Juanjo Ibáñez 'conjuga' el tiempo en su primer libro
El periodista y comunicador asume su pasado, disfruta del presente y mira hacia un futuro preocupado por su natural incertidumbre
El periodista Juanjo Ibáñez ha presentado su primer poemario ‘Maneras de conjugar el tiempo’, un libro en el que recorre las fases por las que, en sus propias palabras, ha pasado su existencia vital. Articulado en tres partes, pretérito imperfecto, presente de indicativo y futuro imperfecto, en él asume su pasado, disfruta del presente y mira hacia un futuro preocupado por su natural incertidumbre.
Juanjo Ibáñez había escrito poesía desde su época de estudiante en el instituto Pedro Soto de Rojas, en el barrio del Zaidín, pero la idea de escribir un libro de poemas nace durante el confinamiento. El autor afirma que “el poemario fue cogiendo cuerpo, no nació como una reflexión del tiempo, Solo era un conjunto de poemas que fueron tomando una identidad propia basada en el tiempo, no solo cronológico o metafísico, sino ligüístico y semántico”.
Esa idea empezó a transformarse en realidad de la mano de Mariana Lozano, responsable de Esdrújula Ediciones, editora del poemario, que comenzó a trabajar con Juanjo Ibáñez en la conversión de sus versos en el libro que ahora podemos encontrar en librerías y en la web de la editorial. Pero hay otra persona que ha formado parte importante en la gestación, Javier Gilabert, quien, según el autor, “asume un rol de padrino, de genio impulsor de una obra necesaria de ese empujón”.
Otra forma de contar historias
Juanjo Ibáñez, periodista y comunicador, que en la actualidad trabaja como asesor del PSOE en el Ayuntamiento de Granada, asegura que “la poesía es otra forma de contar historias, que es lo que significa la comunicación para mí, un continuo contar historias”.
Dice Nani Castañeda en el prólogo de ‘Maneras de conjugar el tiempo’ que el libro es “la vida de Juanjo Ibáñez hecha verso”. Y así en sus páginas podemos descubrir esa vida en la que el amor, el feminismo, la igualdad, la realidad social tejen cada uno de sus días.
El libro está dedicado a tres mujeres, Clara, Miriam y Alicia, y una cuarta, su madre, protagoniza el poema con el que rinde homenaje a todas las mujeres luchadoras, madres que dan la vida, pero pierden su identidad, relegando su apellido al segundo lugar de nuestros nombres.
