus Christi y Ascensión". Aunque el de esta semana de pasión las nubes fueran protagonistas en el cielo, la lluvia no hizo acto de presencia por primer día durante la Semana Santa de Granada y posibilitó que todas las hermandades pudieran efectuar sus respectivas estaciones de penitencia.
Las calles de Granada se abarrotaron para presenciar el discurrir de las cinco hermandades de la quinta jornada de la pasión, demostrando las ganas que tenían de vivir un día así, además de la necesidad de poder recrearse con los mejores momentos de la jornada del Amor Fraterno.
Y es que el destino, que ha mandado todos estos días, quiso ser caprichoso y que todas las corporaciones nazarenas que no pudieron salir los días anteriores (hasta 17) estuvieran presentes de algún modo para desprenderse de un malestar que ya empezaba a provocar hastío y cansancio.
Alegría en María Auxiliadora
La primera hermandad que debía tomar la decisión en una tarde encapotada fue la de los Salesianos, que siendo la que más lejos llegaba en este Jueves Santo determinó ponerse en la calle, pese a las opciones de lluvia, escasas, que recogían los partes emitidos por la Federación de Cofradías.
De este modo, el importante cortejo desde María Auxiliadora gritó con alegría cuando se conoció la noticia de que la hermandad se ponía en la calle, lo que también derrochó el júbilo en la Concha, esperando la decisión de sus predecesores en la Carrera Oficial.
Salesianos volvió a demostrar tacto a la hora del transitar del Zaidín por el Centro de la ciudad, esta vez con el estreno de Dionisio Martínez como capataz de un palio que también estrenaba la frontal recientemente elaborada por Javier Núñez en el taller de la Hermandad.
Lágrimas en la Concha
Si estos días los templos se llenaron de lágrimas de resignación y tristeza ante la imposibilidad de poder salir de las hermandades, en el caso de la Concha también las hubo, pero esta vez fue por la emoción vivida a la hora de volver a ver a la hermandad en las calles después de lo visto desde el Domingo de Ramos.
La cofradía se encarga de hacer que el Albaicín silencie ante lo que está a punto de ocurrir, la muerte de Cristo, y de ello se encarga con gran acierto la Asociación Musical San Sebastián de Padul, que en el atrio da solemnidad a un acto solemne, como es que Jesús se dirige irremediablemente hacia la muerte.
De nuevo volvieron a vivirse momentos mágicos, con la Alhambra como testigo, en la salida de una hermandad que este año celebra su cuadragésimo aniversario de la bendición del Señor del Amor y la Entrega, para lo que se estrenó 'Claroscuro' como marcha.
El río blanco y negro de la Aurora
San Miguel Bajo es una fuente. Aunque allí no van a parar ningún río, el templo albaicinero se convierte en un manantial del que salen dos ríos, uno blanco y otro negro cada Jueves Santo de la mano de la Aurora.
El blanco es por la cantidad de nazarenos que la cofradía volvió a poner en las calles, zigzagueando el Albaicín como su barrio que es, arropado por sus fieles y devotos. El negro es por la cantidad de camareras que se pusieron en la calle con la hermandad, más de 300 para ofrecer un cortejo que es la envidia de Granada y Andalucía y que reflejan el trabajo de todo un año.
Los Grifos de San José, por desgracia, no son un lugar amplio y extenso donde quepan muchas personas. Solo unos pocos privilegiados tienen la oportunidad cada Jueves Santo de poder ver de cerca cómo los capataces de la Aurora y sus costaleros obran el milagro de hacer posible lo imposible. En esa magia se impregna cada quinto día de la pasión Granada. Que nadie la robe.
Llovió en el Albaicín
Aunque las previsiones más positivas se llegaron a cumplir, lo cierto es que finalmente sí llovió en el Albaicín, concretamente en la parte más alta al ver pasar a la Hermandad de la Estrella, que también con sumo tacto suele demostrar cómo se puede progresar desde una cofradía.
La corporación sigue dando pasos de gigante en su evolución y saber estar en la calle, como volvió a demostrar en un cortejo lleno de camareras, que corroboran que quieren estar cerca de la titular de la cofradía que tallara Dubé de Luque.
En esta ocasión, Jesús de la Pasión estrenó los dos retes del antiguo testamento situados en las esquinas traseras del canasto del paso, guiado magistralmente por Gerardo Martínez y Andrés Palacios y su equipo de costaleros, que forman una simbiosis única con la Banda de María Santísima de la Estrella sin la que el Jueves Santo no sería tal.
Cien años de Misericordia
Si el día de plenitud cofrade tenía que acabar de alguna manera esa tenía que ser con una hermandad que este año cumple su centenario con el Cristo de la Misericordia que tallara José de Mora y que procesionó originalmente como pocas veces en los últimos años lo ha hecho en las calles de Granada.
Granada esperó a su Cristo muerto en la cruz de taracea con las luces apagadas en su discurrir y en silencio, como manda la tradición, para ofrecer una de esas estampas únicas en la Semana Santa de Granada y que la hace incomparable con el resto del mundo.
El Darro, Plaza Nueva, San Matías o la Mariana son fiel testigo de que nadie quiere despedir el Jueves Santo sin ver de cerca la imponente figura de Cristo muerto en la cruz realizada hace más de 300 años. No es para menos.
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