martes 19 marzo
Opinión  |   |

Cuando señalas con un dedo, otros tres te apuntan

Granada no para de ser noticia. Es un dudoso mérito del señor “Salvador” y de los señores Díaz, Moreno y Aguirre. Son el “Dream Team” que nos ha tocado para gobernar en la Junta de Andalucía y en el Ayuntamiento de Granada en estos tiempos tan difíciles.

Consecuencia de salir en los telediarios, desde el Cabo de Gata hasta el de Finesterre, ya todo el mundo conoce que en Granada cuenta con una universidad, una calle llamada Ganivet y una pequeña placeta mirador, la de Carvajales, en el Albaicín. Y no, no ha sido porque la UGR, con casi 500 años de historia, sea una de las más prestigiosas nacional e internacionalmente. Tampoco porque a nadie se le haya desatado la curiosidad por conocer a uno de los precursores de la Generación del 98. Ni tan siquiera porque alguien se haya preguntado el origen de los nombres de las principales plazas y placetas del Albaicín.

Lo de la calle y la placeta referidos son de esos puntos negros al margen de la ley, como dicen los propios jóvenes, que exigen un mayor control por parte de la Concejalía responsable de la seguridad a tenor de los que no dejamos de conocer desde hace un par de semanas, aunque los vecinos de una y otra ya sufran desde hace más tiempo. Está claro que es mucho pedir, visto lo visto. Lo esperable, después de este descontrol de botellones y de fuegos artificiales, era asumir errores y proponer soluciones. Nada más lejos de la realidad. Al Dream Team se le ocurre cerrar la Universidad de Granada. De nota. Y de cum laude la explicación del señor “Salvador”: la solución dada fue para dar “un toque a los jóvenes”. Sin palabras.

Y de aquellos barros, estos lodos. Un nuevo caos llegó a la ciudad. Granada se divide entre quienes apoyan a la hostelería en contra de los jóvenes, quienes defienden a la UGR en contra de la hostelería, y por último, quienes defendemos que la COVID está en la calle y las medidas han de ser estructurales e implicando individual y colectivamente a toda la ciudadanía. Como era previsible, el “toque a los jóvenes” como única medida, no se podía sostener en el tiempo por ser ridícula y por no contar con ningún tipo de fundamento científico. Ya sabemos lo que ha venido después.

Y mi pregunta es, además de acusar y culpar a jóvenes, a la UGR y a la ciudadanía en general, ¿PP y CS tienen previsto formar parte de la solución? Es más, ¿tienen alguna solución?

En Andalucía, en el ámbito de las competencias asignadas a la autonomía, se podría haber reducido la ratio en las aulas, incrementado el número de docentes en los centros educativos y comprado ordenadores para el alumnado más afectado por la brecha digital. En el ámbito sanitario se podría haber aumentado el número de profesionales en los centros de atención primaria y en los hospitales, incrementado la plantilla de rastreadores o incrementado el número de PCRs en la población andaluza.

En Granada, haberse anticipado a las previsibles consecuencias de un puente descontrolado, detectando y actuando en los puntos más conflictivos de la ciudad e incentivando al sector del comercio y la hostelería para amortiguar las serias dificultades por las que están pasando, por poner algunos ejemplos. Ya podrían aprender del Gobierno de España. Medidas como los ERTES, el salario mínimo vital o los 16.000 millones de euros para las comunidades autónomas, son una muestra de ello.

Bienvenidas sean todas las medidas que sirvan para frenar esta nueva ola de la pandemia. Pero todas, no solo las que afectan a la responsabilidad de la ciudadanía, del autónomo, del restaurante o de la UGR. La responsabilidad compartida incluye a quienes nos gobiernan. Cuando señalas con un dedo, otros tres te apuntan.

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Columnista
Jacobo Calvo

Secretario de Organización del PSOE de Granada capital y docente

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