Luna creciente (Y se acabó la diversión...) (26-1-2015)
Y se acabó la diversión…
Y se acabó la diversión, no la corrupción, llegó el presidente de honor y mandó callar…
El PP llama a Aznar para salvar las elecciones todas, pero el presidente de honor Aznar, como el Cid Campeador atado sobre la silla de Babieca, les echa una regañera de cojón de ballena boreal. Aduce Aznar, don José María, que él nunca se ha ido a ninguna parte y que siempre ha estado aquí. Y todo el personal enloquece. Menos Rajoy, que enrojece al verse tan señalado. Cosas de los conservadores. Aunque en lo que no estamos seguros es que en España se necesite al PP para que el Imperio también enloquezca, ese en el que se pone el sol, y empiece a caminar por las sendas imperiales que conducen a un desempleo mínimo, a un Estado Social totalmente íntegro con una educación y una sanidad universales gratuitas, a unas pensiones dignas y a que los bancos y cajas de ahorros no roben, por ejemplo. Y a que todas las demás cosas política y económicas se normalicen, por ejemplo, erradicando la corrupción política y empresarial y a las otras cosas que hacen que todos seamos, de verdad, iguales ante la Justicia. Se le observa al señor Aznar, don José María, con un marcado rictus de dolor lacerante en su rostro de adalid cristiano. Y quizá sea porque el tal Bárcenas tiene al PP en estado de trauma y cogido, esto perece deducible, por la misma overa y apretándola como un demonio enloquecido que tiene millones de euros escondidos en paraísos fiscales con testaferros amigos y con unos papeles, los papeles del tal Bácenas, que pueden hundir al PP llevándose por delante y por detrás al señor Rajoy, a su guardia pretoriana y a todos sus palmeros. No nos gusta el gesto del señor Aznar, no. Y porque no nos enloquece que los jubilados políticos ganen batallas. Se lo ponen a huevo, a Podemos. Chirrín chirrán.
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