El 'adelantazo'
Adelantadilla. Susana es una adelantadilla, como esas adolescentes que quieren jugárselas como mujeres y viven con doce años lo que tienen que disfrutar a los veinte. Fue adelantada de Griñán, quien dio un paso atrás por el ERE que ERE, y se colocó delante de todos como la primera presidenta de la Junta, mujer, y también la primera que no salió elegida como resultado de una cita electoral. Se entiende la inexperiencia de Susana en las lides electorales, porque su hábitat y espacio de actuación han sido los despachos del poder, donde fue la primera en postularse para presidente. Sobresalía en las Juventudes del PSOE, donde también fue una adelantadilla al incorporarse a la política. Dice que no se lleva con IU, su socio en el gobierno andaluz, y es que las medias no son buenas, solo cuando se deslizan hacia abajo por las piernas de una bella mujer. Acaban mal. En esto de la política es esperar el momento y que se pase el arroz, y Susana se ha adelantado a cualquier previsión.
Encontrar el sitio. Susana, la misma que se fue a Italia a ver al Sevilla en la final de la UEFA, aquella que veía pasar sin decisiones los consejos de Gobierno, quien desahució su imagen de política social con la cuestión de La Corrala sevillana, ha encontrado su sitio, en el sentido más estricto del término taurino, al adelantar las elecciones. De repente, que no se lleva con IU, porque y si Podemos puede, y si se lían los dos partidos… Susana sabe bien cómo colocarse el bastón, que diría mi admirado Antonio Gala. La estrategia es de libro, y las encuestas le dan la mayoría absoluta ahora, porque esto cambia más que los precios. La noticia del ‘adelantazo’ ha pillado a todos en bragas. Podría haber tenido la misma celeridad en sus escasas acciones, porque de palabra va muy rápida la presidenta. No sé si es inteligente, pero lista, un rato. Lo de su embarazo, la verdad, que ha colocado a la oposición en una situación embarazosa, valga la insistencia verbal.
Dos por uno. ¿Por qué no hacer coincidir las municipales con las autonómicas? Porque el momento y el sitio es en marzo, cuando no hay capacidad de reacción. Y que así los ciudadanos pagan dos veces, los torturan con mensajes y promesas doblemente. Y mientras elegimos, la casa sin barrer. ¿Por qué es ingobernable ahora y no hace unos meses? ¿Cómo en combustión espontánea se han encendido los enfrentamientos con IU? No sé, pero parece más irresponsable el oportunismo electoral que haberse mantenido en el gobierno o bien haber planteado el adelanto electoral de otra manera. Se va a saco. ¿Y los ciudadanos que soportan una insoportable tasa de paro?
¿Podrán?. Podemos se encuentra ahora con una importante doble cita electoral en Andalucía, cuando todavía no ha decidido sus candidatos a las municipales y ahora tendrá que elaborar sus listas andaluzas, y con lo que eso les lleva. El funcionamiento estrictamente democrático y popular, casi asambleario de Podemos los hace lentos ante una propuesta electoral como la andaluza, ante este adelantazo. Deberán acelerar los procesos y agilizar la toma de decisiones. Pero seguro que, para pesadilla y malestar de Díaz, podrán hacerlo. Hay que hacer frente a unos políticos que piensan más en mantenerse en el poder, en el fin mismo de la política, que en su carácter de medio para transformar la sociedad y atender a los ciudadanos. Ya se verá, pero es aterrador escuchar juramentos y compromisos de Susana para decir y destacar que si gana en Andalucía no se irá a Madrid, a disputarle a Sánchez la candidatura a la presidencia del Gobierno. Ya saben aquello de ‘excusatio non petita; acusatio manifesta’.
Un poquito de por favor. Habrá un día en el que tengamos unos políticos que valoren a sus electores más allá de la cita con las urnas, que mimen a los ciudadanos, que nos protejan, que atiendan sus necesidades, que luchen por la igualdad y la justicia, que se puedan sentir de verdad ciudadanos y no meros números en las encuestas, o que simplemente atiendan esos principios constitucionales del 78, de ese régimen que tanto defienden tan solo por mantener su propio estatus. Un cambio, por favor.
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