miércoles 15 mayo
Opinión  |   |

Besos en el entorno laboral

Me encantaría que esta columna versara sobre una historia personal de un escarceo amoroso en la oficina, muy estilo Los Bridgerton, donde me diera unos besos secretos con un apuesto compañero en la sala de las fotocopias. Pero lamentablemente esto no ha ocurrido, y de haberlo hecho, sería lo suficientemente pudoroso para mantenerlo oculto. Lo que no me genera ningún tipo de pudor o vergüenza es poner sobre la mesa uno de los pocos micromachismos que, si nos ponemos de acuerdo, se pueden atajar de raíz: Dar dos besos a las mujeres en el entorno laboral.

Totalmente anacrónico, disgregador y que genera tensiones innecesarias. Me gusta pensar que en 2024 la posición de la mujer en el ámbito laboral ha, no solo evolucionado, sino también mejorado, para ser tratadas como sus compañeros varones. Hasta que llega una reunión y se clarifica, incluso antes de empezar y de forma bien visible, las diferencias entre hombres y mujeres.Para ellos, fuertes y oficiales apretones de mano, para ellas, cariñosos dos besos. Siempre, pregúntale a quien sea y te dirá que en sus trabajos ocurre igual.

Entiéndase que no estoy en contra de ser afectuosos y humanizar las relaciones laborales. Soy el primero en buscar un clima agradable y distendido, pero siempre buscando la igualdad, tanto en forma, como en fondo, entre todos sus miembros. Puedo entender un beso o abrazo entre compañeros y compañeras de trabajo que llevan tiempo sin verse, que vuelve de vacaciones, de una baja o que por el propio desempeño de sus funciones se ven de tarde en tarde, pero no me cabe en la cabeza dar dos besos a alguien con el que no has cruzado ni dos palabras y que, seguramente, verás en muy pocas ocasiones más durante tu vida.

Yo evito dar dos besos en casi cualquier circunstancia, dentro y fuera del trabajo. No es cuestión de intimidad, es cuestión de respeto por el espacio personal de cada uno. Durante el COVID todo el mundo entendimos perfectamente lo que era la distancia personal, aquel metro y medio que nos mantenía a salvo unos a otros.

Me gustaría hablar de la proxémica, que, según la RAE “estudia las relaciones de proximidad o alejamiento entre las personas y los objetos durante la interacción”. Es decir la distancia que las relaciones deberían, usualmente, mantener. Se divide en cuatro zonas: El espacio íntimo, (hasta los 45 cm alrededor de la persona), el espacio casual - personal (desde 45 cm a 120 cm), el espacio social-consultivo, (desde los 120 cm hasta los 364 cm) y el espacio público (desde los 365 centímetros hasta el límite de lo visible).

Considero que una relación laboral, entre compañeros/as con confianza, se encontraría en el espacio casual - personal, pero con otros más alejados, o proveedores, personal ajeno a la empresa o compromisos lejanos se encontraría directamente en el consultivo. Así que tengo claro que todo el mundo necesitamos nuestros 120 cm de espacio para estar tranquilos, y así lo seguiré haciendo.

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Columnista
Gafas Amarillas

Periodista y Creador de Contenido

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