martes 19 marzo
Opinión  |   |

Se acabó el vodevil

Granada ya tiene nuevo alcalde. Tras semanas de incertidumbre y bochornoso espectáculo finalmente dimitió Luis Salvador (Cs) y ha sido elegido Francisco Cuenca (PSOE) para presidir el Ayuntamiento de Granada.

Esperemos que por fin el gobierno de la ciudad tenga un tiempo de estabilidad y sosiego. No está la situación para más experimentos ni para más patéticas aventuras. A la gravedad de la nefasta situación financiera que las arcas municipales vienen arrastrando desde hace años se añade la crisis sanitaria y sus efectos catastróficos sobre la economía y la sociedad granadina. Lo que menos necesitaba Granada es un gobierno dividido, roto y enfrentado de forma permanente. Aunque la ruptura del bipartito PP-Cs se haya escenificado en los últimos meses el conflicto venía arrastrado desde el día después de las elecciones de 2019. Y es probable que el enfrentamiento en la derecha perdure hasta el final del mandato,aunque afortunadamente ahora será en la oposición, sin mayores riesgos para la ciudad.

Los conflictos en el bipartito PP-CS (apoyado externamente por VOX) no sólo eran entre los partidos sino también dentro de cada uno de ellos, por mucho que hacia afuera se intentase dar la imagen de unidad realmente cada cual iba por libre y a su interés. El resultado ha sido la parálisis del Ayuntamiento. Baste como ejemplo de esa incompetencia la situación de los principales contratos de servicios. El de Ayuda a Domicilio (más de 14 millones anuales) venció el año pasado y está prorrogado forzosamente. El de Recogida de Basura y Limpieza Viaria (40 millones anuales) cumplió también el año pasado e igualmente ha sido prorrogado forzosamente. Tras cincuenta años de vigencia finalmente se ha llegado tarde a su renovación, con todo el sobrecoste y falta de adaptación a las nuevas necesidades que esto supone. Los contratos de Deportes también han sido renovados fuera de plazo.

No han sido resueltos los déficits de dotación en los Servicios Sociales. Tampoco se ha afrontado el problema de los centenares de interinidades en abuso de temporalidad que nuestro Ayuntamiento acumula. Las contradictorias medidas de movilidad han llevado a deshacer en escasos meses lo que se había realizado antes, con el subsiguiente despilfarro de costes.

El déficit de las cuentas municipales ha seguido creciendo, alcanza los 64,5 millones (19 millones en 2014). El único indicador favorable ha sido el Periodo Medio de Pago a Proveedores, que se ha rebajado hasta los niveles de junio de 2016, aunque una parte del mérito se debe sin duda a la Medida 5, aprobada por el gobierno central para permitir una moratoria en la amortización de préstamos bancarios, lo que ha facilitado una mayor liquidez a las arcas municipales durante estos dos últimos años.

Este relevo en la alcaldía, con todas sus diferencias, parece un déjà vu del que aconteció en 2016. El mismo nuevo alcalde y una nueva crisis que vuelve a dinamitar el gobierno de la derecha. Entonces fue por la detención e imputación del anterior alcalde, José Torres Hurtado (PP) y otros concejales, por presuntos delitos de corrupción. Ahora por la clamorosa y múltiple ruptura interna en el bloque de la derecha gobernante.

Siempre la derecha, la que presume de buena gestión, no sólo ha llevado al Ayuntamiento a la ruina sino que también ha generado el peor de los ridículos. Ojalá sus votantes tomen nota y no haya una tercera ocasión.

Pero es tiempo de mirar al futuro. No creo en milagros pero sí en el buen trabajo, sensato, coherente, perseverante y honesto. Y eso es lo que hay que exigir al nuevo gobierno municipal. No es momento de pretender convertir el gobierno en un escaparate para ganar unos votos en 2023 sino de arremangarse y echarse la institución y la ciudad a las espaldas, pensando en lo mejor para los granadinos y no para el propio partido. Se necesita transparencia y realismo. La gente de Granada tiene derecho a saber en cada momento lo que sucede, lo que se puede y lo que no se puede hacer, conocer y participar en la elección de las prioridades. Nada se solucionará en dos días pero sí se pueden poner las bases para una recuperación a medio y largo plazo.

Los retos son conocidos. Poner a Granada en el mapa de Andalucía y España. Mejorar los servicios públicos esenciales de la ciudad. Apoyar al tejido productivo, apostar por un modelo de turismo de calidad, compatible con la vida de las personas residentes. Trabajar para que Granada se convierta en un referente en Inteligencia Artificial y Ciencias de la Salud. Defender el Parque de las Ciencias y la Escuela Andaluza de Salud Pública, reivindicando para Granada la sede del anunciado Instituto Andaluz de Salud. Recuperar la Azucarera para la ciudad. Reclamar sin descanso la ejecución del Corredor Mediterráneo al que se unan enlaces hacia Motril, Jaén o Lorca. Afrontar los problemas de empleo, movilidad, contaminación, vivienda, medio ambiente, Vega, Área Metropolitana... Con especial atención a los Servicios Sociales y la Cultura.

En definitiva, recuperar la propuesta de Pacto por la Ciudad que en su día propuso Unidas Podemos, que aprobó el pleno municipal, cuyos trabajos estaban muy avanzados pero quedaron olvidados tras la firma del pacto presupuestario (del codo) entre PP-CS-PSOE. El nuevo alcalde se ha comprometido públicamente a hacerlo. Pongámonos a ello, no hay tiempo que perder.

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Columnista
Miguel Martín Velázquez

Portavoz de Podemos Granada

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