lunes 6 mayo
Opinión  |   |

Granada, más de lo mismo

Granada es una ciudad que atrae con una fuerza irresistible. Es como un potente imán que lleva incorporado una vis atractiva natural que envuelve, que ofrece acomodo, calidad de vida. Es tierra de acogimiento y mestizaje, de ello, hay huella histórica, que permanece. Así tenemos lugares emblemáticos como La Alcaicería, El Realejo, El Campo del Príncipe, La Plaza de Isabel La Católica, Torres Bermejas, Plaza Nueva, Plaza Bib-Rambla, El Zacatín, El Albayzin, El Sacromonte, La Puerta Elvira, La Plaza de la Mariana y, por supuesto, La Real Chancillería, La Catedral, La Alhambra y, por supuesto, la Universidad de Granada. Pero, también tenemos maravillas naturales, como Sierra Nevada, La Alpujarra, El Altiplano, El Poniente y La Costa. Toda esa belleza sirve como reclamo mundial para que Granada sea visitada, sea conocida.

A Granada acuden millones de turistas cada año que se quedan prendados de nuestra riqueza cultural y natural. El turismo es hoy un motor principal de la economía granadina a la que aporta un 12% de su Producto Interior Bruto. Sin embargo, toda esa riqueza no tiene especial incidencia en la población granadina que sufre un desempleo superior al 20%, además de que un tercio de la misma sigue en riesgo de exclusión social al no recibir ingresos superiores a 530, 00 euros mensuales y, miles de familias trabajadoras tienen dificultades para llegar a final de mes y no pueden disfrutar de unos días de vacaciones.

Son datos demoledores que persisten en Granada, década tras década y que nos acompañan como parte de nuestra vida, sin que se perciba un atisbo de mejora, sin que haya habido un gobierno municipal que haya, siquiera intentado, desarrollar políticas locales que tengan como finalidad el desarrollo del municipio y sus habitantes, generando bienestar social, mejorando las condiciones de vida de la población a través de los servicios públicos municipales e inversión municipal, impulsando la economía local y el buen empleo. Incorporando la cultura del trabajo socio productivo del municipio, mediante la buena utilización de los recursos naturales, medioambientales, tecnológicos, técnicos, financieros, físicos y humanos con los que cuenta el municipio, estimulando el progreso de la ciudadanía en proporción con sus necesidades y capacidades, es lo que se conoce como desarrollo local, que se constituye como pieza básica de la defensa y avance del estado de bienestar y de la democracia, promoviendo e impulsando la transformación del aparato económico local en una herramienta que genere beneficios a las personas.

La actual alcaldesa de Granada, la señora Carazo, al igual que sus predecesores, parece poco interesada en esas políticas locales, como pueden ser poner marcha el Consejo Municipal de Comercio y elaborar un Plan Estratégico que impulse el comercio local de proximidad creando sentimiento de pertenencia y cohesión social. No, ha ido literalmente en sentido opuesto declarando al municipio de Granada como Zona de Gran Afluencia Turística, lo que beneficia a las grandes superficies comerciales y lesiona gravemente al pequeño y mediano comercio granadino y perjudica los derechos de las trabajadoras y trabajadores.

Así mismo, consolida un modelo de contratación pública centrado en la privatización de servicios públicos municipales, obviando las guías para la incorporación de la innovación como uno de los criterios de adjudicación y nada sobre la creación de un Registro municipal de autónomos para llevar a cabo contratos menores de servicios y obras o, la creación de un espacio de coworking público municipal, al que tengan acceso prioritario personas jóvenes.

Del actual gobierno local se desconoce su programa, del que no se sabe más detalle que se quiere una “Granada que siga avanzando sin que nos podamos permitir el retroceso que representa el PSOE de Granada que durante 37 años ha tenido condenada a la provincia. Juanma Moreno ha demostrado que podíamos crecer y transformarnos como está ocurriendo”. La propuesta que el partido popular hizo en las elecciones municipales de mayo pasado sobre turismo, según se lee en su página web, básicamente, consiste en que La Alhambra seguirá invirtiendo en la recuperación patrimonial de su entorno inmediato y trasladar el Museo de Bellas Artes de Granada al centro de la ciudad, instalando un punto de venta directo de entradas en el Corral del Carbón. Todo esto y nada, es lo mismo.

El modelo de turismo que se sigue es el de gentrificación, que va destruyendo nuestra riqueza cultural y turística, que en nada repercute en la población granadina, que sigue instalada en los parámetros de pobreza, desempleo y precariedad salarial antes señalados. Una política local acertada sería facilitar otros alojamientos como los albergues, los colegios mayores o las residencias universitarias, estimulando al empresariado local de turismo frente a los grandes lobbies del sector que operan en la capital, prestando especial atención a las propuestas vecinales que son de integración y no de expulsión de los residentes en barrios como el Albayzin, el Sacromonte o el Realejo.

El más de lo mismo, es ir a peor. Granada necesita que esa fuente de riqueza se utilice en interés de la ciudad, que sea sostenible y genere bienestar a las personas que habitamos en Granada y no convertir a esta en un parque temático.

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Columnista
Salvador Soler

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