viernes 17 mayo
La Cínica Interviú  |   | Francisco Barajas

“La Sanidad Civil está llena de héroes anónimos”

Ignacio Álvarez de Cienfuegos, médico militar: “Todas las víctimas son un fracaso, incluidas las del enemigo”

Ignacio Álvarez de Cienfuegos, médico militar: “Todas las víctimas son un fracaso, incluidas las del enemigo”

Ignacio Álvarez de Cienfuegos, en su despacho. Foto: Álex Cámara

Este teniente coronel médico, Ignacio Álvarez de Cienfuegos, es un hombre culto y excelente galeno, nunca matasanos, que va a las variadas misiones del Ejército Español en el extranjero con la sonrisa salvadora de un doctor y con el valor castrense que da ser militar con un bisturí y un fonendoscopio. Supongo que también llevará un arma corta de fuego, y por si el demonio Satanás quiere hacer de las suyas. Como hemos escrito, es un hombre erudito que sabe lo suyo y aún más de la Historia de la Medicina Militar. Y en esta entrevista sin cinismo, que quede claro y nítido, nos cuenta con sus respuestas “cosas” que se deben de conocer de la medicina militar. El teniente coronel Álvarez de Cienfuegos, es también un granadino de pro que ama a nuestra Granada con un amor desinteresado, ese que normalmente la ciudad no corresponde con sus ciudadanos. A sus órdenes, y a ver si nos indica usted, también a los soldados, a los suboficiales y a los mandos, que hay que hacer para no morir en combate, en un hospital o en la cama tan ancho y pancho. Sobre los objetivos que se divisan al frente… Hasta otra entrevista. Y muchas gracias.

Pregunta.- ¿Permítame usted que al médico le pregunte por el Ejército y al militar le indague sobre la Sanidad?

Respuesta.- Las Fuerzas Armadas para un médico suponen una oferta profesional con fuerte contenido humano, científico y un punto de aventura. Además ofrece unos valores muy atractivos basados todos ellos en el servicio a la sociedad: la eficacia, la austeridad, el esfuerzo, el sacrificio, el espíritu de equipo, la camaradería, el valor, el honor, la lealtad… Desde el punto de vista del militar la Sanidad es un factor de apoyo a la misión que resulta imprescindible, es uno de los elementos “capacitadores” que debe contar con el diseño de toda acción de las Fuerzas Armadas. Para la moral de trabajo en condiciones extremas de un combatiente, resulta básico saber que en el peor de los casos contará con nuestra intervención inmediata y que se le evacuará a tiempo a un hospital adecuadamente dotado.

P.- Y una curiosidad… ¿Los médicos militares están sujetos al mando de los guerreros militares?

R.- Tenemos una doble dependencia: Técnica y táctica. Obviamente, desde el punto de vista técnico-médico tenemos total autonomía y capacidad de decisión, pero además formamos parte de una unidad militar con una misión que cumplir y nuestro trabajo se desarrolla en esa formación militar como una parte más del equipo.

P.- ¿La Sanidad Militar en España es una institución con muchos años a sus espaldas?

R.- La Sanidad Militar española es una de las más antiguas del mundo. Ya había médicos hispanos en las legiones romanas como Anitius Ingenius, pero las primeras formaciones sanitarias militares del Estado español las crearon los Reyes Católicos en la Batalla de Toro (1476) y en la Guerra de Granada a finales del siglo XVI. Hubo hospitales de estos en la toma de Baza, Málaga, Alhama y Granada en el Real de Santa Fe. Luego la sanidad en los Tercios, la sanidad naval en la Armada, etc, supusieron un adelanto en este campo respecto a las demás naciones europeas.

P.- ¿Ustedes los médicos militares son primordiales en las misiones internacionales del Ejército de España?

R.- En un equipo todos son imprescindibles. La infantería, los zapadores, los intendentes, los veterinarios, los de transmisiones… y los médicos. Todos formamos un equipo y todos somos imprescindibles. Es cierto que en las misiones de ayuda humanitaria el apoyo sanitario toma una relevancia especial y se convierte un poco en la estrella, pero qué sería de esa actuación sanitaria sin la Armada, sin el apoyo aéreo, sin la seguridad, sin las transmisiones etc… La Sanidad en una misión es tan primordial como los demás cuerpos de las Fuerzas Armadas.

P.- ¿Se siente usted médico, militar o ambas cosas a la misma vez?

R.- No se puede elegir entre asuntos complementarios. La medicina en mi caso es más antigua porque primero fui médico y luego militar, pero los sanitarios de las Fuerzas Armadas nos sentimos profundamente militares, lo somos con gran orgullo y nos gusta presumir de ello. La personalidad de lo militar por su manera de analizar y de hacer frente a las situaciones más difíciles así como por sus valores, hacen a la milicia sumamente atractiva y se complementa perfectamente con la lógica médica y científica.

P.- ¿Muchos momentos difíciles y peligrosos en el ejercicio de su cometido militar y sanitario en misiones en el extranjero?

R.- En misiones siempre estás en peligro más o menos evidente y/o inminente, pero no estás atemorizado porque el riesgo no suele ser manifiesto más que en ocasiones muy especiales. En los momentos difíciles reaccionas con la conducta que has interiorizado previamente y este proceso previo está mediatizado por los valores militares que de forma general en tu vida has asumido como propios. Dicho esto, hay que añadir que ver a tu compañero morir horriblemente o quedar mutilado o al personal civil y aún al enemigo es una experiencia terrible y para la que también tienes que estar moralmente preparado. Como verás la preparación ética es básica en todo, pero para un sanitario militar lo es en grado sumo.

P.- ¿Su juramento hipocrático, el de todos los médicos, puede colisionar por estar la Sanidad Militar englobada en el Ejército?

R.- De ninguna manera, más bien al contrario. El juramento hipocrático es un código de honor y servicio por el que el médico se compromete a poner por encima de sus propios intereses las necesidades de salud del paciente. Los militares españoles juramos la Constitución española, una norma de claro espíritu humanista. ¿Cómo podrían colisionar? Respecto a la actividad militar debemos de tener en cuenta que ésta está regida por ese código de valores castrenses que refuerzan al juramento hipocrático. ¿Cómo puede haber confrontación entre sacrificio, lealtad, solidaridad, valor, entrega, disciplina, criterio, etc. y trabajar por nuestros pacientes con nuestros cinco sentidos?

P.- ¿La Sanidad Militar en que se diferencia de la Sanidad Civil?

R.- Muy poco, casi nada. La sanidad civil está llena de héroes anónimos que se levantan todos los días muy temprano para esforzarse por sus pacientes y a veces con riesgo físico de sus personas (que se lo pregunten a algunos médicos y enfermeros de Atención Primaria o del 061). El único matiz es que nosotros trabajamos en una organización que se prepara para hacer eso bajo el fuego enemigo, en lugares hostiles, remotos, aislados, en condiciones absolutamente precarias y que, por ello, debemos de entrenarnos también en el uso de las armas ya que puede llegar el momento de tener que usarlas para defender a nuestros pacientes.

P.- Yo supongo que sí… ¿Las víctimas colaterales entristecen al médico militar?

R.- Todas las víctimas son un fracaso, incluidas las del enemigo… no digamos las del personal civil. No hay nada que duela más a un militar de una nación democrática, sanitario o no, que causar daño a personas indefensas e inocentes. Está en la médula de nuestro ideario defender al débil, por ello cuando esto se produce supone un quebranto moral enorme. Desgraciadamente este sentimiento no está presente en las fuerzas contra las que luchamos habitualmente, porque aún no se ha dado el caso de que dos países plenamente democráticos sufran una guerra entre sí.

P.- Una pregunta distendida… ¿En la Medicina Militar existe eso de “doctor aquí me duele…” y “no me gusta la orina del enfermo…”?

R.- Sí. Por supuesto. He visto a soldados que han demostrado un arrojo y valentía impresionantes en la acción, acudir sin embargo a la consulta de la base asustadísimos por la presencia de un granito, un pequeño rasguño o síntomas absolutamente banales. A modo de anécdota en Qala i Naw (Afganistán) en una ocasión que pasaba reconocimiento (en términos civiles es pasar consulta) acudió un soldado aquejando una “enorme” diarrea esa mañana y un “enorme” estreñimiento al poco rato. En misiones en el extranjero la consulta más frecuente es lo que los soldados llaman el “Yala-yala”, se trata de un síndrome diarreico banal y súbito de origen infeccioso. Lo llaman así porque es lo único que te da tiempo a decir cuando te acomete… mientras corres camino del excusado.

P.- Para un médico militar que es más importante… ¿Salvar vidas o ganar guerras?

R.- Lo más importante para cualquiera es cumplir con su deber. No se trata de ganar guerras sino de cumplir con el objetivo marcado y hacerlo de forma ética. Puede ser difícil, pero ahí está la gloria. En los ejércitos de países realmente democráticos, cumplir el objetivo debe de suponer salvar muchas vidas, en términos médicos se trata de una “Prevención primaria”, es decir realizar actos que evitan la enfermedad. Por supuesto, la parcela de responsabilidad de los sanitarios es salvar vidas y aliviar sufrimientos de forma directa, pero no debemos de ser miopes sino mantener una actitud de miras más elevadas. Como ejemplo contaré que en una ocasión un convoy fue emboscado sufriendo muchas bajas, incluidas algunas críticas que requerían una evacuación inmediata. Se capturó herido de mediana gravedad al jefe del comando que había realizado la emboscada. Éste fue evacuado con prioridad porque la información que podía ofrecer salvaría muchas más vidas, como de hecho sucedió.

P.- ¿Un médico militar atiende al enemigo igual que al compañero de armas que es amigo?

R.- A ello nos obligan las convenciones de Ginebra desde 1862 y lo hacemos siempre de manera natural porque lo tenemos interiorizado como un valor propio. Cualquier médico civil o militar puede entender esto. Volvemos a lo anteriormente citado: la necesidad de una altura ética e intelectual para afrontar situaciones. Esto nos hace diferentes en muchas ocasiones de las fuerzas contra las que luchamos y estamos orgullosos de esa diferencia.

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Comentarios (2)

  1. Fernando Rodríguez Toves dice:

    Me gustaría contactar con el Teniente Coronel. Pienso que en el año 1986 hice mis prácticas de Alférez de IMEC en el cuartel del Tempull, en Jerez. Soy Fernando Rodríguez Toves (sobre todo me recuerdan por Toves). En aquel momento él era el Capitán de Sanidad.

    Solo querría saludarle y agradecerle su apoyo.

  2. José Palma Gutiérrez dice:

    Tuve el honor y conocer al Tte. Coronel D. Ignacio Álvarez de Cienfuegos Gálvez como jefe interino de la Compañía de Santidad en el cuartel del Tempul en Jerez de la Fra. En 1985 durante mi servicio militar, entonces en aquella fecha era Teniente jefe de la compañía. Excelente Oficial médico y muy buena persona.
    Yo estaba de Cabo Primero en la compañía.
    Desde aquí le mando un saludo muy afectuoso.
    Atentamente:
    José Palma Gutiérrez
    Cabo Primero Reservista Voluntario Honorífico adscrito al Grupo Logístico X.
    Socio de Número de la Real Hdad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil.
    Cádiz a 17-10-2023.
    PD: estuvimos de maniobras en el desierto de Almería en Julio de 1985 y también en el desierto de los Monegros en Zaragoza en Noviembre de 1985.
    Seguro que se acordará.

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