Luna creciente (El atroz silencio) (6-4-2015)
El atroz silencio
El silencio era tan locuaz, tan hablador, tan estruendoso, que el presidente exclamó: Que alguien hable… Que alguno diga algo… Que estáis aquí para hablar… Nadie alzó la voz en aquella reunión popular de mandamás traídos desde todos los rincones del imperio autonómico y central. El silencio era alucinante. Se mascaba. Se oía el silencio. El silencio hablaba. Era una mudez asustada por decir algo que fuese incorrecto e inconveniente en lo relativo a la política marcada por el presidente, y salir de la fotografía inmediatamente. Y en medio de aquel silencio tan solemne y espectacular, una voz ronca y deífica atronó desde los cielos etéreos de forma mayestática y proveniente del Padre que es aconsejado por el Hijo y el Espíritu Santo: “Esto lo escribió Pedro Calderón de la Barca, uno del Siglo de Oro de las letras españolas, y vosotros deberíais de conocerlo… ‘Cuando tan torpe la razón se halla, mejor habla, señor, quien mejor calla’". Todos enmudecieron aún más. Y el miedo se hizo latente. Y las caras de terror se desataron cuando la misma voz volvió a hablar: “Aunque se desea la pereza de los malandrines y la mudez de los lerdos, yo os digo que debéis de bajar los impuestos; que retoméis el camino de volver a las prestaciones sociales sin miedo a ser intervenidos por la Unión Europea; que dejéis a un lado los recortes en los sueldos mensuales de todos los trabajadores, dependientes, viudas y jubilados; y que volváis a la senda imperial de dar dineros en becas a los estudiantes con poca capacidad económica. Y finalmente, oís incautos y posibles perdedores de elecciones municipales y generales: Das fondos a la investigación. Y aunque seáis zurupetos, camastrones y conservadores”.
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