martes 19 marzo
Opinión  |   |

La tramoya de las derechas

Estoy cansado de tantas excentricidades, del postureo, de la equidistancia, del todos son iguales, de las mentiras, de las sobreactuaciones, del tweet y del retweet… Sí, estoy hablando de estos personajes que nos han caído en desgracia en el peor momento que nos ha tocado vivir debido a la pandemia. Denigran a la política y ofenden a la ciudadanía.

Son personajes elegidos por ser extravagantes y ridículos en sus planteamientos. Logran colocarse el foco. Son tan narcisistas, que lo único que les importa es que hablen de ellos aunque sea mal. Captan la atención mediante el insulto, el desprecio y la falacia. Se omite intencionadamente la gestión para no delatar sus oscuras intenciones. Tienen que desviar la atención con eslóganes para reclutar a quienes sienten perder sus privilegios, tocando su fibra emocional, para seguir alimentando un miedo irracional carente de lógica alguna. “Socialismo o libertad” dicen en Madrid Ayuso o García Egea. No se puede ser más ridículo. En Granada, el oficioso alcalde del PP, Luis Salvador, tampoco se queda atrás con similares exabruptos.

A esta cohorte se suman las aguas mansas. Refugiados en una sonrisa amable, en las buenas palabras y en una mirada cándida, esconden tras de sí un ataque permanente contra los servicios públicos, la educación, la sanidad, los trabajadores o la PYMES, por citar algunos ejemplos. Es el juego del ilusionista. Te desvían la atención. Es poco transparente, deshonesto y desleal con la ciudadanía; pero quienes carecen de estos valores no tienen dilema ético alguno para llevarlo a cabo. Moreno Bonilla es el icono que mejor representa este perfil. El martes, sin ir más lejos, anunció una bajada de impuestos. Olvidó decir que era para las rentas más altas.

Y por último, el gran truco final: desactivar a quienes se les pase por la cabeza votar a la izquierda. Si hace falta rebajar el nivel político a lo absurdo para generar desconfianza, hágase. La clave para PP y VOX es conseguir que la ciudadanía perciba que todos lo políticos son iguales. Si lo logran, ellos ganan. De todos es sabido que su electorado no tiene más filtro que el de mantener sus privilegios.

Las derechas adolecen de perfiles éticos, formados y comprometidos con la ciudadanía. Fíjense al punto que hemos llegado que a políticos serios, sensatos, dialogantes y prudentes como es el caso de Ángel Gabilondo, se les ridiculiza por ser sosos. Gabilondo representa el perfil político añorado por buena parte de la ciudadanía. Entre la estridencia de unos y la responsabilidad de otros, tengo claro con quien me quedo. Sus formas delatan su fondo. Esto va de fascismo o democracia.

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Columnista
Jacobo Calvo

Secretario de Organización del PSOE de Granada capital y docente

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