lunes 29 abril
Chauchina  |   | Luis F. Ruiz - Noelia S. Lorca | Fotos: Blanca Rodríguez

Devoción infinita por la Virgen del Pincho de Chauchina

Cerca de 10.000 personas se dan cita como cada 9 de abril en la localidad metropolitana para cumplir con una tradición que se traspasa de generación en generación

Cada 9 de abril es un día especial para los vecinos de Chauchina, que ven como su población de apenas más de 5.500 vecinos casi se duplica para mostrar devoción por la Virgen del Pincho, una advocación mariana que cumple ahora 118 años y que volvió a llenar las calles de la localidad metropolitana de fervor en torno a su imagen.

Durante varios días Chauchina se entrega en cuerpo y alma a la admiración que sus habitantes sienten por la imagen a la que veneran durante todo el año en su templo situado en la Plaza de la Constitución y que 44 costaleros portan bajo andas cuando dan las 17.00 horas del noveno día del cuarto mes del año, en el que las calles se llenan de miles de personas.

Llegados desde los pueblos más próximos, no son pocos los vecinos que peregrinan hasta Chauchina para estar ante la imagen de la Virgen del Espino, partiendo desde primera hora para participar en la salida de la dolorosa a la que le hacen llegar sus rezos y súplicas, sin importar la temperatura que, como este martes, estuvo más cerca del estío que de una época primaveral.

Arropada por un amplio cortejo, en el que se integran unas 120 camareras de todas las edades, la Virgen del Espino sale puntualmente a las calles para estar cerca de sus fieles que la veneran durante todo el año, bien sea desde la propia localidad, pueblos vecinos o aprovechando visitas puntuales.

Es el caso de Rufo, uno de los 60 costaleros que participa en la procesión y que ya formaba parte de la Asociación Cultural que precedió a la ahora Hermandad Sacramental que organiza la salida de la imagen: "Supone un orgullo y una satisfacción, pero hay que llevarla a diario", relata mientras recuerda que antes de volver a Canarias, donde reside, siempre encuentra el hueco para estar con "ella".

Hombres y mujeres se entremezclan bajo las andas del paso de plata de la patrona de Chauchina en su día grande, en el que nada se deja a la improvisación y se cuidan todos los detalles, incluidos los lazos con los que se sujeta el pelo de ellas o los zapatos de casi todos, con el lema 'Espino' en oro sobre tela negra.

Algunas de las imágenes que dejó la procesión en Chauchina este martes

Un 'río negro' que precede a la Virgen

Si algo tiene la advocación a la Virgen del Pincho es la pasión con la que viven su salida las niñas, adolescentes y mujeres que la preceden vestidas de camareras, que en filas de cuatro forman un 'río negro' amplio.

Entre ellas, las más jóvenes son las que abren este cortejo justo después del estandarte; y las más próximas a la titular mariana son las que llevan más tiempo, como sucede a Enriqueta Sánchez, quien se emociona al hablar de la patrona, delante de la que lleva al menos 30 años.

"Es lo más grande que hay en el pueblo, no tiene nombre lo que Dios nos ha dado", dice mientras la mira de reojo, avanza en el cortejo y porta una vela que pese al sol ya lleva encendida. Si tuviera que quedarse con un año especial añade que "todos" hay motivos para que sean especial, si bien añora los tres años que lleva sin su marido fallecido, porque él "siempre iba con ella -la Virgen- a todos sitios", esto es "una cosa muy grande que no se puede describir".

Marisol Casas también es una de las camareras más veteranas y que cada vez que está ante la Virgen del Pincho vive una "emoción indescriptible", ante la que "no se puede decir lo que se siente" porque las palabras "se atragantan" en la garganta.

Casas, que trabaja en Chauchina en una asociación que ayuda a niños con problemas, recuerda que aunque ya no vive en el municipio tiene la suerte de poder verla casi a diario, aunque de ella se acuerda cuando se levanta y abre los ojos: "Es lo primero que hago, le pido que me ayude".

Para esta chauchinera hay dos momentos que nunca olvidará. Uno de ellos es cuando el paso discurrió por el Barrio de los Diecinueve, donde los costaleros ensayaban al principio y entonces la procesión pasó por su puerta, algo que fue un "honor" para un día que califica como "increíble".

El otro momento especial fue cuando estando embarazada de su hijo nació con seis meses: "Pesó un kilo y lo traje en una canastilla para ponerlo a los pies de la Virgen, ahí está, ahora es enfermero", recuerda emocionada.

La devoción en Chauchina se transmite de padres a hijos desde hace más de un siglo. Foto: Blanca Rodríguez

"Unión de todos los chauchineros"

"Es el día más grande que tenemos en todos los sentidos", dice el alcalde Chauchina, Jesús Fernández, quien recalca que más allá de lo religioso, la Virgen del Pincho consigue unir "a todos" los vecinos, sean de la ideología que sea.

El primer edil del municipio reconoce que recurre a ella en más de una ocasión, como lo hacen sus vecinos, que estos días disfrutan de los actos de homenaje a la Patrona y "acogiendo con mucho cariño" a los foráneos que les visitan.

Quien más, quien menos tiene sus motivos para admirar a la Virgen del Pincho, algún momento en el que necesitó su ayuda divina a la que se aferró, como lo hacen decenas de personas a diario en el interior de su iglesia.

Como cada 9 de abril, además de las calles de Chauchina, la imagen ha llegado al cementerio municipal, lugar donde curó sus heridas de llagas Rosario Granados hace 118 años, conocida como la 'vidente' de la Virgen de Chauchina al ver una mujer en el camposanto.

La devoción por la Virgen del Pincho es infinita, no solo en Chauchina sino más allá de sus 'fronteras', tal y como han vuelto a demostrar miles de personas este martes.

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