viernes 10 mayo
Opinión  |   |

Cambio climático

Me parece que es mucho más interesante escribir sobre esperanza y algo que nos compete y compromete a todos para hacer del planeta Tierra un lugar más habitable, contribuyendo en positivo desde Granada. Esto me permite, personas lecturas, superar la vergüenza ajena que siento por el alcalde, Nuestro Salvador, que se sostiene a sí mismo con total burla de los más elementales principios democráticos, haciendo uso torticero, espurio de un mandato que ya no tiene, negando un pacto (2+2) de gobierno que todos los demás afirman que existe, provocando la paralización de toda la gestión municipal. Seguir escribiendo sobre esto es desalentador, sitúa a Granada como ejemplo de lo peor, con un gobernante que no tiene ética política alguna, a diferencia de lo acontecido en El Valle, donde el actual alcalde, miembro de una lista independiente “Vecinos por El Valle” sí ha cumplido y tras dos años de mandato le cede el bastón de mando municipal al Partido Popular.

Pues bien, centrándonos en el tema principal, esto es, el cambio climático, debemos partir de la premisa, como mantiene el experto granadino José Pedrosa Labrador (Retos para un área metropolitana sin fósiles), que el planeta y sus recursos son finitos. Por otro lado, la fiebre del crecimiento indefinido pone en peligro nuestra forma de vida y desequilibrará a la sociedad, pues no está preparada para afrontar la caída que se avecina de producción neta de energía y materiales críticos. A tal efecto, se han anunciado importantes restricciones a la circulación y venta de vehículos de combustión que se dejarán de fabricar y solo se producirán vehículos eléctricos. La fecha límite para España es el año 2040. A esto hay que añadir que ya no hay inversión privada en nuevas exploraciones para la extracción del petróleo que queda, su coste llevaría el precio a niveles que el propio mercado no asumiría.

El escenario de futuro que se nos viene encima nada tiene que ver con lo que se nos dice, pues se oculta por las autoridades la sobreexplotación de los recursos energéticos y la superación de los límites biofísicos del planeta, cuyas consecuencias son el colapso del sistema de extracción y su inevitable resultado, que será global, el colapso ecosocial. A día de hoy, ninguna autoridad responde a la pregunta de cuál es la alternativa cuando la fuente de energía que utilizan coches, camiones, barcos y aviones se acabe, cuando, además, las energías renovables que, siendo parte de la solución, no salvan definitivamente el problema. A lo que hay que añadir, la imprudencia de distintos gobiernos mundiales, que es manifiesta y nos llevan a una carrera hacia lo desconocido.

En este contexto, qué podemos hacer, contribuir, desde Granada. Por supuesto que nuestro Nuestro Salvador y alcalde ni se cosca. Como señala acertadamente Pedrosa Labrador, tenemos una serie de fortalezas como son: a) el entorno geográfico dominado por Sierra Nevada con una gran capacidad para almacenar agua en forma de nieve, sin duda, un patrimonio que debe ser protegido con la finalidad de generar un sistema productivo autóctono y clave en base a una ecoagricultura de cercanía; b) Una demografía equivalente a un millón de habitantes en lo que denominamos el área metropolitana, siendo Granada el núcleo principal, pero con espacio de cultivo entre la ciudad y los pueblos que conforman la citada Área que se constituye como un núcleo urbano muy compacto que genera estabilidad y buen consumo y, con ello, más riqueza y generación del mejor empleo. Pero, también tenemos debilidades, nos falta soberanía alimentaria, nuestro sistema agrario es muy dependiente y vulnerable, se cultiva de forma no sostenible para abastecer mercados exteriores al entorno urbano, ésta dinámica, acarreará lo que se llama el proceso de vaciamiento de las ciudades, cuando Granada podría abastecerse de alimentos de altísima calidad mejorando las infraestructuras de riego en la Vega.

Para todo esto necesitamos dirigentes políticos en las instituciones con capacidad de gestión, coordinación con otras Administraciones, con conocimiento del medio, respetándolo, impulsando el consenso y la solidaridad para de esa forma, junto a la sociedad civil, sentar las bases para superar el momento en el que ya no haya petróleo, solo así obtendremos la respuesta a la pregunta, si no hay combustible fósil como van a volar los aviones o navegar los barcos, por poner un ejemplo.

Publicidad
©Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta noticia sin autorización expresa de la dirección de ahoraGranada
Columnista
Salvador Soler

Publicidad
DÍA A DÍA
Desarrollado por Neobrand
https://ahgr.es/?p=182007